Don Salomón Rondón regaló a los venezolanos un momento épico.
No solo la belleza de la ejecución y el significado deportivo de este gol, sino el momento en que sucedió y lo que significó… un grito al unísono de todos los ciudadanos de un país que se arropa bajo una misma bandera.
La Selección Nacional de fútbol de Venezuela, la querida Vinotinto, volvió a demostrarnos que con Fé, mucho trabajo y ganas, los sueños pueden llegar a cumplirse.
Que siga siempre la Fé, que sigan siempre las ganas y que, con el favor de Dios podamos vivir aún más momentos «de pinga», como este que vivimos.