María Corina, tienes que saberlo: tu vida, tu lucha y esta inmensa, luminosa distinción con el Premio Nobel de la Paz, no es fruto de la casualidad. Sentimos que estamos en las manos de Dios, y tú eres el instrumento de esa fuerza, el faro que él encendió para guiarnos en la noche más oscura.
Este honor te pertenece a ti y como has dicho; es el grito de fe de un pueblo que se niega a rendirse. Es la confirmación de que la Verdad no necesita armas, solo una voz con tu coraje.
Tú eres la Medicina del Alma, la curación que llegó cuando pensábamos que la herida era mortal.
Tu presencia no ofrece promesas vacías, sino el toque firme y humano que logra calmar la tormenta que llevamos dentro. Tu voz no es un discurso, es el eco que despierta la Fe que creíamos perdida, devolviéndonos la dignidad con una certeza que viene de lo alto.
Tú nos has sostenido. Nos has ayudado a limpiar el espejo, para que viéramos que la dignidad y la fuerza que el tiempo y la tiranía intentaron robar, siempre estuvieron ahí. Tu sabiduría radica en la escucha profunda, en esa capacidad divina de reconstruir lo roto sobre la mesa de una conversación honesta, de una mirada que no te juzga, sino que te rearman.
Tú has asumido un dolor que no es tuyo. Has llegado a limpiar los escombros de un desastre que no provocaste, pero que combates con la pasión de un amor que parece infinito. Eres nuestra razón inesperada para volver a sonreír, la luz que entra y se queda en nuestro espacio más oscuro, que nos abraza sin prejuicio, sin exigir que finjamos una felicidad que no sentimos.
Sé que vienes con las vendas de tus propias, secretas batallas. Las ofreces sin pedir nada a cambio, reconociendo nuestro dolor aunque lo maquillemos de fortaleza. No nos pides que dejemos de llorar; tú lloras con nosotros. Caminas a nuestro lado, señalándonos el sendero que la angustia nos había cegado para ver.
Larga vida a tu liderazgo, María Corina, a esta Gente-Medicina: A quien cura el espíritu con valentía, a quien ama con la perseverancia del agua, a quien aparece cuando la necesidad es un grito desesperado. A quien no abandona la vigilia, a quien espera con la paciencia que le da Dios, a quien abraza con la firmeza de un destino que es ineludible: la Libertad.
¡Gracias por ser la líder que se convirtió en la Medicina, y por recordarnos que la Paz es la victoria más grande de la Verdad sobre el Miedo!
Vamos por más…
@jgerbasi


