En el nuevo escenario geopolítico establecido por Estados Unidos, Nicolás Maduro y su “cartel de los Soles” deben restituir la soberanía a Venezuela y enfrentan las alternativas de ser presos, fugar, o morir, pero sus jefes y establecedores de Cuba, los prefieren muertos.
Por: Carlos Sánchez Berzain – Infobae
Los primeros 25 años del siglo XXI en las Américas son la historia de la expansión de la dictadura de Cuba con el dinero y petróleo de Venezuela entregados por Hugo Chávez, en que constatamos la destrucción de la democracia y su suplantación por dictaduras y regímenes para dictatoriales, el establecimiento de narcoestados y la institucionalización de la agresión contra las democracias por medio de guerra híbrida con bandera antimperialista.
La nueva política exterior de Estados Unidos ha fijado como punto de inicio Venezuela. Del destino del grupo de delincuencia organizada trasnacional que detenta el poder y que ha sido identificado como el “cartel de los soles” depende el final de la suplantación del crimen en el poder político.
La Venezuela ocupada por el cartel de los soles no es una cuestión nacional o local, es la expansión de la dictadura de Cuba que la controla a partir de la muy conveniente muerte de Hugo Chávez. Venezuela es un país ocupado por la organización de delincuencia organizada transnacional que se presenta con el rótulo de socialismo del siglo 21 que ha instalado el narcoestado, soporte guerrillero, terrorismo de Estados e internacional, penetración de las dictaduras extra continentales de China, Rusia e Irán con fines de expansión antidemocrática y que opera como “sujeto de derecho internacional”.
El socialismo del siglo 21 como organización delictiva siempre fue evidente, pero las democracias decidieron “coexistir con el crimen organizado”, cediendo y reconociéndole condición y personería política a costa de su propia seguridad, libertad y sobrevivencia, hasta que Estados Unidos -en 2025- asumió la defensa de su seguridad nacional.
Nicolás Maduro y los usurpadores de la soberanía de Venezuela están identificados como criminales, procesados, con órdenes de captura internacionales y millones de dólares de recompensa. Son el primer objetivo en la aplicación de la ley para cesar los grupos delictivos que suplantando la política han hecho de las Américas el paraíso de los delincuentes en el poder, con impunidad y con uso de inmunidades y privilegios que corresponden a dignatarios democráticos y Estados soberanos.
La identificación del cartel de los soles como organización terrorista, la operación “Lanza del Sur”, los reiterados ultimátum a Nicolas Maduro y su grupo criminal para que abandonen el poder y restituyan la soberanía al pueblo de Venezuela, y el tratamiento de Estados Unidos a Maduro su entorno como grupo criminal y no como gobierno, han quebrado la estrategia de dilación, falsos diálogos y resistencia digitada por la dictadura de Cuba, que ha funcionado para el régimen castrista por 67 años.
La realidad objetiva muestra a Nicolas Maduro y su grupo criminal solo con tres opciones:
- Entregarse o ser capturados, en una versión actualizada del narco dictador Noriega de Panamá, del Chapo Guzmán de México o de otros narcos.
- Darse a la fuga a algún país que les brinde impunidad.
- Morir autoeliminados, inmolados por sus propios entornos o neutralizados por el cumplimiento de la ley.
Seguir ganando tiempo no parece una opción.
Todo indica que no es Maduro el que dirige la estrategia de resistencia que es ahora de sobrevivencia. Es Cuba!, es la dictadura jefe la que con su práctica de permanencia por casi 67 años en el poder, con su galería de haber resistido y manipulado a 13 presidentes de Estados Unidos desde Eisenhower a Biden, aspira ahora a cansar, desinteresar, debilitar, amenazar o simplemente engañar a Trump 47.
La dictadura de Cuba sabe que el fin de Maduro y la pérdida de Venezuela es el camino a su propia caída. El cartel de los soles es la última trinchera de la dictadura cubana antes de tener que afrontar su propio fin. Su juego del tiempo hasta que se debilite o cambie el presidente de Estados Unidos que lo amenaza no parece real a solo diez meses del inicio de la administración Trump 47.
El asunto de fondo es que ni Estados Unidos ni las democracias de las Américas tienen otra opción, porque las dictaduras del socialismo del siglo 21 han ido demasiado lejos con la agresión por medio de narcoterrorismo, terrorismo de Estado, migraciones forzadas, tráfico de personas, penetración con delincuencia común, manipulación digital, financiamiento de campañas electorales, toma progresiva del poder político y más. Es el punto de quiebre en el que solo puede sobrevivir la democracia o las dictaduras del crimen organizado.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy


