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¿Y si Rafael Ramírez tiene razón?

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Según lo que afirma Rafael Ramírez, quien fuera el hombre del petróleo de Hugo Chávez, los manejos financieros de lo que podríamos llamar “el madurismo” han arrasado con cualquier control en la amplísima actividad de la industria. Después de todo una cosa es manejar las riquezas del país con criterios y objetivos políticos, como se hizo durante el régimen de Chávez, y otra es manejarlas con recursos de delincuentes como se ha estado haciendo ahora, al menos desde la muerte de Chávez y la salida de Ramírez.

Por: Alfredo Maldonado

Muy lejos de este mal matemático y peor físico y químico que soy yo defender la actuación del chavismo y de Rafael Ramírez, siempre fui cómodo usuario y sin preguntas del ambiente de riqueza petrolera durante el cual crecí. Les confieso que me sentí muy desconfiado –de hecho malhumorado- con todo el ambiente de aquellos años iniciales del chavismo.

No me sentí tranquilo –de hecho ni siquiera me gustaron- con aquellos “técnicos” que se le alzaron a Chávez y terminaron con una medida entre estúpida y perjudicial de paro petrolero y luego paro comercial, porque fueron acciones que nos perjudicaron a todos los no participantes, generaron graves riesgos y no hicieron ni un rasguño a Chávez y a la fe del pueblo en él y, en cambio, convencieron aún más a los sectores populares de una clase alta y profesional en contra del pueblo.

No me gustaron aquellos tecnócratas que noche tras noche asustaban a periodistas y televidentes con todo lo que pasaría cuando el gobierno intentara tomar los buques petroleros, y que hablaron tétricamente de las chispas que podrían volar a los tanqueros anclados, y que incluso podrían ser producidas por los zapatos de los soldados enviados a abordar.

Pero tampoco me gustó aquél Chávez que payaseó con su imagen de Presidente echando a la calle con pitazos a los petroleros derrotados, ni las formas de echarlos de las casas que ocupaban, soy profesional de la imagen a proyectar y de las emociones a comunicar, y ese show transformó a los petroleros en víctimas.

Menos me gustaron los mensajes de Chávez hablando de PDVSA con lenguaje castrista y populista, y aún menos cuando Rafael Ramírez anunció que PDVSA era una empresa “roja, rojita” con sus “erres” de pronunciación recortada. Y más intranquilo me sentía con los alardes de Chávez y sus expropiaciones y cuando aquél anciano Giordani hablaba de una economía extraña, un submarino que quizás él entendía pero los demás no.

Pero lo peor de Chávez fue dejarse abrazar por la perversión de Fidel Castro y por dejarnos saber que la economía y la república la manejaban los cubanos después de medio siglo de hambre de su pueblo, y con ganas enormes de hacerse con el productivo petróleo venezolano. Para mi, intelectual y veterano comunicador, cada vez que Chávez hablaba mostraba ignorancia y populismo. Fue un error de percepción lo que aseguró aquél embajador –creo que se apellidaba Maisto- de Estados Unidos que aseguró sonriente, de Chávez, que había que juzgarlo por lo que hacía y no por lo decía. Si eso era lo que pensaban en Washington, no extraña que no lo supieran prever, pues Chávez alardeó de lo que haría.

No estoy en capacidad de probar si Chávez, Ramírez y su gente robaron en PDVSA, pero si sé que ya antes de la llegada de Chávez algo de esos afanes se aplicaba en la enorme industria. Siempre se han hecho negocios con el petróleo, siempre hemos sido un pueblo de ladrones mayores o menores que esperan ayuda y complicidades, y que quieren ser millonarios antes de los treinta años, viajados y con Ferrari en la puerta. Y de buenos colegios y robando en inglés, y acompañados, claro, por los habitualmente favorecidos militares y políticos vinculados, protectores y gestionadores.

Este escándalo con gente del castromadurimso como protagonista es nuevo, no sabemos realmente de cuánto es el dinero desaparecido, todo indica que Pdvsa produjo y vendió pero fueron otros los que recibieron y no era para ellos ese petróleo ni los dólares que pagaron (¿o no pagaron?) los nuevos favorecidos.

Pero ya no es asunto achacable a Rafael Ramírez que al menos algo aprendió como ingeniero y en PDVSA. Es más fácil creerle a él que a Maduro que por saber nada sabe y a un agitador con sangre árabe en la Universidad de Los Andes. Y nos aumenta el nerviosismo con otro militar para arreglar al petróleo y la petrolera, recordando que los problemas comenzaron realmente con el castromadurismo, Maduro y un militar al frente.

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