El Día del Ingeniero se celebra en Venezuela cada 28 de octubre desde 1961, año centenario de la creación del Colegio de Ingenieros del país.
Este día se celebra con el fin de enaltecer la labor ejercida por los profesionales que ejercen en este ramo de la ciencia y la tecnología.
El Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV) es un cuerpo gremial colegiado y moral de carácter público, con personalidad jurídica y patrimonio propio, integrado por todos los profesionales inscritos en el mismo, hállense o no en el ejercicio de su profesión, regulado además por la Ley del Ejercicio de la Ingeniería, Arquitectura y Profesiones Afines de Venezuela.
Su propósito principal es velar por el interés público y actuar como asesor del estado en asuntos relacionados con áreas de la ingeniería. El CIV regula el ejercicio profesional de los ingenieros venezolanos y atiende a los intereses generales de sus agremiados.
Breve historia
Para el año 1844, el ingeniero Olegario Meneses recomendó la creación del Colegio de Ingenieros. Sin embargo, no es sino hasta el 24 de octubre de 1860, que el Presidente Manuel Felipe de Tovar promulgó el decreto en el cual se reglamenta la Academia de Matemáticas y enuncia en su artículo 45 que todos los ingenieros de la República constituirán un cuerpo que se denominará «Colegio de Ingenieros».
El 27 de octubre de 1861, el ingeniero Agustín Aveledo ofrece la sede del Colegio de Santa María, situado entre las esquinas de Veroes a Jesuitas de Caracas, para la celebración de la junta preparatoria quedando instalado el Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV) el 28 de octubre de 1861. Inicialmente adscrito al antiguo Ministerio de Guerra y Marina fue dirigido por el Comandante de Ingenieros Juan José Aguerrevere y como Secretario el Teniente de Ingenieros, Francisco de Paula Acosta. Más tarde, en 1881, el colegio queda adscrito al Ministerio de Educación.
En 1922, el ingeniero Vicente Lecuna, quien más tarde habría de convertirse en el más insigne historiador de la vida y obra de Simón Bolívar, promueve la discusión del proyecto de «Ley de Ejercicio de la Ingeniería», estatuto en el que se establece la facultad del CIV para formular los aranceles de honorarios profesionales y velar por los más altos intereses generales del gremio, que lo convierte en fiel celador de la ética profesional. A partir de ese momento se inicia una etapa de crecimiento del CIV y su importancia se consolida sin pausa en resguardo del crédito profesional y de la aplicación rigurosa de las mejoras técnicas en las obras públicas y privadas y a él se debe en gran medida la introducción de las modernas ciencias y de los más avanzados procedimientos que han dado como fruto el desarrollo Venezuela de nuestros días, con sus audaces autopistas y viaductos, las gigantescas obras hidráulicas, los elevados rascacielos y los grandes complejos industriales.
El CIV sin residencia propia desde sus inicios fija su asiento en el edificio de Parque Los Caobos, donde se inauguró en 1941, gracias al patrocinio del Ing. Enrique Jorge Aguerrevere, para ese entonces Ministro de Obras Públicas, y erigido conforme al proyecto de Luis Eduardo Chataing, uno de los grandes arquitectos de la época contemporánea. Contaba entonces el país con un millar de ingenieros, arquitectos y profesionales afines.