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Los perforadores de petróleo apuestan fuerte por América del Sur: Brasil, Guyana y Argentina lideran el auge petrolero global

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Vía WSJ

América del Sur se consolida como el nuevo epicentro de la expansión petrolera mundial. Brasil, Guyana y Argentina protagonizan una bonanza que se prevé impulsará más del 80% del crecimiento de la producción de crudo fuera de la OPEP durante los próximos cinco años, compensando caídas de oferta en regiones afectadas por conflictos y sanciones.

Petrobras, la petrolera estatal brasileña, anunció inversiones por 111.000 millones de dólares hasta 2029, con proyectos clave en alta mar cerca de la desembocadura del Amazonas. La producción de crudo de Argentina alcanzó su nivel más alto en 20 años, mientras que Guyana está a punto de convertirse en el mayor productor de petróleo per cápita del planeta. Surinam, cubierto de selvas, emerge como uno de los prospectos offshore más prometedores para la industria.

Esta bonanza sudamericana se da en un contexto de volatilidad geopolítica: tensiones en Oriente Medio, con la reciente guerra de 12 días entre Israel e Irán, y las sanciones occidentales que restringen las exportaciones de Rusia desde 2022.

Gigantes como Exxon y Chevron están reorientando inversiones hacia la región, concentrándose en la cuenca Foz do Amazonas —parte del Margen Ecuatorial brasileño— una frontera costera considerada hoy la más prometedora del país. El auge del esquisto convirtió a EE. UU. en el principal productor mundial de crudo, pero la maduración de sus cuencas más ricas y el declive de la calidad de los yacimientos están impulsando a las compañías a buscar “geologías más clásicas” en Sudamérica, según Ben Hoff, jefe global de investigación de materias primas de Société Générale.

Sudamérica ofrece costos de producción competitivos y menores emisiones. El crudo brasileño contiene menos contaminantes y sus grandes reservas reducen la infraestructura necesaria para extraer volúmenes masivos, destacan analistas.

Mientras países como Venezuela y Bolivia vieron colapsar sus industrias petroleras por controles estatales y expropiaciones, Brasil se mantuvo abierto a la inversión extranjera pese a sus vaivenes políticos. “Brasil lo entiende”, afirma Mario Jorge da Silva, jefe de estrategia de Petrobras. “Sin seguridad jurídica, el capital no llega, y sin capital no hay prosperidad”.

Guyana, con reservas estimadas en más de 11.000 millones de barriles, ha pasado de décadas de pozos secos a convertirse en potencia emergente gracias a los descubrimientos de Exxon, Hess y Cnooc desde 2015. Su producción podría superar los 1,3 millones de barriles diarios en 2027, con costos de equilibrio muy competitivos, de entre 25 y 35 dólares por barril. Surinam sigue el mismo camino, con inversiones upstream que podrían rozar los 9.500 millones de dólares para 2027, atrayendo a TotalEnergies, APA Corp. y Petronas.

Por su parte, el campo de esquisto Vaca Muerta consolida el empuje argentino. Desde 2014, su producción se ha multiplicado por diez, alcanzando más de 400.000 barriles diarios, impulsada por políticas de incentivo a la inversión bajo la presidencia de Javier Milei.

Mientras tanto, el debate sobre sostenibilidad y transición energética sigue abierto. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva defiende la expansión petrolera como vía para financiar la transformación verde del país.

Con reservas abundantes, bajos costos y mejores estándares ambientales, América del Sur se perfila como un destino prioritario para perforadores globales decididos a diversificar su producción más allá de los mercados maduros.

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