En diciembre de 1989, Estados Unidos lanzó la Operación Causa Justa, una intervención militar que derrocó al dictador panameño Manuel Noriega. Este evento marcó un punto de inflexión en la historia de Panamá, no solo en términos políticos, sino también económicos.
La invasión dejó al país en una situación de crisis inmediata, pero en las décadas posteriores, Panamá logró transformarse en una de las economías más dinámicas de América Latina.
La invasión estadounidense tuvo un costo económico significativo para Panamá. Antes del conflicto, el país ya enfrentaba una crisis debido a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos desde 1988. Estas sanciones, que incluyeron la congelación de activos y la suspensión de créditos, llevaron a una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de Panamá de un 1.8% en 1988 y un 0.4% en 1989. Durante la invasión, los saqueos y la destrucción de infraestructura, especialmente en áreas como El Chorrillo, agravaron la situación. Según un informe del Banco Mundial, el PIB per cápita disminuyó en los años inmediatamente posteriores, reflejando una economía golpeada por la inestabilidad.
El desempleo se disparó, y el sector público, que había sido un pilar bajo el régimen de Noriega, se redujo significativamente. Un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala que la crisis económica exacerbó la pobreza, afectando a más del 40% de la población en los primeros años de la década de 1990. Sin embargo, la llegada al poder de Guillermo Endara, respaldado por Estados Unidos, marcó el inicio de esfuerzos para estabilizar la economía. Con el apoyo de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Panamá implementó medidas para reabrir bancos, atraer inversión extranjera y restablecer el flujo de capital.
Recuperación y transición hacia el control del Canal (1996-2000)
A mediados de la década de 1990, Panamá comenzó a mostrar signos de recuperación. Un hito clave fue la transferencia del Canal de Panamá a manos panameñas en 1999, acordada en los Tratados Torrijos-Carter de 1977. El Canal, que representa una de las principales arterias del comercio mundial, se convirtió en una fuente de ingresos crucial para el país. Según datos de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), los ingresos por peajes comenzaron a contribuir significativamente al presupuesto nacional, pasando de 500 millones de dólares en 2000 a más de 2 mil millones en años posteriores.
El sector financiero también se recuperó rápidamente. Panamá, conocida por su centro bancario internacional, atrajo capital extranjero gracias a su régimen fiscal favorable y su posición estratégica. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destaca que el número de bancos en el país creció de 74 en 1990 a más de 90 en 2000, consolidando a Panamá como un hub financiero regional. Sin embargo, esta recuperación no estuvo exenta de críticas. Un análisis del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) señala que la percepción de Panamá como un centro de lavado de dinero persistió, lo que generó preocupaciones internacionales sobre la transparencia de su sistema financiero.
El auge económico del siglo XXI (2000-2010)
La primera década del siglo XXI marcó un período de crecimiento económico sostenido para Panamá. Según el Banco Mundial, el PIB de Panamá creció a una tasa promedio anual del 6.2% entre 2000 y 2010, una de las más altas de América Latina. Este crecimiento estuvo impulsado por varios factores clave:
- Ampliación del Canal de Panamá: En 2006, los panameños aprobaron en un referéndum la ampliación del Canal, un proyecto que costó 5.25 mil millones de dólares y se completó en 2016. Según la ACP, esta inversión incrementó la capacidad del Canal para manejar buques más grandes, lo que duplicó los ingresos por peajes en la década siguiente.
- Construcción y sector inmobiliario: El boom de la construcción transformó la Ciudad de Panamá en un centro de rascacielos y desarrollos inmobiliarios. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que el sector de la construcción generó miles de empleos, contribuyendo al 17% del PIB en 2008.
- Zona Libre de Colón: Esta zona franca, la segunda más grande del mundo, se fortaleció como un centro de comercio regional. Según datos del Ministerio de Comercio e Industrias de Panamá, la Zona Libre de Colón generó más de 3 mil millones de dólares en exportaciones en 2010.
El turismo también desempeñó un papel importante. Según el Instituto Panameño de Turismo, el número de visitantes internacionales creció de 1.1 millones en 2000 a 2.1 millones en 2010, impulsado por la estabilidad política y la promoción de Panamá como destino turístico.
Desafíos y desigualdad (2010-2025)
Desde 2010, Panamá ha mantenido su posición como una de las economías más dinámicas de la región, con un PIB per cápita que alcanzó los 15,090 dólares en 2023. Sin embargo, el crecimiento económico no ha sido equitativo. Según un informe del PNUD, el índice de Gini, que mide la desigualdad, se mantuvo en torno a 0.50 en la década de 2010, uno de los más altos de América Latina. Las comunidades rurales y las poblaciones indígenas, en particular, han quedado rezagadas, con tasas de pobreza que superan el 40% en algunas regiones.
El escándalo de los Panama Papers en 2016, documentado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), expuso las prácticas opacas del sistema financiero panameño, lo que generó presión internacional para aumentar la transparencia. Aunque Panamá ha implementado reformas para cumplir con estándares internacionales, como los establecidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la reputación del país como paraíso fiscal sigue siendo un desafío.
La pandemia de COVID-19 también afectó a Panamá, con una contracción del PIB del 17.9% en 2020. Sin embargo, la economía se recuperó rápidamente, con un crecimiento del 15.3% en 2021, impulsado por la reactivación del comercio global y los ingresos del Canal.
Perspectivas actuales y futuro
Hoy, Panamá sigue siendo un pilar del comercio y la logística global. La ACP proyecta que los ingresos del Canal alcanzarán los 4.5 mil millones de dólares anuales para 2025, consolidando su importancia para la economía. Sin embargo, el país enfrenta retos estructurales, como la necesidad de diversificar su economía para reducir la dependencia del Canal y el sector financiero. Además, la desigualdad y la pobreza requieren políticas públicas más inclusivas, como señala el BID, que recomienda invertir en educación y salud para cerrar las brechas sociales.
En conclusión, la evolución económica de Panamá tras la caída de Noriega refleja una historia de resiliencia y crecimiento, pero también de desafíos pendientes. Desde la crisis de los años 90 hasta convertirse en un hub económico global, Panamá ha aprovechado su posición estratégica. Sin embargo, para que el crecimiento sea sostenible y equitativo, el país debe abordar las desigualdades y fortalecer la transparencia de sus instituciones. Esta trayectoria, marcada por logros y obstáculos, ofrece lecciones valiosas sobre el impacto de las transformaciones políticas en el desarrollo económico.