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“Paciencia Estratégica con Sentido de Urgencia: El Arte de Transformar la Adversidad en Esperanza”, por José Ignacio Gerbasi (@jgerbasi)

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La película «La Vida es Bella» es un relato que nos conmueve profundamente porque nos muestra cómo, incluso en las circunstancias más oscuras, el amor y la esperanza pueden iluminar el camino. A través de la historia de Guido, un padre que utiliza su ingenio y creatividad para proteger a su hijo de los horrores del Holocausto, la película nos enseña una lección invaluable sobre la paciencia estratégica con sentido de urgencia. Este concepto no es solo una idea abstracta; es una herramienta poderosa que puede guiarnos en momentos de crisis, como los que vive Venezuela hoy. Guido nos muestra que, para enfrentar la adversidad, no basta con esperar pacientemente, ni tampoco con actuar impulsivamente. Se trata de encontrar el equilibrio perfecto entre ambos: saber cuándo esperar con calma y cuándo actuar con decisión.

Guido es un maestro de la paciencia estratégica con sentido de urgencia. En medio de la brutalidad del campo de concentración, no se deja llevar por el miedo o la desesperación. En lugar de eso, utiliza su ingenio para crear un mundo imaginario en el que su hijo, Giosué, cree que están participando en un juego. Guido sabe que no puede cambiar la realidad inmediata, pero decide actuar de manera inteligente, protegiendo la inocencia de su hijo y dándole una razón para mantenerse fuerte. Aquí vemos la paciencia estratégica: la capacidad de esperar con un propósito claro, de planificar en silencio y de trabajar hacia un objetivo a largo plazo. Pero Guido no se limita a esperar; también sabe cuándo actuar con urgencia. En momentos críticos, como cuando los guardias se acercan o cuando su hijo está en peligro, actúa rápidamente, con determinación y precisión. Este es el sentido de urgencia: la capacidad de reconocer cuándo es el momento de moverse y hacerlo sin vacilar.

En Venezuela, este equilibrio es fundamental. La paciencia estratégica con sentido de urgencia no es resignación ni pasividad; es la capacidad de mantener la calma y la claridad para planificar, mientras se está listo para actuar con rapidez cuando la situación lo exige. No se trata de esperar indefinidamente a que las cosas mejoren por sí solas, sino de trabajar con inteligencia y determinación, sabiendo que algunos cambios requieren tiempo, pero que otros exigen acción inmediata. Como Guido, los venezolanos deben encontrar formas creativas de resistir y proteger lo más valioso: su esperanza y su dignidad. Pero también deben estar preparados para actuar con decisión cuando se presenten oportunidades para avanzar o cuando haya amenazas que no pueden esperar.

Uno de los mensajes más poderosos de «La Vida es Bella» es que la esperanza no es un sentimiento pasivo; es una fuerza activa que nos impulsa a seguir adelante, incluso en las circunstancias más oscuras. Guido no solo protege a su hijo físicamente, sino que también le brinda un regalo invaluable: la esperanza. Al convertir su realidad en un juego, le enseña a Giosué que, incluso en medio del caos, hay razones para sonreír y luchar. En Venezuela, la esperanza juega un papel similar. No es un simple deseo, sino una herramienta psicológica que nos permite establecer metas claras y encontrar caminos para alcanzarlas. Como decía Viktor Frankl, sobreviviente del Holocausto: «El hombre puede conservar un vestigio de libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física». La esperanza es lo que nos permite mantener esa libertad interior, incluso cuando el mundo exterior parece desmoronarse.

En este contexto, líderes como María Corina Machado han demostrado la importancia de la paciencia estratégica con sentido de urgencia. Machado ha sabido equilibrar la capacidad de planificar a largo plazo con la agilidad para actuar en momentos críticos. Su liderazgo nos recuerda que, aunque el camino hacia el cambio puede ser largo y lleno de obstáculos, es crucial mantener la calma y la determinación para actuar cuando sea necesario. Ella ha sido un faro de esperanza para muchos venezolanos, mostrando que el cambio no solo es posible, sino que está al alcance de quienes están dispuestos a trabajar con paciencia y actuar con urgencia cuando el momento lo requiera.

«La Vida es Bella» nos deja una enseñanza clara: incluso en las circunstancias más oscuras, el amor, la esperanza y la creatividad pueden iluminar el camino. Guido no solo sobrevive; transforma su realidad y protege a su hijo, demostrando que la paciencia estratégica con sentido de urgencia no son conceptos abstractos, sino herramientas prácticas para enfrentar la adversidad. En Venezuela, esta lección es más relevante que nunca. La paciencia estratégica nos permite planificar y organizarnos, mientras que el sentido de urgencia nos impulsa a actuar cuando es necesario. Juntos, estos enfoques nos ayudan a mantener la esperanza viva y a avanzar hacia un futuro mejor.

Como dijo Guido en la película: «La vida es bella, y debemos vivirla con alegría, incluso en los momentos más difíciles». Para los venezolanos, este mensaje es un llamado a no rendirse, a mantener la fe y a trabajar juntos por un mañana lleno de posibilidades. Porque, al final, el futuro no es algo que se espera; es algo que se construye con paciencia estratégica y sentido de urgencia, con amor, con esperanza y con la firme convicción de que, juntos, podemos superar cualquier desafío. El momento es ahora. No para desesperarse, sino para redoblar esfuerzos, fortalecer la unidad y actuar con inteligencia y determinación. Porque, como nos enseña Guido, incluso en la oscuridad, la luz de la esperanza puede guiarnos hacia un mañana mejor.

Vamos por más..

@jgerbasi

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