En las últimas semanas, el debate sobre Venezuela se ha intensificado, en gran medida debido a la presión militar ejercida por la Administración Trump sobre el régimen de Maduro. Esto ha llevado a diversas figuras políticas, periodistas y analistas a reexaminar la historia reciente de Venezuela y las causas que impulsaron al régimen de Maduro a provocar el peor colapso económico jamás registrado en Occidente: una contracción del PIB del 80 % en menos de una década. La crisis resulta aún más impactante si se considera que Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo.
Por: Emmanuel Rincón – The Daily Economy
Al igual que en el caso de Cuba , los defensores del régimen venezolano han atribuido el colapso económico del país a las sanciones estadounidenses —a las que erróneamente denominan “bloqueo”— en lugar de al modelo político, económico y social impuesto por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Dicho modelo trajo consigo controles estatales masivos, expropiaciones, corrupción , persecución de la oposición y la prensa, la destrucción del estado de derecho y la eliminación de las garantías judiciales para la inversión.
Recientemente, el Dr. Steve Hall, profesor de la Universidad de Teesside en Inglaterra, argumentó en X que las sanciones estadounidenses eran responsables del deterioro económico de Venezuela. Tras recibir numerosas críticas , hizo privada su cuenta , pero este fue el gráfico que compartió:

El gráfico muestra que, a partir del año 2000, la economía venezolana experimentó un auge, impulsada por un fuerte incremento en los precios del petróleo. Cuando Hugo Chávez y su movimiento socialista llegaron al poder, el petróleo se cotizaba en torno a los 18 dólares por barril, debido en gran medida a la crisis financiera asiática de finales de la década de 1990. Sin embargo, en 2003, tras la invasión estadounidense de Irak, la OPEP redujo la producción y diversos factores globales elevaron los precios por encima de los 100 dólares por barril, lo que otorgó al régimen venezolano una riqueza sin precedentes, que utilizó para consolidar el poder en el país y financiar la expansión de la revolución en América Latina.
Las cinco fases del socialismo
Durante años, he explicado las cinco etapas por las que pasan las economías socialistas una vez que toman el poder:
- Euforia
- Máxima prosperidad
- Impacto de la realidad
- Caer en la miseria
- Estabilización de la pobreza y el totalitarismo
En el gráfico del PIB de Venezuela, podemos ver cómo se desarrolla cada fase con claridad.
Cuando Chávez llegó al poder, el régimen «redistribuyó» parte de la bonanza petrolera mediante misiones populistas que redujeron temporalmente la pobreza. Pero pronto llegaron las severas regulaciones económicas, el control de precios, las expropiaciones, la corrupción desenfrenada, la redistribución sin inversión y la impresión descontrolada de dinero. Con el tiempo, el país entró en la tercera fase —el «choque con la realidad»— cuando la naturaleza represiva del régimen se hizo evidente, la pobreza se agudizó y comenzó el proceso de estabilización de la miseria y consolidación del totalitarismo.
En el caso de Venezuela, la tercera fase comenzó alrededor de 2011, la cuarta alrededor de 2013 y la quinta —la etapa totalitaria— surgió en 2014. Ese mismo año, la crisis migratoria masiva de Venezuela explotó, impulsada por la pobreza y la represión política.
En 2014, aún no se había impuesto ninguna sanción al régimen de Chávez. Aun así, Venezuela registró una contracción del PIB del 4,8 % y una inflación del 68,5 %. En 2015 , el presidente Barack Obama impuso las primeras sanciones individuales contra funcionarios del régimen —congelando activos y revocando visas—, pero Estados Unidos continuó comprando petróleo venezolano y el país siguió comerciando libremente con el resto del mundo. Esta situación se mantuvo hasta 2019, cuando el presidente Donald Trump finalmente sancionó a la petrolera estatal PDVSA , congelando sus activos en Estados Unidos y prohibiendo las transacciones con entidades estadounidenses.
Sin embargo, incluso antes de eso, en 2018 —cuando aún no existían sanciones petroleras— Venezuela sufrió una hiperinflación superior al 130.000% y una caída del PIB del 19,6%. Para entonces, millones de venezolanos habían huido, las colas para conseguir combustible llegaban a durar 48 horas , los apagones eran diarios y la escasez de productos básicos generó un mercado negro de desodorante, papel higiénico, leche y carne.
El efecto contraintuitivo de las sanciones
Washington utiliza las sanciones económicas como herramienta coercitiva para castigar a regímenes antidemocráticos y adversarios estadounidenses, cortándoles el apoyo financiero para debilitarlos o desestabilizarlos. Sin embargo, en el caso de Venezuela, las sanciones tuvieron un efecto paradójico: provocaron una breve recuperación económica.
Permítanme explicar brevemente.
Venezuela es oficialmente un narcoestado liderado por Nicolás Maduro. Según estimaciones conservadoras, la corrupción de funcionarios del régimen ha desviado más de 500 mil millones de dólares, dinero que durante años fue desviado o invertido en Europa y Estados Unidos.
Cuando finalmente se aplicaron sanciones económicas más amplias, el régimen se vio obligado a levantar muchos de sus rígidos controles económicos para sobrevivir. Durante varios años, en Venezuela surgió de facto un “mercado anárquico”, hasta el punto de que medios como The New York Times y Bloomberg afirmaron erróneamente que Maduro estaba “girando hacia el capitalismo”.
En realidad, las élites chavistas, presionadas por las sanciones, tuvieron que retirar sus fortunas de Estados Unidos y Europa y reinvertirlas en Venezuela. Necesitaban repatriar capital, lavar dinero y, al mismo tiempo, paliar la grave escasez que azotaba al país.
Aunque técnicamente era ilegal comerciar con dólares estadounidenses o cualquier otra moneda que no fuera el bolívar, estas restricciones se abolieron de facto, junto con los controles a las importaciones y exportaciones. Los mercados se llenaron rápidamente de productos importados, los salarios del sector privado aumentaron, la producción local se recuperó levemente y, tras una caída del PIB del 80 % en una década, Venezuela empezó a mostrar pequeños indicios de recuperación económica.
En su lucha por la supervivencia, e impulsado por las sanciones, el régimen de Maduro desmanteló gran parte del aparato de control económico socialista, permitiendo involuntariamente que las fuerzas del mercado repararan parcialmente el daño causado por décadas de mala gestión socialista.
Así pues, si bien cabe debatir si las sanciones han sido eficaces para debilitar un régimen antidemocrático y criminal, lo que es indiscutible es que las sanciones provocaron el peor colapso económico jamás registrado en América. La responsabilidad recae plenamente sobre el socialismo mismo.


