María Corina Machado acaba de afirmar –al momento de redactar estas líneas– que «el final se acerca» y estoy completamente de acuerdo con ella.
Y, ¿por qué lo estoy?
Porque existen varias señales que demuestran el debilitamiento del régimen que encabeza írritamente Nicolás Maduro.
Primero, la derrota apabullante del régimen el pasado 28 de julio demuestra que su antigua estructura política es cosa del pasado. Lo que un día tuvieron como organización se esfumó por completo.
Segundo, las denuncias de corrupción, emanadas de su mismo cuerpo corrompido, denotan una guerra interna que no tiene límites y que cada vez se profundiza más en todos los niveles de poder.
Tercero, la soledad internacional de Maduro es cada vez evidente.
Ni siquiera los regímenes socialistas lo están apoyando; un ejemplo de ello es la posición de Lula Da Silva en Brasil, de Gustavo Petro en Colombia y de Gabriel Boric en Chile. Está solo, sin apoyos reales o efectivos.
Cuarto, el triunfo de Donald Trump es otro indicativo interesante.
Pues, el nuevo mandatario de Estados Unidos está colocando en puestos claves a fuertes críticos del socialismo y a hombres que no tienen ninguna simpatía por el régimen de Maduro; además, porque la presencia de Trump generaría un cambio en la visión geopolítica de Putin, arrebatándole a Maduro un aliado en Rusia.
Quinto, día a día se escuchan rumores de toda índole que emanan de los cuarteles.
Y, más allá de los rumores, están los hechos como las informaciones sobre la detención de capitanes, coroneles, generales y tenientes coroneles que confirman ese «ruido» en el seno castrense.
Sexto, también es cada día más notorio como el Maduro se ve desajustado y como la ira se apodera de sus colaboradores mas inmediatos que buscan acomodarse en lo que puedan para mantenerse un poquito más en el poder.
Y todas esas actitudes demuestran rasgos de debilidad.
Séptimo, –no podemos dejar por fuera– la gravedad de los delitos cometidos, como los casos de violaciones de los Derechos Humanos que son una cuestión altamente conocida por la opinión internacional, lo cual –quieran o no admitirlo– genera un peso en contra de la permanencia de Maduro en el poder.
Y por si fuera poco el estallido de una crisis humanitaria jamás conocida por los venezolanos debido a la corrupción, la hiperinflación y la constante devaluación de nuestra moneda
Frente a estos hechos o características es lógico pensar que estamos en presencia de la debacle del régimen venezolano y el inicio de una nueva etapa para la vida pública nacional.
El final está muy cerca, solo debemos seguir juntos y apoyando a María Corina Machado. Esto es parte de lo que tenemos que hacer para lograr nuestro objetivo: ¡la Libertad!