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Sájarov 2024: Premio a la lucha por la libertad en Venezuela

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Por Ramón Cardozo Álvarez

En medio de una brutal represión del régimen chavista contra quienes exigen libertad, el Parlamento Europeo otorgó el Premio Sájarov 2024 a María Corina Machado, y al presidente electo, Edmundo González Urrutia.

Este galardón constituye el máximo reconocimiento que otorga la Unión Europea a personas, grupos u organizaciones de todo el mundo por su extraordinaria contribución a la defensa de los derechos humanos y, especialmente, de la libertad de conciencia.

El Premio Sájarov, establecido por el Parlamento Europeo el 13 de diciembre de 1988, se inspiró en la figura del eminente físico ruso Andréi Dmitrievich Sájarov (1921-1989), Premio Nobel de la Paz en 1975. El recorrido vital de Sájarov encarna el triunfo de la conciencia sobre el privilegio: siendo uno de los científicos más prestigiosos de la Unión Soviética, sus reflexiones sobre los riesgos de una confrontación nuclear lo llevaron primero a oponerse públicamente a la carrera armamentista y, posteriormente, a convertirse en un activo defensor de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Su firme postura lo hizo caer en desgracia dentro del régimen soviético, convirtiéndose prontamente en un perseguido político y en uno de los principales intelectuales disidentes de la URSS.

Asociar la figura de Sájarov al premio de la Unión Europea no fue una casualidad, como se destaca en el discurso del diputado francés Jean-François Deniau durante la sesión del Parlamento Europeo en la que se discutió la creación del premio. En su intervención, Deniau reflexionó sobre el significado del nombre de Andréi Sájarov para sus contemporáneos, señalando que era el de un hombre que «teniendo todos los beneficios materiales y todos los honores, decidió un día renunciar a ellos porque su conciencia le decía que lo hiciera”. Deniau concluyó diciendo: «Creo que eso es propiamente el espíritu europeo, es decir, la libertad del espíritu».

La libertad de espíritu es el fundamento de la autonomía individual. Sin libertad de conciencia, no puede haber verdadera libertad y, por tanto, tampoco es posible la democracia. De allí que el otorgamiento del Premio Sájarov a las figuras emblemáticas de María Corina MachadoEdmundo González Urrutia resuene con especial fuerza y profundo significado en un pueblo como el venezolano, donde la libertad de espíritu ha sido sistemáticamente socavada por un régimen que ha intentado controlar no solo el espacio público, sino también el pensamiento y la conciencia de los ciudadanos.

La vocación totalitaria de la Revolución Bolivariana

Francisco Plaza, profesor de filosofía política y fundador de la primera escuela de estudios liberales en Venezuela, ofreció en su libro «El silencio de la democracia» un análisis exhaustivo sobre la naturaleza totalitaria de la Revolución Bolivariana. Según Plaza, la Revolución Bolivariana no ha sido simplemente un régimen autoritario o dictatorial sino un proyecto político con una clara vocación totalitaria, caracterizado por un propósito sistemático de regular todos los aspectos de la vida de los venezolanos y subordinarlos al proyecto revolucionario.

Al destacar la importancia del reconocimiento a la lucha de Machado y González por rescatar la libertad de conciencia de los venezolanos, Plaza explica que con este premio se reconoce que «el daño espiritual que el régimen chavista ha infligido en el alma de la nación venezolana ha sido todavía más devastador que toda la destrucción material e institucional del país.”

El objetivo de suprimir la libertad de conciencia

 

En su búsqueda del dominio total sobre la sociedad venezolana, el obstáculo fundamental que el régimen chavista ha intentado eliminar a través de múltiples formas ha sido, precisamente, la libertad de conciencia: esa capacidad inherente del ser humano para decidir sus actos según sus convicciones morales más profundas. Según Plaza, «suprimir la libertad en este ámbito íntimo del ser humano ha sido el principal objetivo de la Revolución Bolivariana”.

Las reflexiones del profesor de filosofía política derivan justamente de la constatación de los múltiples instrumentos de control social implementados por el chavismo. Estos incluyen la imposición de la hegemonía comunicacional estatal, que promueve un discurso único y distorsiona la verdad; la promoción de un discurso de odio que divide a la sociedad entre «revolucionarios» y «traidores», fomentando la desconfianza y el aislamiento entre los ciudadanos; así como el establecimiento de mecanismos como el Carnet de la Patria y los programas sociales, que manipulan las necesidades básicas de la población para someterla a la obediencia política. Además, se ha implementado una educación ideologizada, diseñada para inculcar lealtad al proyecto revolucionario mientras elimina el pensamiento crítico. Todas estas estrategias tienen como propósito último despojar al individuo de su autonomía moral y espiritual, sometiéndolo a una existencia basada en la mentira y la conformidad.

La Revolución Bolivariana, sostiene Plaza, «tiene como objetivo destruir la libertad para así crear una especie de automatismo ciego, pues el dominio que pretende lograr exige conformidad, rigidez y disciplina. El chavismo pretende obnubilar el sentido moral en la conciencia de las personas para así remover todo obstáculo potencial a su proyecto de dominación total”.

El despertar de la conciencia

 

Afortunadamente, la experiencia histórica ha demostrado que la conciencia humana opone fuerte resistencia a los intentos de dominación totalitaria. Václav Havel, líder de la liberación de Checoslovaquia del yugo comunista, resaltaba que la determinación de los individuos para pensar y expresarse libremente era la fuerza decisiva en el desmoronamiento de los sistemas totalitarios: «Cuando se ahonda la crisis interna del sistema totalitario hasta el punto en que es evidente para todos, y cuando un número cada vez mayor de personas logra emplear su propio lenguaje y rechazar el lenguaje charlatán y mentiroso del poder, la libertad se encuentra sorprendentemente cerca, incluso a corto alcance”.

Siguiendo la línea de pensamiento de Havel, el Dr. Plaza sostiene que «solo se desploma un régimen como el que sufre Venezuela cuando las personas reconocen que no pueden orientar su existencia según la distorsionada definición del bien y del mal del código amoral de la revolución, sino que son responsables de la propia vida de acuerdo con la verdad que escuchan en la voz de su conciencia”.

La reconstrucción, más allá de lo material

María Corina Machado y Edmundo González han trascendido el discurso meramente político para, a través de sus palabras y acciones, despertar la conciencia ciudadana y movilizar al pueblo venezolano en su camino hacia la libertad. El otorgamiento del Premio Sájarov a estas dos figuras pone de relieve la dimensión más profunda de la lucha de los venezolanos: la defensa de la libertad de conciencia.

Esta dimensión de la lucha cobra una importancia crucial frente a los desafíos de la reconstrucción de una nación que ha sido sometida a un proceso de aniquilamiento como el que ha experimentado Venezuela en las últimas décadas. En estos términos lo manifiesta Plaza: «El reto que tenemos los venezolanos es reconstruir sobre una destrucción que va mucho más allá de la devastación material e institucional del país. Sólo una nación que se reencuentra en el bien y la justicia puede superar el mal que ha sembrado este régimen. La reconstrucción material del país, por tanto, no será posible sin antes reconstituir el alma nacional. La tarea de recuperar el ethos de la nación es, entonces, todavía más urgente y ardua que la inmensa labor de reconstrucción material e institucional que tenemos por delante».

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