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Las arterias del petróleo: mapa de los oleoductos en el mundo

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La red global de oleoductos suma cerca de 306.580 kilómetros. Estados Unidos, el mayor productor de petróleo del mundo, es el país con mayor cantidad de tuberías

A pesar de los dispares esfuerzos para acelerar la transición hacia energías limpias y renovables, el petróleo sigue siendo la principal fuente de energía a nivel global. Según la Agencia Internacional de Energía, este combustible fósil continúa alimentando casi la mitad del mix energético global y a diario se consumen alrededor de 100 millones de barriles de petróleo en el mundo.

Estos datos no hacen sino confirmar una máxima que lleva marcando el ritmo del mundo desde finales del siglo XIX: por muy grave que sea la crisis climática, el oro negro sigue siendo imprescindible para el funcionamiento de cualquier país y sus derivados forman parte de nuestro día a día.

Pese a esto, la infraestructura a través de la cual viaja el petróleo pasa sin embargo bastante más desapercibida. Se trata de los oleoductos, grandes tuberías de acero que transportan el crudo desde el lugar de extracción hacia las refinerías o las terminales de exportación —como los puertos desde los que zarpan los grandes barcos petroleros— y las zonas de consumo.

Su origen se remonta a la década de 1860, cuando el empresario estadounidense Samuel Van Syckel construyó uno de los primeros oleoductos para unir un campo petrolífero en Pensilvania con las estaciones de tren desde las que se distribuía el combustible.

En la actualidad, la red global de oleoductos en activo suma un total de 306.580 kilómetros, según datos del Global Energy Monitor, aunque esa cifra incluye solo las tuberías de larga distancia o de transmisión y no las de distribución a hogares y empresas ni las de extracción, las puramente industriales. Estados Unidos, el mayor productor de petróleo del mundo con una cuota del 20%, es el país con mayor cantidad de oleoductos de transmisión del mundo con 83.303 kilómetros, seguido de otros grandes productores con amplias superficies territoriales como Rusia (47.298), China (28.613) o Canadá (24.572).

Los oleoductos son el medio más usado para transportar petróleo por los escasos costes extra que acarrean, ya que no requieren de grandes plantillas para ser operados y son infraestructuras longevas, aunque su construcción sí que requiere inversiones millonarias. Y si se trata de tuberías internacionales, también de intensos esfuerzos diplomáticos para garantizar el flujo de crudo entre dos países o más.

El petróleo sigue siendo la fuente de energía más usada y el bien más comercializado del planeta, donde marca el rumbo de las relaciones internacionales

Un ejemplo de ello es el oleoducto Druzhba, que fue construido por la Unión Soviética en 1964 para abastecer de petróleo a los aliados socialistas del antiguo Bloque del Este y a Europa Occidental. Cinco décadas después, esta tubería continúa siendo la más larga del mundo, aunque tras la invasión rusa de Ucrania y los vetos europeos se ha convertido en una herramienta de confrontación geopolítica y su suministro se ha visto mermado.

Otro caso que demuestra la importancia global de los oleoductos es el ciberataque que sufrió en mayo de 2021 el Colonial Pipeline, la conexión que suministra entre el 40% y el 45% del petróleo consumido en los estados del este de EE.UU. Un ataque de malware perpetrado por una organización criminal llamada DarkSide obligó a suspender su actividad, comprometió sus sistemas de información y disparó el precio del petróleo, una situación ante la cual el presidente estadounidense Joe Biden tuvo que declarar el estado de emergencia.

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