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¿Por fin cómo murió Kirchner?

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Por Zoé Valdés

Apenas el mundo se recupera, conmocionado ante la muerte de quien fue sin duda alguna una figura de inigualable relevancia histórica, Mijaíl Gorbachov, que surge el gran suceso argentino; y, hago referencia al supuesto atentado de Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidente de Argentina (2019-hasta hoy), después de haber sido ella misma presidente (2007-2015), primera dama y viuda del presidente Néstor Kirchner (2003-2007, o sea de primera dama pasó de inmediato a convertirse en presidente), en la actualidad enjuiciada y condenada a doce años de cárcel por numerosos cargos de corrupción. Habrán observado que Cristina Fernández de Kirchner resulta como mínimo un personaje controversial con sólo estudiar su fulgurante ascensión al poder; sin embargo, pese a no haber dejado de estar nunca bajo el foco del escándalo a esta señora el pueblo argentino la colocó en un pedestal —no tan alto como en el que colocó a Evita Perón, faltaría más— e incluso, visto lo visto hace unos días, hoy hasta la oposición clama “¡Todos somos Cristina!”compungidamente unidos frente a lo acontecido que no condujo a tragedia, pero que ha provocado el mismo efecto, como si la tragedia hubiera tenido lugar.

Este lamentable y ridículo espectáculo procede de la peor tradición teatrera de los caudillos de la izquierda iberoamericana

El mundo entero desvió los focos del cadáver de Gorby, de Putin tamborileando los dedos encima y santiguándose al revés, de Zelensky y su camiseta verde olivo, ahora verde olvido, de la invasión rusa a Ucrania, para ponérselos encima a la líder sudamericana del Rolex de oro y diamantes; los franceses incluso se olvidaron de la crudeza del próximo invierno que se nos avecina sin gas ruso, aunque con gas francés (ha servido al menos para ponerse las pilas y reactivar las plantas nucleares cesadas desde François Hollande, el ecologista deprimente).

Los telediarios franceses, que jamás hablan de América Latina, y mucho menos de Argentina, se refirieron al acontecimiento. La presentadora de France 3, sin saber de quién hablaba, dio la noticia con lágrimas en los ojos; con toda evidencia no conocía mucho de Cristina Fernández de Kirchner, se podía adivinar por su tartamudeo, pero para ella era suficiente hasta hacerle perder la compostura el hecho de que se trataba de una mujer, vicepresidente de un país de por allá, bien lejano, al que un hombre, tatuado con símbolos fascistas, para más inri, había intentado disparar en pleno rostro. De ahí no la hubiera sacado nadie ni siquiera mostrándole el caso judicial de Cristina y las condenas que en breve la conducirían a la cárcel. La prensa ciega se derrumbó histéricamente apasionada.

Los atentados que hipotéticamente se le preparan a estos caudillos y tiranos de la izquierda jamás traen consigo un trágico final

No ha sido la prensa europea solamente, como pareciera debiera ser lógico la prensa argentina de toda índole, en lugar de contribuir al esclarecimiento, se ha parapetado en el dolor, la amargura, la impotencia, del “Todos somos Cristina”, sin discusión, y deseando borrar cualquier indicio que vaya en contra de ese guion, incluida la posible causa que ha conseguido este lamentable y ridículo espectáculo que procede de la peor tradición teatrera de los caudillos de la izquierda iberoamericana desde Fidel Castro hasta la fecha, desde Cuba, Venezuela, hasta España… 

El supuesto atentado parece firmado por los mismos que se inventaron los más de seiscientos atentados de Fidel Castro (ninguno de esa cifra tan alarmantemente alta funcionó ni para lograr hacerle un rasguño), el también supuesto atentado de Nicolás Maduro con aquellos drones en medio de una tribuna, junto a Diosdado Cabello, manejándolos con el pensamiento, y el de Pablo Iglesias en España, las balas en un sobre, el infundado explosivo en la sede de Podemos, que jamás llegó a nada ni siquiera demostrable. Y es que los atentados que hipotéticamente se le preparan a estos caudillos y tiranos de la izquierda jamás traen consigo un trágico final. Sin embargo, los accidentes que advienen como por azar en su entorno, no fallan nunca. Accidentes automovilísticos como en el caso de Oswaldo Payá y Harold Cepero, defenestraciones como la de Fidel Castro Díaz-Balart (primogénito del tirano caribeño), enfermedades, envenaniemtos y cánceres varios… Podríamos sospechar que la mano que firma desde la época de Vladimir Lenin hasta la de Vladimir Putin, tantas muertes accidentales, intoxicaciones, defenestraciones, y desapariciones sin investigar, lo ha hecho desde el Kremlin, desde el Partido Comunista, desde la sectaria izquierda internacional. Sólo así podríamos explicarnos que sus atentados fracasen, pero que, por el contrario, la larga lista de muertes a su alrededor (siempre de forma violenta y provocadas) sea tristemente exitosa.

Lula es el receptor de aquella maleta con instrucciones que Cristina Fernández de Kirchner trasladó desde La Habana a Brasil

El detenido por intento de asesinato de la vicepresidente argentina se llama Fernando Andre Sabag Montiel (vaya nombrecito de culebrón latinoamericano), tiene 35 años y es de origen brasileño, claro que de ultraderecha, como ya lo han calificado los medios. Siendo brasileño pudiera entenderse que el presidente Jair Bolsonaro, en plena campaña presidencial cuyo candidato rival es el corrupto Inacio Lula da Silva (condenado y con cárcel a sus espaldas), estuviese detrás de este intento de asesinato, lo que daría un golpe contundente contra su campaña hacia su segunda presidencia. Lula da Silva, no lo olviden, es el receptor en su primera campaña presidencial de aquella maleta con instrucciones que Cristina Fernández de Kirchner trasladó desde La Habana a Brasil y se la entregó en mano. Como dato interesante, hace poco Pablo Iglesias, líder de Podemos en España —¿retirado de la política?—, también ex vicepresidente del Gobierno de Pedro Sánchez, visitó a Cristina Fernández de Kirchner en su despacho de Buenos Aires, ignoramos si llevando o recibiendo instrucciones.

Volvamos a Fernando Andre Sabag Montiel, el pistolero de origen brasileño de ultraderecha, al que se le olvida maniobrar correctamente el arma a la hora de disparar al rostro de su objetivo, quien sin embargo debe de poseer experiencia en armas, dado que se ha descubierto según la prensa, que en su casa guardaba un arsenal en armamentos, llega como si nada al lugar, se introduce en medio del tumulto, burla la seguridad de todo tipo y se coloca a pocos centímetros del bótox de su presa, pero falla.

Cristina Fernández de Kirchner vive en el barrio de La Recoleta, en un edificio de lujo, aunque bastante accesible. Desde que se ha ido sabiendo el desarrollo del proceso judicial en su contra junto a los resultados que la condenan a 12 años de cárcel, las autoridades permitieron durante días la aglomeración de sus seguidores en esa calle que no es muy ancha, quien sabe la intención que primaba por encima del mero fanatismo populista. El hecho es que, pese a las protestas de los vecinos, que no vienen de ahora, porque casi ninguno soporta a esta mujer, las manifestaciones de apoyo fueron autorizadas. Cuando se entrevistó a su ya conocida vecina, Jimena, esta señora que no oyó nada porque estaba estudiando con audífonos puestos, pero que sí le llamó la atención que precisamente ese día, el del supuesto atentado, había más patrullas policiales de lo normal, e inclusive hasta ambulancias parqueadas en los alrededores, y selló agregando que habría que investigar si de verdad este hombre quería matar a Cristina, o sea, si la verdad está detrás de lo que se vio y que se filmó de manera muy cuidadosa.

Por encima de todo se sigue eludiendo la verdadera justicia con relación al asesinato del procurador Alberto Nisman

Fernando Andre Sabag Montiel, además, en dos ocasiones anteriores, había sido entrevistado por la televisión contraria al Gobierno. Siempre con el mismo discurso antikirchner y antigobierno. ¿A nadie le resulta curioso que con lo grande que es Buenos Aires y con la cantidad de habitantes que tiene den siempre, para entrevistas de corte antigubernamental, con el mismo individuo acompañado de su novia, también antigobierno como él?  En una ocasión la novia iba hasta de vendedora de algodones de azúcar, como aquella otra vendedora en una película chaplinesca… El periodista que los entrevistó en esas dos oportunidades declaró que se trata de simple coincidencia. Vaya, qué coincidencia tan coincidente.

Pero veamos la reacción de Cristina cuando su botox, digo, su rostro, se enfrentó a pocos centímetros con el cañón de una pistola cuyo gatillo ha sido accionado. La mujer sonríe, luego baja la cabeza, como diciendo: “Cuidado, niño, que me despeinas y estropearás mi maquillaje”. Los agentes de seguridad accionan, como es natural, pero ella continúa sonriente, saludando a diestra y siniestra y hasta ¡firma autógrafos! Al mismo tiempo, el pistolero es conducido a un carro de policía ¡sin ser esposado! ¡Lea bien, SIN SER ESPOSADO! Vamos, hay que ser verdaderamente idiota para creerse esta secuencia tartufera infame y de bajísimo presupuesto moral.

Horas más tarde, al día siguiente, Cristina Fernández de Kirchner volvió a salir a darse un baño de multitudes, a seguir con sus saludos y firmas de autógrafos, al pie del inmueble que habita, sin la menor huella de trauma psíquico que, según expertos, debería presentar una persona que ha sido expuesta a un posible asesinato de forma brutal. No, ella como si nada, en su camino ascendente al éxito. 

¿Por qué su hijo Máximo pronuncia ese misterioso: “Chau papá. Te juro que a todos los que te hicieron esto… ¡los voy a hacer mierda!”?

¿Qué se ha logrado con este presunto paripé de infundado atentado? Según diversas opiniones: a) Probable interrupción inmediata del proceso judicial, condena y encarcelamiento inminente de Cristina Fernández de Kirchner; b) Unión popular a su favor, lo que antes parecía imposible; c) Reconocimiento a nivel mundial de su persona mediante los medios de prensa y solidaridad de los gobiernos; d) Destruirle gran parte de la campaña a Jair Bolsonaro a favor de su corrupto amigo Lula da Silva… y algo más que seguro se me ha quedado en el tintero.

Pero lo que me atrevo a subrayar es que por encima de todo se sigue retardando y eludiendo la verdadera justicia con relación al asesinato del procurador Alberto Nisman, que puso en la mira de la sospecha a la vicepresidente. Como también se puso en el colimador a alguien de poder y a esta mujer cuando el marido falleció conjeturadamente de paro cardiorrespiratorio, aunque se corriera la bola de que había sido disparado en la cara (oh, casualidad), que no se realizara la autopsia y se le enterrara en un sórdido mausoleo que ni dinamitándolo se tiene acceso al secreto que guarda en su interior. ¿Por qué su hijo Máximo pronuncia ese misterioso: “Chau papá. Te juro que a todos los que te hicieron esto… ¡los voy a hacer mierda!”?

¿Quién pudo haberle disparado a su padre, ella tras una fuerte discusión, o un guardia en medio de una discusión entre esposos? El hecho es que la bola fue desmentida, congelada y derretida al instante… ¿Era cubano ese guardia como en el suicidio de Salvador Allende? Creo que nunca sabremos nada. Lo que sí queda claro es que el día del entierro de Néstor Kirchner nació el Cristinismo en Argentina, un fenómeno que promete, y que emulará al de Evita Perón, en lo de como película de terror y ‘mataos’ lleva con enorme ventaja.


Zoé Valdés. Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París.

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