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2021: balance de un año difícil, por Pedro Carmona Estanga

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Escribo esta última reflexión del año 2021 en el día de Navidad, fecha que evoca el nacimiento de Jesús de Nazareth, príncipe del amor y de la paz, valores que es necesario realzar en tiempos en que el mundo parece moverse a contravía. No hay que olvidar que las celebraciones de estos días evocan ese magno acontecimiento espiritual y de unidad de la familia, y que no se trata de una fiesta pagana alentada por el materialismo que trata de arraigarse en el mundo con soterrados fines ideológicos. Jesús promovió entre los hombres la fraternidad universal, abrió caminos de diálogo, dio contenido a la cultura de la vida, de solidaridad en la actividad humana, y afirmó la superioridad del espíritu sobre la materia, de la persona sobre las cosas, y de la ética sobre el relativismo. Fuimos testigos hace pocos días del intento en la Unión Europea de reemplazar el saludo de Feliz Navidad por el de Felices Fiestas, en un continente que ha sido baluarte de la cultura occidental, fuertemente ligada al humanismo y a las raíces judeo-cristianas. En América Latina, ha sido también estrategia de la izquierda, bajo las banderas de un pluralismo que nadie discute, desdibujar los valores espirituales de nuestros pueblos, especialmente en la juventud, pivote de la generación de relevo.

El año termina con una nueva arremetida del virus del COVID 19, que no quiere abandonarnos, ahora bajo la variante Ómicron, en buena parte por la absurda negativa de ciertos segmentos de la población mundial a vacunarse, sea por desinformación o por una absurda defensa de los derechos individuales, siendo que los derechos individuales terminan donde comienzan los derechos colectivos, en este caso el de la salud. Como si fuera poco, el inmenso costo del sistema de salud y de las UCI como consecuencia del virus no es sufragado con recursos que bajan del cielo, sino del bolsillo de todos los contribuyentes. De allí que no se entienda la resistencia de algunos a vacunarse, cuando está demostrado que es precisamente en el segmento de los no vacunados donde se ha enraizado con mayor fuerza esa variante, que es más contagiosa, aunque al parecer menos letal. En ese duro contexto, es justo resaltar los logros del plan nacional de vacunación de Colombia, uno de los más exitosos de la región latinoamericana, gracias a los 65 millones de dosis de vacunas aplicadas con las cuales cerrará el año, y a la exigencia del certificado de vacunación para ingresar a espacios cerrados, como está ocurriendo también en otros países del mundo, donde se han restablecido además limitaciones horarias y de aforos. El lamentable resultado es el de nuevas afectaciones a los servicios de turismo y recreación en el mundo, con efectos sobre transportes, hoteles, restaurantes y la cadena de apoyo, cuando se esperaba que habrían desaparecido hacia finales del presente año.

La pandemia ha afectado además duramente la cadena mundial de suministros con las restricciones del transporte marítimo y la crisis de los contenedores en el mundo, provocando indeseables efectos inflacionarios que, entre otros, bate récord en EE.UU. Pese a todo, en materia de reactivación, las últimas cifras del FMI revelan que la economía mundial crecería en 5,9% en 2021, con 5,2% en las economías avanzadas y 6,4% en los países emergentes. Resaltan EE.UU. con 6%, la zona del Euro 5%, el Reino Unido 6,8% y Canadá 5,7%, en tanto que en el mundo emergente lideran India con 9,5%, China 8%, México 6,2%, Brasil 5,2% y Sudáfrica 5%. Es en este segmento donde brilla Colombia, ya que, según estimaciones oficiales, el PIB cerrará el año con un crecimiento del 9,7%, marcando uno de los mayores del mundo, ello pese al nocivo efecto de los paros y bloqueos de mayo de 2021. Buenas noticias pues para Colombia, que recupera así los niveles de la economía en 2019. Falta que esta tendencia se vea acompañada de una más acelerada reducción del desempleo, desde la cifra decreciente de 11,8% registrada a finales de noviembre de 2021.

En lo político, como hemos comentado en entregas anteriores, el panorama en varios países América Latina no es alentador, y no se orienta hacia un derrotero favorable a la inversión y al desarrollo. Los conocidos casos de Argentina, Perú, Nicaragua, Venezuela y ahora los de Honduras y Chile, así lo revelan. La situación especial de Chile ha sido objeto de innumerables análisis en el curso de los últimos días, tras el triunfo del izquierdista Gabriel Boric en la segunda vuelta sobre el candidato de la derecha José Antonio Kast, por más de 11 puntos. Boric en su alocución inicial trató de transmitir un mensaje de confianza, expresando que será el presidente de todos los chilenos y que defenderá la democracia, pero la experiencia histórica nos revela que uno es el discurso en tiempos de campaña y de triunfo, y otras las realidades posteriores. Así ocurrió con Chávez en campaña y en sus inicios, y bien diferentes distintas sus ejecutorias ulteriores.

El hecho es que los antecedentes de Boric están asociados a la izquierda radical, es inexperto, y desde muchos años está identificado con el Socialismo del Siglo XXI y el régimen venezolano. Así, con un Ejecutivo de tendencia izquierdista, y una Asamblea Constituyente del mismo signo, no se puede esperar algo promisorio para Chile. Merece especial reconocimiento la actitud democrática asumida por el presidente Piñera y por el candidato Kast, no solo al reconocer sin reservas el triunfo de Boric, sino al abrir un proceso de empalme civilizado con el presidente electo. Siempre me pregunto si en un escenario de triunfo de Kast, la postura de la izquierda habría sido similar, remontándonos a la violencia generada en 2019. Al final, la Democracia Cristiana chilena, que respaldó en 1970 la elección de Salvador Allende una vez derrotado en primera vuelta su candidato Radomiro Tomic, es de nuevo protagonista en el triunfo de la izquierda, en otro error histórico en su haber. Ojalá y Boric no signifique la reedición de la negativa experiencia del gobierno de Allende, tan marcada por los grupos radicales que lo respaldaban, y por los dictados de Fidel Castro, quien recordemos, en noviembre-diciembre de 1971 se instaló en Santiago durante 24 días, en reuniones permanentes con Allende y su equipo de gobierno. Y si de algo no hay dudas, es que Boric tiene también coaligados de tendencia comunista o radical, que no cejarán en su empeño en influir en las decisiones del nuevo presidente. Y en cuanto al equilibrio que podría cumplir el Congreso, hay que recordar que, como ocurrió en Venezuela, este podría ser disuelto si así lo determina el texto de la nueva Carta Magna, y si el pueblo lo vota a favor en el referéndum aprobatorio previsto en 2022. No cabe duda pues que el mapa político de América Latina se ha ido tiñendo de rojo, y que el panorama de Brasil y Colombia, países con elecciones presidenciales en 2022 es incierto, con opciones que podrían favorecer a Lula y a Petro, respectivamente. Colombia debe decantar sus numerosas opciones presidenciales a no más de tres o cuatro candidatos en la primera vuelta prevista para el mes de mayo, para que, junto a la izquierda de Petro encarnen las corrientes de centro, de centro-izquierda y de centro-derecha. Algo en dirección contraria sería totalmente insensato. Colombia es un trofeo para la izquierda internacional, como aliado estratégico que es de Estados Unidos, y como pieza geopolítica fundamental para el Foro de Sao Paulo, al cual, como lo sostiene Maduro, le están resultando “a la perfección” las estrategias decididas en sus reuniones de 2019 y 2020. De allí la vehemencia con la cual Maduro, Diosdado y sus aliados han celebrado los recientes triunfos en Honduras y Chile. Todo ello sin olvidar la importancia vital de las elecciones al Congreso previstas en Colombia en marzo de 2022, de las cuales dependerá el control legislativo 2022-2026.

Un Feliz Año Nuevo para mis pacientes lectores, a quienes envío un muy cordial abrazo.


Pedro Carmona Estanga es Doctor en Economía por la Universidad ESEADE, Buenos Aires, Argentina. Profesor Titular en la Universidad Sergio Arboleda, Bogotá. Ex Presidente de Fedecámaras, de Conindustria, de Asoquim, de la Cámara Colombo-Venezolana de Comercio e Integración, del Consejo Empresarial Andino

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