“Dios estaba con nosotros,
pero el árbitro no”
(Hristo Stoichkov, exfutbolista búlgaro)
En medio del vendaval político que azotaba Venezuela después de los hechos de 2002, quienes representábamos a la oposición venezolana nos reunimos en 2005 con el entonces presidente de Chile, Ricardo Lagos. Como otros líderes —Alfonsín, Bachelet, Gaviria, Carter, Quiroga— vino con su visión de estadista y afán de demócrata a prestarnos apoyo. Se explicaban esos encuentros, pues, aún se vislumbraba la posibilidad de alternancia en el poder. A Acción Democrática se la reconocía como referencia principal de la oposición venezolana. Lamentablemente con los años dejó de serlo.
Para aquella AD, la visita del presidente de Chile fue un gesto solidario que se correspondía por ser un conspicuo líder del “Comité de los Doce” de la socialdemocracia mundial y especialmente en Latinoamérica. El expresidente Carlos Andrés Pérez, otro líder fundamental de la socialdemocracia, apeló a sus buenos oficios en varias ocasiones para regularizar el estatus de AD en la Internacional Socialista (IS). Por cierto, nada parecida esa visita a la del incalumniable Rodríguez Zapatero (RZ) en 2006, quien pese a los lazos históricos que unían a la tolda blanca con el PSOE, solo vino a celebrar pingües negocios de armamento y otros equipos bélicos, procurándose comisiones con Chávez de la mano de su embajador Morodo, hoy reo de la justicia por sus actos de corrupción en Venezuela y en España. Desde entonces, junto con Sánchez, ha mantenido un obsceno concubinato con el régimen que hoy está bajo el implacable escrutinio político y judicial por su abierta corruptela.
En una breve conversación que sostuvimos en aquel encuentro, le resumía al presidente Lagos las dificultades que tenía la oposición con el ente electoral que presidía con fingida asepsia el “imparcial” Jorge Rodríguez, quien con su propuesta de cuadernos electrónicos de votantes y máquinas captahuellas, apuntaba a reforzar el ventajismo electoral que ya tenían con la dispar conformación del CNE, la utilización indebida de los recursos del Estado y el uso abusivo y absoluto de los medios de comunicación oficiales, entre otros oscuros mecanismos.
Lagos, luego de escucharme, creyendo que solo se trataba de una coyuntura que de manera convencional se presentaba cada vez que un bando ostentaba el poder, asemejó esa situación a lo que ocurría en una cancha de futbol inclinada: en cada tiempo le tocaba al equipo contrario jugar en el otro lado de la cancha. Tanto como decir que después -siendo poder- le tocaría a la oposición jugar con las mismas reglas a su favor.
Luego de oírlo le manifesté que el problema no era la cancha, sino el árbitro, quien pitaba penales, faltas y fuera de juego a su antojo, que no habían ocurrido, favoreciendo con descaro al régimen.
El caso es que en Venezuela el árbitro, que sigue desde entonces al servicio del régimen, manipulado por el sempiterno Jorge Rodríguez, continuó con sus despropósitos ventajistas: una constituyente espuria, reformas legales a la medida, un CNE secuestrado, registro electoral permeado, eliminación del voto en el exterior, desmontaje y usurpación de estructuras partidistas, migración forzada, persecuciones, detenciones, trampas sin fin.
Esa era la cancha de juego, cuya pendiente le era adversa a Edmundo y María Corina. Aun así, el 22 de octubre y luego el 28 de julio, el pueblo los goleó por mucho. El CNE, por más que pitó en su contra, no pudo evitar que en el país y en el mundo fuese evidente el contundente triunfo opositor, como tampoco que, por vía de consecuencia, el régimen tuviese que apelar a su TSJ para validar la usurpación. También contaban con el VAR .
Hoy insisten con los atajos y las emboscadas en su intento de invisibilizar aquel expolio, al que se prestaron aquellos “opositores” que participaron en la farsa del 25M. Estos repetirán la patraña el 27J. Saben de sobra que son y serán beneficiarios de un régimen que acabó con el Estado de derecho. Venezuela sabe que se disfrazan para blanquear lo ilegítimo. Y cargarán con esa mancha porque el precio de la complicidad no se borra con excusas. Los repudiarán de por vida.
Yogi Berra decía que “El juego no se acaba… hasta que se acaba”. El del 28J no se ha acabado.
Por Víctor A. Bolívar
Junio 18, 2025
X:@vabolivar