Las pandillas crecen como espumas y el sicariato ya hace mella en la sociedad. No solo se necesita un trabajo de seguridad pública bien fortalecido y que se aplique la mano dura contra los delincuentes, sino que esto va de la mano con la educación y el fomento del deporte y las artes.
Y los números son claros. El aumento del pandillerismo es real y los crímenes cada vez mayores.
En cambio, la educación es cuestionada por su baja calidad y en las escuelas no hay un real fomento del deporte y la cultura. Cuando se analizan los números entre los niños que entran en el sistema escolar desde preescolar y se compara con el número de jóvenes que terminan el duodécimo grado en el país, la cifra indica que del cien por ciento que entró, solo termina menos del 50 por ciento. Es decir, la mitad se quedó en el camino, lo que le hace presa fácil para el adoctrinamiento en bandas delincuenciales.
Es importante que el Gobierno fomente la construcción de estadios, gimnasios multiuso y canchas deportivas en las escuelas, así como el fomento del teatro, la música y otras bellas artes.
El problema viene de hace décadas, por el descuido que hemos tenido en la educación de nuestros hijos. Nos hemos ocupado en la construcción de carreteras y otras infraestructuras, pero hemos descuidado las escuelas, sobre todo, aquellas que además de aulas, tienen de todo para ser el verdadero centro del conocimiento, deporte y arte en cada pueblo.
¡Así de simple!
Editorial escrito por Gerardo Berroa Loo, director de La Estrella de Panamá
