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El castrismo, proxeneta con apoyo de medio mundo

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Por Roberto Álvarez en DDC

Érase una vez un país que producía cada vez menos y exportaba muy pocos bienes. Sin embargo, importaba mercancías por un valor 4,5 veces superior al de las exportaciones, pese a que no tenía acceso a créditos internacionales…’

Érase una vez un país que producía cada vez menos y, por tanto, exportaba muy pocos bienes. Sin embargo, importaba mercancías por un valor 4,5 veces superior al de las exportaciones, pese a que no tenía acceso a créditos internacionales, pues no pagaba la deuda que tenía con sus ingenuos acreedores, y ya habían fallecido los mecenas internacionales que le obsequiaban divisas al Gobierno.

Sí, eso mismo, estoy hablando de Cuba, que según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) en 2022 exportó bienes por valor de 2.170 millones de dólares, pero importó mercancías por 9.833 millones de dólares valor CIF (costo, seguro y flete), o sea, que el Gobierno castrista paga el precio de la mercancía, el seguro y la transportación hasta un puerto cubano. Eso causó un déficit de 7.535 millones en la balanza comercial de bienes.

Si a esas exportaciones de bienes se suman la exportación de verdaderos servicios, lícitos, como los 878 millones de dólares obtenidos por el turismo; 125 millones de dólares por los servicios de telecomunicaciones de ETECSA, y 13 millones de dólares por servicios de «esparcimiento, culturales y deportivos», igualmente eso arroja un déficit comercial total de 4.349 millones de dólares.

¿Cómo se pudo financiar ese déficit y pagar las importaciones? ¿Le robó Raúl Castro a Aladino su lámpara maravillosa?

Veamos, cuando alguien gasta más dinero del que recibe con sus ingresos es por algunas de estas razones: 1) tiene dinero ahorrado; 2) posee activos vendibles; 3) lo pide prestado; 4) alguien se lo regala; 5) lo roba; 6) chantajea a alguien. Y aquí se ven claritas las pezuñas al quinto y al sexto punto.

Es una vergüenza con complicidad de medio mundo y de la ONU

El régimen afirma que el déficit se financió básicamente con la «exportación de servicios de salud humana y de atención social», que traducido correctamente al castellano significa «explotación de médicos cubanos en el extranjero como esclavos decimonónicos». A esos galenos en 2022 les robaron 4.882 millones de dólares, el 80%, o más, de sus salarios.

Y es que la dictadura los considera braceros de propiedad estatal para captar a la fuerza las divisas que la «revolución socialista» es incapaz de generar nacionalmente. Encima, los médicos les secuestran sus pasaportes, los confinan en áreas controladas por segurosos del MININT, son vigilados todo el tiempo y no les permiten que estén acompañados de sus cónyugues e hijos.

Por eso, a mi modo de ver el régimen castrista es un «chulo» (así se le llama en Cuba al proxeneta) internacional: no trabaja, vive del dinero que «le chulea» (quita a la fuerza) a decenas de miles de médicos y otros profesionales en más de 60 países; y también de lo que «le saca» a la emigración cubana; y de lo que «le tumba» a la comunidad internacional, ayer a la URSS, al CAME y a Venezuela, y ahora a gobernantes populistas que desprecian al pueblo cubano, como Andrés Manuel López Obrador y muchísimos otros.

Eso es una gran vergüenza para la comunidad internacional del siglo XXI. Y para la ONU, que mira para otro lado en vez de velar por el debido respeto a la Declaración Universal de los Derechos Humanos firmada en París en 1948. No sanciona a la cúpula mafiosa castrista, ni le exige que ponga fin al esclavismo moderno disfrazado.

Ello sin duda expresa el control o la influencia que tienen la izquierda populista y los gobiernos autoritarios en el máximo organismo mundial, donde constituyen la mayoría. Baste decir que Cuba, gobernada por una tiranía comunista, que por su propia naturaleza totalitaria viola masivamente los derechos humanos, integra el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Y están también las dictaduras comunistas de China y Vietnam.

El propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres, es un militante socialista portugués. Y hasta no hace mucho la Alta Comisionada para los Derechos Humanos era la expresidenta socialista de Chile, Michelle Bachelet, admiradora confesa de la dictadura castrista.

Pero lo más importante aquí es que este crimen castrista de esclavismo moderno no se podría cometer sin la complicidad de los más de 60 gobiernos que contratan a los médicos cubanos. Son conscientes de que La Habana le quita a cada galeno ocho de cada diez dólares ganados con su trabajo profesional.

El chantaje a quienes «no los queremos, no los necesitamos»

La segunda fuente de divisas del castrismo, por su cuantía monetaria, para financiar el déficit comercial y pagar importaciones es la explotación sentimental de los lazos familiares entre cubanos residentes en la Isla y los de «afuera», para que estos últimos envíen divisas a Cuba. Se estima que en 2022 enviaron unos 1.500 millones de dólares. Con la práctica esclavista y el dinero de la diáspora se financió un 80%, más del déficit en la exportación de bienes.

Y eso se logra con lo que en la práctica podemos calificar tranquilamente de chantaje. El régimen les dice a los cubanos emigrados: «o envían dinero y paquetes con alimentos y medicinas a su gente aquí en la Isla, o pasan hambre, pueden morir de enfermedades curables, no tienen ropa que ponerse, ni jabón para bañarse».

Vaya ironía. Esos hoy financistas involuntarios de la economía cubana son a los que ayer Fidel Castro insultaba y les repetía: «Que se vayan, no los queremos, no los necesitamos…»

Durante varios años el dinero recibido de los «gusanos» en el exterior fue la principal tubería de divisas hacia Cuba, con casi 7.000 millones de dólares anuales entre remesas, paquetes, el dinero llevado en el bolsillo por los cubanos que viajaban a la Isla y por las «mulas».

Ya no es así. El monto ha disminuido, sobre todo el de las remesas en efectivo, que de unos 3.500 millones en 2018 cayeron a menos de la mitad en 2022, a pesar de que la complaciente Administración Biden reanudó los envíos de remesas a Cuba vía Western Union, con licencia para enviar decenas de miles de dólares anuales por remitente.

El descenso se debe a tres razones: 1) en los últimos tres o cuatro años han emigrado casi 500.000 cubanos que en su mayoría eran receptores de remesas, de emigrados visitantes y de «mulas» con dinero a cuestas; 2) miles de cubanos siguen emigrando, o quieren hacerlo pronto, y sus familiares en vez de enviarles cash asumen los altos gastos para que puedan emigrar; 3) muchos emigrados han reducido sus envíos de dinero por la inflación que los golpea, y por otros factores.

O sea, en Cuba hay menos personas a las que enviarles remesas y paquetes, y menos familias recibiendo a emigrados con dinero de verdad en sus billeteras.

Turismo en baja, y el golpe sucio de la reexportación de petróleo

Luego, como tercer financista de Cuba viene el turismo, pero con menor protagonismo. Los 1,6 millones de turistas recibidos en 2022 aportaron menos de 880 millones de dólares, un desplome del 66% con respecto a los 2.650 millones de dólares captados en 2019.

En cambio, República Dominicana registró en 2022 un nuevo récord al recibir en 2022 a 8,4 millones de turistas que gastaron allí 8.406 millones de dólares, diez veces más que en Cuba, que dispone del doble de territorio y de muchas más playas.

Ah, y los ingresos por turismo son brutos, un espejismo, pues a esa cifra hay que descontar entre un 55% y un 60% de dólares que el castrismo tiene que gastar en el extranjero en las importaciones de casi todo para que el sector turístico pueda funcionar.  En términos netos lo que dejó el turismo en Cuba no debe haber sobrepasado los 450 millones de dólares.

Finalmente, hay un cuarto pagador de importaciones, que es un sucio golpe bajo a los cubanos. El régimen reexporta parte del petróleo y gasolina que recibe con descuento de «países amigos», pese a su angustiosa escasez en Cuba. Lo hace sigilosamente, incluso en alta mar, y no aparece en las estadísticas oficiales.

Conclusión: si el castrismo de hecho es hoy un proxeneta que vive de explotar a los cubanos de dentro y de fuera de la Isla, se debe al tácito apoyo cómplice de más de 60 países, de la ONU, y el silencio de los gobiernos de América Latina, Europa, África, Asia, y de EEUU.

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