Panamá vivió el año pasado las consecuencias del alto costo de la vida cuando el país se paralizó por un mes debido a protestas populares que tuvieron como detonante el aumento en los precios de los combustibles.
Por: Francisco Paz – Panamá América
Con esta situación, se cumplió la premisa de que el enemigo más grande que puede tener la estabilidad económica es la inflación, como lo describió Carlos Barsallo, presidente ejecutivo de la Asociación Bancaria de Panamá (ABP).
Sin embargo, en momentos en que el Gobierno ha comenzado a eliminar subsidios implementados en los momentos más difíciles de la pandemia y de la crisis social de julio del año pasado, factores externos continúan representando una espada de Damocles sobre la frágil economía panameña.
«Por eso es que ustedes ven estas medidas sin precedentes, lo que hemos vivido en el último año con los aumentos de tasas tan rápidos como nunca en la historia», destacó el banquero.
Estas medidas a nivel internacional se han tomado ante la urgencia de aplicarlas antes que se descontrole por completo el proceso inflacionario y termine acabando con los ahorros y el poder adquisitivo de la gente, a criterio de Berguido.
«En la medida que las personas ven erosionar su poder adquisitivo, hay menos dinero disponible para hacer otros gastos; por eso afecta a todos», consideró.
Recordó que Panamá ha sido bendecida por décadas de tener inflaciones relativamente bajas, en comparación cuando se dan otras, pero la de este último año fue más alta que el promedio histórico.
Este proceso inflacionario se da en momentos en que el país tiene un nivel de desempleo relativamente alto, por lo que no hay mucha demanda interna que esté generando una presión en el incremento de los precios, sin embargo, desde afuera se ha sentido el impacto.
Así lo explica el exministro de Economía, Frank De Lima, quien detalla que existen factores externos que nos golpean como el precio del petróleo, entre otros.
«Está el incremento en las tasas de interés local y globalmente; el control de precios en algunos productos de la canasta básica ha distorsionado las mediciones del costo de la comida, pero si uno saca una ecuación, si se ha sentido y se ha visto un incremento en el costo de la comida y en salir a comer», indicó De Lima.