“Nuestros fiscales continúan inspeccionando los comercios para proteger el poder adquisitivo y asegurar la estabilidad de los precios, siguiendo las instrucciones del presidente Nicolás Maduro”
Con esta frase, la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), soltó a sus fiscales para inspeccionar comercios y verificar el uso del dólar oficial.
Una pesadilla.
Funcionarios inspeccionan comercios en toda Venezuela para verificar que se esté usando el precio oficial del dólar estadounidense como referencia para los pagos en bolívares, la moneda nacional, según informó este domingo la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), luego de que la Administración de Nicolás Maduro pidiera no estimular “bajo ningún aspecto” la tasa paralela.
A través de Instagram, el organismo, adscrito al Ministerio de Comercio, explicó que se trata de “un despliegue activo en el territorio nacional para verificar el cumplimiento de la tasa oficial” difundida por el Banco Central de Venezuela (BCV), que cerró el viernes en 69,56 bolívares por dólar, mientras que la paralela en 101,59 bolívares, una diferencia de 32,03.
“Nuestros fiscales continúan inspeccionando los comercios para proteger el poder adquisitivo y asegurar la estabilidad de los precios, siguiendo las instrucciones del presidente Nicolás Maduro”, dijo la Sundde.
Agregó que, como parte de un plan nacional de verificación, habilitó “puntos justos” cerca de establecimientos para atender a los consumidores y recibir sus reclamos y denuncias de “forma rápida y sencilla”.
Maduro, quien juró en enero para un tercer mandato tras su cuestionada reelección el año pasado, pidió el viernes a todo “aquel que ame a Venezuela” que “no estimule, bajo ningún aspecto, el dólar de guerra, el dólar paralelo”, y que, por el contrario, “respete el dólar de mercado (oficial)”.
Por qué una pesadilla
La Sundde evoca malos recuerdos entre muchos venezolanos debido a las experiencias negativas asociadas con sus acciones durante años de profunda crisis económica y social en el país. Estas percepciones están ligadas a varios factores que han impactado directamente la vida cotidiana de la población y el sector privado. A continuación, las razones principales basadas en el contexto histórico y las vivencias reportadas:
- Fiscalizaciones agresivas y cierres de comercios: Las inspecciones de la Sundde, a menudo acompañadas por funcionarios armados o grupos afines al gobierno, generaron temor entre comerciantes y ciudadanos. Muchos recuerdan cómo negocios fueron clausurados de forma abrupta, acusados de «especulación» o «acaparamiento», incluso cuando los dueños argumentaban que no podían vender a precios regulados sin incurrir en pérdidas. Esto dejó a comunidades sin acceso a productos básicos y a trabajadores sin empleo.
- Escasez y colas interminables: Las políticas de la Sundde, como la fijación de precios máximos, contribuyeron al desabastecimiento de bienes esenciales (alimentos, medicinas, productos de higiene). Los venezolanos asocian a la Sundde con las largas filas bajo el sol o la lluvia para comprar productos regulados, que luego desaparecían rápidamente del mercado porque los comercios no podían reponer inventarios. Estas imágenes de colas y estantes vacíos marcaron la memoria colectiva.
- Pérdida económica y sensación de injusticia: Para los empresarios y pequeños comerciantes, la Sundde representa una amenaza constante. Las multas exorbitantes, confiscaciones de mercancías y la obligación de vender a pérdida destruyeron negocios familiares y emprendimientos. Muchos ciudadanos vieron esto como una injusticia, especialmente cuando los productos confiscados no siempre llegaban a la población, sino que se rumoraba que beneficiaban a sectores privilegiados o eran revendidos en mercados informales.
- Simbolismo de la crisis económica: La Sundde se creó y operó en el pico de la hiperinflación y la devaluación del bolívar (2014-2018 en adelante), un periodo de extrema dificultad para los venezolanos. Sus intervenciones, en lugar de resolver la escasez o estabilizar la economía, fueron percibidas como un agravante de la crisis, lo que la convirtió en un símbolo de las políticas fallidas del gobierno en la mente de muchos.
- Relatos de arbitrariedad y abuso de poder: Historias de funcionarios de la Sundde actuando con prepotencia, exigiendo sobornos o aplicando sanciones sin pruebas claras circularon ampliamente entre la población. Estos relatos, aunque no siempre documentados oficialmente, alimentaron una narrativa de desconfianza y resentimiento hacia la institución.
- Contraste con la propaganda oficial: Mientras el gobierno presentaba a la Sundde como una herramienta para «proteger al pueblo» contra la «guerra económica», la realidad para muchos era distinta: más dificultades para conseguir comida, medicinas o productos básicos. Esta desconexión entre el discurso oficial y la experiencia vivida dejó un sabor amargo.