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Elvis Amoroso da para columna

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El otro día María López-Brea, autora de memorables historias protagonizadas por ‘Jisperson’ en Vozpópuli, compartía un tuit sobre los sancionados por Europa del Gobierno venezolano. Primero, porque Europa, de nuevo, flaquea con el narcorégimen, y segundo, porque uno de los indeseables se llamaba, nada más y nada menos, que Elvis Amoroso. Al rato mandé mensaje a mi grupo de amigas periodistas afirmando que «Elvis Amantísimo da para columna». Me había confundido con el apellido, porque aunque llamarse Elvis Amoroso ya es excesivo, todo me parecía poco después de conocer la existencia de ese señor. ¿Nadie en su familia se dio cuenta? Quiero decir, yo tengo un hijo cuyo nombre rima con mi apellido. Su nombre es un pareado, vamos. Pero me di cuenta bautizándolo, porque yo hacía las combinaciones con el apellido de su padre. Pero es que Elvis es Amoroso de primero. ¿Su madre no pudo decirle a su padre «ya se va a apellidar Amoroso, vamos a llamarlo Pedro»? ¿O es que es ella la culpable? Lo de los cubanos con los nombres ya sabía yo que era tan demencial como lo de los canarios, pero desconocía que a los venezolanos también les gustaran tanto los experimentos con el santoral. Volviendo a Amantísimo, siempre que algo nos hace mucha gracia lo enviamos a ese chat comentando que nos daría para una columna. Pero casi nunca las escribimos, claro. Y así se me ocurrió escribir sobre esas opiniones que tendremos que guardarnos para siempre y para nosotras mismas. Porque claro, si cuento que al leer que un miembro de la Asociación de Escritores Eslovacos ha disparado a su primer ministro, lo primero que he pensado es «si que le habían parecido mal sus lecturas», pues me estoy buscando un disgusto. Desde aquí le deseamos a Robert Fico una prontísima recuperación.

Por: María Durán – La Gaceta de la IBerosfera

Entre las cosas que me darían para escribir cinco o seis párrafos, pero que nunca verán la luz porque acabaría en la cárcel, tenemos, por ejemplo, los bajos de los pantalones de Pedro Sánchez, el cuello de Begoña Gómez o la cara que se le ha puesto a Irene Montero, que va necesitando ya la camisa de fuerza. También porque siempre hay gente de tu cuerda muy pesada que te escribe para decirte que no se puede hablar del físico de las personas. Así que salvo en casos muy extremos, como ‘Pam’ acusándonos de ‘gordófobos’, o propia mención del interesado —ministros diciendo de ellos mismos que son feos—, me ahorro mis impresiones. A veces me atrevo, como con el portentoso injerto capilar del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, amigo de Marlaska, y luego paso mal rato. No por los remordimientos, sino porque cuando me denuncia el PSOE en la AN paso miedo de que el fiscal me pida prisión permanente revisable. Alguien que se injerta un gato en la cabeza es capaz de todo.

También se me ocurren muchos comentarios de la pasión de Óscar Puente por Taylor Swift, confesada por él mismo, en un vídeo que circula por Twitter a una persona mayor que no he conseguido saber si es hombre o mujer. Pero me supondrían una querella por grimafobia contra los hombres blandengues como poco. Así que me limitaré a decir que ojalá tanto interés por su trabajo como por el concierto de Taylor en el Bernabéu. Muchos trabajadores que necesitan usar el transporte público a diario lo agradecerían.

Y hablando del Bernabéu, Antonio Rüdiger me daría para una columna larga. Hughes me anima a escribirla, pero porque el pobre no sabe que no sería un texto futbolístico, sino una carta de amor un poco indecente. Y eso que a mi los negros y los rubios no me gustan, pero los locos con carisma me encantan. Así me va. Creo que está casado, porque si no tuitearía que yo por este hombre estoy casi dispuesta a convertirme al islam.

De los que podría escribir sin mayor problema es de los que por tener casi 100 años creen que hay que tenerles un respeto reverencial aunque digan las mayores bobadas. De los que van a por lana —mintiendo—, salen trasquilados, y cuando alguien al que han acusado falsamente de copiar los postulados de Podemos se defiende, lloran. Es que ya está bien con la extrema derecha. Defenderse de los bulos que otro difunde sobre ti. ¿Qué será lo próximo? ¿Creer que tienen derecho al honor? Ay, los que se creen elegantitos sólo porque piensan que los demás no saben todo lo desleales que son. De esos sí podría escribir, sí. Pero me aburriría muchísimo.

P.D. Si van a buscar en Google a Elvis Amoroso, ya les adelanto que tiene exactamente el aspecto que uno espera de un amigo de Nicolás Maduro y Delcy Rodríguez de Ábalos.

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