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La monumental mentira de Daniel Ortega: del sueño del canal a un cuento chino

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Vía Despacho505

En Nicaragua han habido 72 intentos de construir un canal interoceánico. Ortega se ha sumado a otros caudillos que siglos antes han entregado la soberanía nacional para vender una mentira

Entre las decenas de promesas que Daniel Ortega plasmó en su Plan de Gobierno para las elecciones presidenciales de 2006 destacaba una muy ambiciosa: la construcción de un canal que partiera en dos el país para que barcos de gran calado cruzaran del mar Caribe al océano Pacífico y competir con Panamá.

Para entonces, las líneas de la promesa, recogidas en un cuadernillo color rosado y letras courier, se limitaban a decir que el canal interoceánico sacaría a Nicaragua de la pobreza. El proyecto titánico, que supondría un reto ingenieril para la humanidad, sin embargo, no ha sido más que un amargo y triste sueño para Nicaragua, la segunda nación más pobre de América Latina.

Seis años después de ganar las elecciones, en julio de 2012, los nicaragüenses pensaron que Ortega cumpliría su promesa al enviar a la Asamblea Nacional un proyecto de ley que contemplaba la construcción del ambicioso proyecto canalero en Nicaragua, cuyo costo, primeramente, se estimó en US$30.000 millones. Luego, se elevó a US$50,000 millones.

Se creó una Autoridad del Gran Canal (AGC) que sería la encargada de representar a Nicaragua en el consorcio público-privado a cargo de la obra, y después apareció el magnate chino Wang Jing como el gran inversor de la obra. Rusia, China, Brasil y Venezuela supuestamente habrían estado entre los interesados, pero, al final, Ortega apostó por Jing. 

En número brutos, el “Gran Canal de Nicaragua”, tendría una capacidad inicial para recibir 416 millones de toneladas métricas de carga en 2019, con la posibilidad de aumentarla en 573 millones para 2025. También generaría un crecimiento económico del 13% anual desde 2016, se crearían más de 50.000 empleos directos y unos 500.000 indirectos.

Para el año 2019 ni un solo barco había cruzado el país de este a oeste como prometió Ortega. Al contrario, su gran promesa se fue desvaneciendo con agilidad. Pero Ortega se empeñaba en revivirlo cada vez que podía. Era imposible dejar un proyecto, regulado por ley, que otorgaba una concesión por 50 años, prorrogables a otros 50 años, a la empresa Hong Kong Nicaragua Canal Development (HKND) Group, representada por el empresario chino Jing.

Lo único que HKND Group logró hacer en Nicaragua fue una ‘performance’ en Tola, Rivas, en 2015. Aquel año decenas de maquinarias pesadas se desplazaron en esa zona, cerca al río Brito, como parte de un teatro en el que Laureano Ortega y Wang Jing aparecieron vestidos de camisas blancas, corbata al ombligo y cascos blancos con el logo de HKND. Cortaron una cinta como gesto de inauguración de la obra y se dieron un apretón de manos. Nunca se excavó ni un solo metro de tierra.

“El canal en algún momento será una realidad en Nicaragua”, dijo en más de una vez el dictador Daniel Ortega. Desde la propaganda oficial se proyectaba la idea de que Nicaragua era tema de conversación en todo el mundo por la construcción del canal, tras conocerse por fin la ruta en 2014. La línea por donde pasarían los barcos, elevándose entre esclusas y esclusas, fue divulgada ese año en un mensaje a la nación en el que también estuvo Jing. Otra vez el proyecto cayó en letargo.

El canal que nació destinado al fracaso

El 15 de septiembre de 2022, cuando los nicaragüenses daban por muerto el canal, Ortega dijo que la gran demanda del tráfico internacional hacía necesaria su construcción. Otra vez resurgió el proyecto en el mismo día de la Independencia de Centroamérica. El proyecto estaba destinado al fracaso desde un inicio, pero fue hasta este 8 de mayo cuando Ortega lo reconoció al quitarle la concesión a Wang Jing. El intento de construirlo no fue más que eso. 

El ingeniero Jangeert Van Der Post escribió en 2014 en la revista Envío que en Nicaragua han habido 72 intentos de construir el canal interoceánico. También es autor del libro “El largo y sinuoso camino: razones por las que no ha sido construido el canal de Nicaragua” en el que analiza cómo este proyecto ha estado presente en la historia de Nicaragua a lo largo de los siglos. “Entre los proyectos que no prosperaron por falta de seriedad hubo algunos que no pasaron de ser pura fantasía”, dice Van Der Post.

Antes de Ortega, el presidente Arnoldo Alemán (1996-2001) mostró interés en un canal por Nicaragua. Y antes de Alemán, el dictador Anastasio Somoza. Después que Estados Unidos inauguró el Canal de Panamá en 1914, firmó con Nicaragua ese mismo año el Tratado Chamorro-Bryan, en el que establecía derechos exclusivos para Estados Unidos en la construcción de un Canal por Nicaragua, reseña Van Der Post.

Ese tratado estuvo vigente hasta julio de 1970, cuando Anastasio Somoza Debayle lo revocó. Un dato importante es que desde que los gobernantes de Nicaragua sueñan con una vía interoceánica han estado dispuestos a conceder privilegios a los extranjeros que se muestran interesados en el negocio.  En el caso del Tratado Chamorro-Bryan, Nicaragua recibió un pago único de tres millones de dólares a cambio de entregar derechos perpetuos y exclusivos a Estados Unidos.

Se desconoce si Wang Jing logró aportar alguna suma de dinero al país. Al margen de ello, resulta contradictorio que Ortega, un antiimperialista y patriótico, haya entregado el territorio nicaragüense a un empresario chino por 50 años y con condiciones desventajosas para la soberanía nacional. Y su decisión de este miércoles, según expertos consultados, refleja la poca seriedad con la que él mismo se toma la construcción de un canal por Nicaragua. “La concesión canalera otorgada por Ortega a Wang Jing oficialmente muerta”, dijo la historiadora Dora María Téllez. 

Tras este último capítulo, es probable que Ortega informe a los nicaragüenses que el gobierno de China será el gran inversionista del canal, dada la cercanía que la dictadura mantiene con Pekín. “Seguramente ya tiene otro concesionario más rico y poderoso a quien le piensa sacar otra tajada y vender el país en el proceso”, reaccionó el opositor Juan Sebastián Chamorro. En los próximos días, o meses, se sabrá si el canal sigue siendo un sueño o un cuento chino.  

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