Arturo Uslar Pietri es sin duda el intelectual venezolano más complejo y completo del siglo XX.
Por: iVenezuela
Su obra literaria más conocida son las novelas Las Lanzas Coloradas (1931) y El Camino de El Dorado (1947). Venezuela lo recuerda por su capacidad pedagógica demostrada en la serie de televisión Valores Humanos, y sus inconfundibles frases “Amigos Invisibles” y “Hay que sembrar el Petróleo”; además por su conocida columna “El Pizarrón” para el diario El Nacional.
Arturo Uslar Pietri nace el 16 de mayo de 1906 en Caracas. En 1923 publica su primer cuento El silencio del desierto; ese mismo año comienza sus estudios de Derecho en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde comparte con la futura Generación del 28.
El joven Uslar Pietri asiste a diversas peñas intelectuales. A los 33 años se casa con Isabel Braun Kerdel. A partir de 1936 participa activamente de la política nacional, ejerciendo varios cargos como Ministro; fue electo al congreso; incluso se postuló como candidato presidencial. En 1945 tras el golpe de Estado contra Medina Angarita, se ve forzado a abandonar el país y se exilia en Nueva York, donde impartirá la docencia en la Universidad de Nueva York.
En 1950 regresa al país y se incorpora como profesor en la Universidad Central de Venezuela. Entre 1969 y 1974 dirige el diario El Nacional; se traslada a París como Embajador de Venezuela ante la UNESCO, hasta 1979. Entre los premios más importantes que recibió destacamos: Premio Nacional de Literatura (1954), por sus ensayos Las Nubes; Premio Nacional de Periodismo (1971); Premio hispanoamericano de prensa Miguel de Cervantes (1973); Premio Nacional de Literatura (1982) por La Isla de Robinsón; Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1990); y, Premio Rómulo Gallegos (1991) por la novela La visita en el tiempo.
Arturo Uslar Pietri muere en Caracas el 26 de febrero de 2001.
Uslar Pietri y el petróleo
El 14 de julio de 1936 publicó en el diario Ahora un artículo titulado «Sembrar el petróleo».
En este artículo exponía la creciente dependencia de Venezuela del petróleo y propuso que había que salir de ese esquema. Uslar Pietri declaró que había que utilizar el petróleo no para pagar más importaciones, sino para buscar nuevas fuentes de ingreso para el país y crear fuentes de producción que contribuyesen a un desarrollo sostenido.
En su artículo «El festín de Baltasar», Uslar Pietri menciona el episodio bíblico del festín del rey Baltasar, cuando Daniel tiene que descifrar las palabras escritas en el muro del palacio. Uslar Pietri escribió:
Hasta que aquella mano misteriosa escribe en la pared la enigmática sentencia que anuncia la inevitable catástrofe y que empieza con la palabra «mene». Una palabra que las gentes del lago de Maracaibo conocen bien y saben descifrar.
En efecto, la palabra «mene» significaba «petróleo» en la lengua de los indígenas de esa zona tan rica en yacimientos petrolíferos. Uslar escribió:
Ya nuestros precios no son el resultado de la oferta y de la demanda en los mercados mundiales. El precio del café o el de la carne o el del maíz no suben en Venezuela porque el juego de las fuerzas económicas así lo determinen, sino porque los productores exigen el aumento y el Estado complaciente se los acuerda.
Más adelante escribió:
¿Hasta cuándo podrá durar este festín? Hasta que dure el auge de la explotación petrolera. El día en que ella disminuya o decaiga, si continuamos en las condiciones actuales, habrá sonado para Venezuela el momento de una de las más pavorosas catástrofes económicas y sociales.
Su idea de «sembrar el petróleo» como fuente de ingreso de Venezuela fue difundida por el escritor en numerosas ocasiones, exponiendo sus argumentos sobre la utilización racional de dicha fuente energética.
Si en este momento, por azar infortunado del destino, los precios del petróleo bajaran de una manera importante en el mercado mundial, Venezuela sería un caso para la Cruz Roja Internacional. Aquí vendrían a repartir sopas en las esquinas.