Por Roderick Navarro
La elección presidencial argentina parece estar cada vez más cerrada en cuanto a los números, a pesar de que la candidata Patricia Bullrich y el expresidente Mauricio Macri dieran su apoyo a Javier Milei. Preocupa una posible reelección del kirchnerismo siendo este el peor de los gobiernos que ha tenido el país en décadas.
De ganar Sergio Massa, la relación diplomática se mantendría de la misma forma que ocurre con el gobierno actual de Fernández. Massa es de la línea política de Lula y no se opondría a la influencia del izquierdista en la región, lo que significa que apoyaría lo que Brasil proponga frente a Venezuela, Cuba y Nicaragua. No veremos una Argentina que defienda los derechos humanos de los ciudadanos de estos países oprimidos por las dictaduras, sino que veremos una cancillería del lado de los dictadores.
Recordemos que Alberto Fernández estuvo siempre del lado de Lula, incluso visitándolo en Curitiba cuando este estaba cumpliendo condena en la cárcel. Fernández fue también el primer presidente en visitar Brasil apenas se conoció el resultado de la elección que dio la victoria a Lula. Pero a pesar de esta efusiva amistad, el gobierno de Fernández impuso barreras a las importaciones, lo que ha perjudicado al 70 % de los exportadores brasileños.
Desde Brasil, el PT ha oficializado su apoyo al candidato peronista. Esta es una costumbre que tiene frente a las elecciones de la región como parte de la política de solidaridad de la izquierda que mantiene el Foro de São Paulo. Recordemos que el PT ha sido también un factor de apoyo para el chavismo en varios procesos electorales en Venezuela, tanto con Chávez como con Maduro.
También es importante resaltar que a finales de agosto, el gobierno de Lula otorgó un préstamo al gobierno de Fernández. Para ello, Sergio Massa viajó a Brasil para reunirse con Lula, lo que ayudó definitivamente en su campaña ya que les garantiza el acceso a fondos del FMI.
De ganar Javier Milei la presidencia, las relaciones Argentina-Brasil no cambiarían radicalmente a pesar de que el candidato ya ha dicho públicamente que considera a Lula un comunista corrupto. Esto sería así porque Brasil es el principal aliado comercial de Argentina, por lo que una ruptura de relaciones diplomáticas traería consigo un alto costo político como factor de desestabilización. Ya Milei ha dicho que daría prioridad a cultivar mejores relaciones con países del mundo libre, en especial con los Estados Unidos e Israel.
En este sentido, se prevé que exista una política de solidaridad hacia los pueblos oprimidos por las dictaduras en la región, lo que estaría en contra de la política exterior de Brasil que está del lado de los dictadores. Asimismo, Milei ha condenado los regímenes de Irán, Corea del Norte y Rusia, al mismo tiempo que propone la idea de retirar las embajadas de Argentina de esos países.
La segunda vuelta ocurrirá el próximo 19 de noviembre en medio de un importante uso de recursos públicos para garantizar la relección del kirchnerismo, los restos de una campaña entre los sectores de oposición que la dejó más débil y los medios de comunicación tradicionales a favor del kirchnerismo. Si Milei supera todos estos obstáculos junto al pueblo argentino, será el inicio de una nueva etapa política para la región y de prosperidad para este país. Milei y el recién electo presidente Noboa en Ecuador, podrían emprender un bloque diplomático con Uruguay, Paraguay y los Estados Unidos para hacer un contrapeso a la influencia de la política exterior de Brasil que tiene como prioridad la protección de los autoritarismos.
Roderick Navarro es político venezolano exiliado en Brasil desde 2017 por una orden de arresto del régimen de Nicolás Maduro. Estudia Ciencias Políticas en la Universidad Cruzeiro do Sul y se especializa en Marketing de Performance en la EBAC.