En la Corte del Distrito Sur de Nueva York cursa un absurdo proceso penal contra Donald Trump contra quien el Fiscal de Nueva York Alvin Bragg ha formulado la barbaridad de 34 cargos criminales los cuales lo que tienen como centro es un encuentro sexual, una noche de sexo pagado que él habría tenido hace 18 años con una señora dedicada a la pornografía.
La actriz pornográfica Stormy Daniels -así se hace llamar, pero su verdadero nombre es Stephanie Clifford- habría exigido a Trump el pago de 130 mil dólares para no revelar los detalles de aquella noche de sexo pagado que dice tuvieron en un hotel de la ciudad. ¡La señora había encontrado su mina de oro.!
Aquella exigencia obviamente era un delito de extorsión que Trump se vio obligado a aceptar para evitar el escándalo en cercanías de la anterior campaña electoral donde él participaría como candidato, por eso le pidió a quien entonces era su abogado Michael Cohen que pagara de su dinero y luego se lo reintegraría. El abogado así lo hizo previa exigencia a ella de que le firmara un contrato de confidencialidad, un compromiso de no revelar el hecho el cual ella firmó, pero después la señora continuando con su propósito de seguir sacándole dinero a aquella noche de sexo pidió mas, y ante la indiferencia que obtuvo como respuesta buscó el modo de seguir cavando el pozo, y con tal propósito encontró el modo: demandó la nulidad del contrato alegando que Donald Trump no lo había firmado. Así evadió la confidencialidad a la que allí se había comprometido. De allí en adelante siguió en aumento el escándalo el cual obviamente era el obsesivo objetivo de ella.
LA SAGA Y SU ACTUAL CONTINUACIÓN. Esa historia vino como cadena de otra anterior. La misma Stormy Daniels tiempo atrás, en su obsesiva búsqueda del ruido mediático extorsivo, denunció a la prensa que cuando abordó su vehículo en el estacionamiento se le acercó un hombre y la amenazó exigiéndole que no se siguiera metiendo con Trump. Así prosiguió la cadena del escándalo. Cuando Donald Trump se enteró de este nuevo episodio publicó un tuit calificando eso como una estafa. Seguidamente ella lo demandó por difamación, juicio que se tramitó por ante la corte del Distrito Central de California.
Aquel primer juicio terminó con una sentencia que desestimó la demanda y además ordenó a la actriz pornográfica pagarle costas y costos del juicio por 293.000 dólares a Trump, ella apeló y también perdió ese recurso. En aquella sentencia de la Corte de Apelaciones que liquidó su demanda se le condenó además a pagarle al demandado otros 245.000 dólares por honorarios de abogados. En total Stormy Daniels de ese conflicto judicial contra Trump salió con una deuda de 538.000 dólares que no llegó a pagar, en un tuit publicó esto: “Iré a la cárcel antes de pagar un centavo”.
LA ESCALADA DEL GOBIERNO BIDEN. El Departamento de Justicia tomó abiertamente el caso y el fiscal Alvin Bragg motivado en un obvio interés electoral contra el hombre que puntea las encuestas, tomando como pretexto que el pago a la pornógrafa no fue debidamente declarado al IRS (la oficina de impuestos) y que eso constituyó un fraude al fisco formalizó esta acusación que como antes se dijo tiene como centro el tema de la noche de sexo que habría tenido en un hotel de la ciudad de New York la citada Stormy Daniels y Donald Trump, el contrato de confidencialidad y el pago que se le hizo para que no lo revelara.
Increíble pero cierto que este nuevo caso se basa en un hecho delictivo que el Departamento de Justicia hizo suyo, el de la extorsión de la Daniels contra su cliente Trump en un acto de prostitución y a ella la presentó en reciente audiencia del juicio como la testigo estrella del caso instándola a dar detalles del encuentro sexual, siguiendo el guión ella se desbordó narrando que él no usó condón para penetrarla, que la posición en la que hicieron el acto fue la del misionero, que ella le dio nalgadas y otras peculiaridades innecesarias e impropias. Esto lo hizo la fiscalía para impresionar y motivar al jurado a dar credibilidad al hecho, asquerosidad que el juez impávidamente permitió.
EL JUEZ DEL CASO. Lo que los medios traslucen sobre las incidencias que se vienen produciendo en las audiencias del caso indican que el juez que lo lleva, Juan Merchan, nacido en Bogotá pero de niño emigrado a EEUU donde se hizo abogado y ha ocupado importantes cargos en la judicatura norteamericana, está siendo sumamente tolerante con excesos de la fiscalía, esto en contrario de su actitud de extrema dureza que ha venido mostrando contra Donald Trump quien ha denunciado un interés político en él, incluso su equipo de abogados denunció que la hija de este juez es presidenta de la agencia digital Authentic Campaigns la cual trabajó en campañas de varios candidatos del partido demócrata, incluida la del presidente Joe Biden. Tambien han denunciado que durante la campaña presidencial de 2020, en esas campañas masivas de recolectas de dinero para gastos, el juez Merchan había donado 15 dólares a la campaña del demócrata Joe Biden y 10 dólares a un grupo llamado “Stop Republicans”. Pero nada de eso ha valido para hacer que se aparte del proceso, incluso ha endurecido esos llamados de atención a Trump prohibiéndole dar declaraciones sobre el caso.
EL TESTIMONIO MORBOSO DE STHORMY DANIELS. Llevada por el fiscal, durante dos días ella subió al estrado declarando durante siete horas. Su declaración no versó sobre el objeto del proceso el cual quedó determinado en la acusación de que Trump habría cometido un ilícito penal al haber mentido al fisco sobre el dinero pagado a cambio de sexo y del silencio requerido al respecto. Ella se mostró desafiante, detallando la relación sexual que tuvo con Trump, que si el la esperó en una pijama de seda, que la llevó a la cama, que le quitó la ropa, que lo hizo en la posición del misionero y sin usar condón, etc, todo con gran crudeza recreando una de sus películas pornográficas, que verdad o mentira los hechos que relataba no generan elementos de interés para el objeto del debate pero sí para el morbo del público.
Allí, en ese estrado de la Corte Federal de Manhattan se desbordó el deseo de venganza de ella por la derrota que sufrió en aquella demanda fallida con la que inició su guerra judicial en su desmedida pretensión de extorsionar a Trump la cual -como antes se dijo- le terminó en un rotundo fracaso resultando con una condena a favor de este por medio millón de dólares, que por lo demás no ha pagado.
Al final del escabroso testimonio de la actriz pornográfica los abogados del demandado pidieron que se anulara el proceso por falta de objeto pero impertérrito en su actitud el juez lo negó y justificó su inacción ante el asqueroso testimonio de Sthormy Daniels diciendo que la culpa fue de los abogados de la defensa que no hicieron suficientes objeciones, algo así como “lo ilícito, lo inmoral que una parte haga en el proceso queda legitimado si la contraparte no objeta”
Eso sí, ratificó que si Trump hablaba de esto lo mandaría a la cárcel. Esto le dijo: “Usted ha sido presidente, y muy probablemente lo vuelva a ser, pero si viola mi prohibición de hablar de este juicio lo enviaré a la cárcel”.
LA JUSTICIA NORTEAMERICANA El senador Mitt Romney quien antes dio su voto en contra de Trump aprobando que se le procesara en los dos casos de impeachment que antes enfrentó, produjo un comunicado cuestionando al fiscal Alvin Bragg “porque tenía una agenda política detrás”, y agregó que: “La extralimitación del fiscal sienta un precedente peligroso para criminalizar a los opositores políticos y daña la fe de los ciudadanos en nuestro sistema de justicia”.
El deplorable comportamiento del juez y del fiscal podrían tener consecuencias al momento del balance mental del ciudadano norteamericano para tomar la decisión de por quien votar en las próximas presidenciales.
Esperando en ascuas el final de este drama está un país entero.!
