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Historias del Copei que conocí (III). El gran gobernador que casi no tuvo el Zulia, por Vladimir Petit Medina

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La cara de Oswaldo Álvarez Paz era un poema. Los presentes en la casa del querido Tigre Belloso, aquella calurosa noche de Enero de 1989 vimos la tensión en su rostro y el esfuerzo por contenerse. Apuró el whisky y contestó al planteamiento de Eduardo Fernández: -Compadre yo creo que esta propuesta no es bien intencionada. Así que la voy a pensar bien porque además no me la esperaba. Acto seguido se paró y se fue con quien había venido, el siempre afable Leonardo Ferrer. El anfitrión-compadre de ambos protagonistas, Eduardo, Salomón Muci y este servidor nos quedamos con los ojos claros y sin vista. Fernández apenas dijo:-¿Es idea mía…entendí mal u Oswaldo acaba de declinar mi propuesta de ser el candidato a primer gobernador electo del Zulia? Las encuestas de Conciencia XXI que le enseñé demuestran que tiene chance y con la suerte que siempre le acompaña, la gobernación estaría cerca¡¡¡ Silencio sepulcral. Al rato emprendimos el regreso al aeropuerto escoltados por la patrulla amarilla de DISIP que por cortesía enviaba el gobernador de turno: Omar Barboza. Horas antes habíamos llegado a Maracaibo exclusivamente para este encuentro y el mandatario regional tuvo la amabilidad de enviar a uno de sus hombres de confianza, a la sazón diputado regional, con quien decidí montarme en su carro para no desairar el gesto. En un carrito muy humilde apenas cabía yo con mis 1,98mts y 120 kgs de peso y al volante del mismo iba su dueño: Manuel Rosales, a quien conocí esa noche.

Por: Vladimir Petit Medina

Ahora la historia que explica esta reacción de OAP.

En 1989 Venezuela se disponía a elegir por primera vez a sus gobernadores y alcaldes de manera directa. La historia nunca podrá dejar de reconocer a quiénes se les debía aquel gran avance: Ramón J Velásquez, quien inició la COPRE y que era uno de los grandes venezolanos del siglo, Carlos Blanco, quien continuó aquella labor logrando el acuerdo político para reformar el estado venezolano y que desde siempre fue un ídolo de juventud del autor de este artículo, CAP y Eduardo Fernández, quienes siendo candidatos comparecieron ante la Comisión Para la Reforma del Estado y en sendas ponencias propusieron avances similares, entre ellos la elección directa. Mayor logro en una Venezuela que siempre cuidó que no se desmembrara la república desde los tiempos en los cuales Gómez arrasó con los caudillismos regionales para unificar su poder. No en balde los jefes regionales eran designados como presidentes de cada estado y eran de libre nombramiento y remoción. Así, se procedía de forma inédita en nuestra historia reciente y eso desataba aspiraciones y pugnas.

Eduardo Fernández y Oswaldo Álvarez Paz conformaron junto a Abdón Vivas Terán, una generación de oro fraguada desde la Juventud Revolucionaria Copeyana (JRC). Los dos primeros siempre habían marchado unidos y fue Eduardo el que le propuso a Caldera que al momento de la intervención de Abdón al frente de la JRC se trajeran como sustituto al entonces Presidente de la FCU LUZ, Oswaldo. En 1979 y siendo Luis Herrera el Presidente en ejercicio, Eduardo recupera la secretaría general para las huestes calderistas enfrentando a un hombre correcto, honesto y trabajador pero alineado en ese momento con Luis Herrera, Pedro Pablo Aguilar. En esa contienda contó con el apoyo de Caldera y Oswaldo. En 1984, apenas culminada la administración Herrera, Eduardo corrió nuevamente por la secretaría general de Copei. Entonces Oswaldo hizo una inequívoca declaración: «Ahora tengo 5 años más de razones para apoyar a Eduardo». Fernández ganó por una pela. Pero en 1987, ya en los albores del enfrentamiento entre Caldera y Eduardo… Oswaldo cuadró con el fundador. Este episodio, patentado en el Congreso Socialcristiano, dejó una marcada distancia entre los compadres.

Por otra parte, Oswaldo se mantenía activo en su presencia y labor como diputado por el estado Zulia. Después de la JRC se mantuvo como miembro del Comité Nacional de Copei, luego Jefe de la Fracción Parlamentaria, Presidente de la Cámara de Diputados y posteriormente Presidente de la Comisión de Política Exterior de Diputados. En todos esos cargos se distinguió por su desempeño, consolidó su fama de gran orador y político sagaz. Pero para ganar el Zulia aquello no era suficiente.

A raíz del caso de Los pozos de la muerte el jefe del MAS zuliano, Luis Hómez, había adquirido innegable protagonismo. La gente le tenía respeto y cariño. Este parlamentario zuliano era politólogo graduado en Boston con postgrado en la Sorbona de París y para el momento de la conversación con la cual iniciamos este relato encabezaba ampliamente las encuestas a gobernador de su estado. De segundo marchaba el jefe de una poderosa maquinaria aceitada a punta de cargos y dinero mal habido, Américo Araujo de AD. Sin embargo, lo que evidenciaba la encuesta de Conciencia XXI que Eduardo le entregó a Oswaldo en nuestra presencia es que el zuliano más respetado para ese momento era…quien precisamente terminaría siendo el zuliano mayor. Es por eso que El Tigre, con absoluta buena fe planeó ir a convencer a su compadre de dar la pelea calculando que desde el momento del anuncio ya estaría posicionándose sobre Araujo y confiando que con la labia y suerte de OAP, tenía un gran chance de derrotar a Hómez. Pero Oswaldo no lo vio así. Era evidente que Álvarez Paz creía que la candidatura era un peine de Fernández. Soy testigo de que nunca lo fue.

Una semana después de la improductiva conversación entre los compadres en Maracaibo, recibí la llamada de Salomón:-Prepara un nuevo viaje a Maracaibo. Van Eduardo, el comisario Hernández y tu. Nadie más. Van a lo mismo. Parece que el hombre entró en razón.

En ese nuevo encuentro todo fluyó de manera diferente. OAP hizo preguntas interesantísimas, pidió opiniones y sus intervenciones ya dejaban entrever que se había paseado seriamente por aceptar la candidatura. Después supimos que había consultado con varios amigos, su hermano Fernando, su tío Paz Galarraga y con el propio Presidente Caldera. Cerraron la reunión con un apretón de manos, un sentido abrazo de hermanos y el compromiso de hacer de todo para ganar. Fue emocionante. En el avión Eduardo estaba de celebración. Ciertamente OAP era alguien muy importante para él.

Así comenzó Oswaldo una intensa campaña muy bien llevada y que en poco tiempo le catapultó en preferencias. Unas semanas después, Hómez se desvanecía en un acto público. La lamentable enfermedad que al final le derrotaría comenzaba a aflorar. Unos meses más allá, un segundo colapso lo mandó al hospital en estado de gravedad. Entonces Oswaldo grabó un comercial jugando pelota, bateando y corriendo. Planeó un remate ideal en el cual, sin coincidir, participaron Caldera y Eduardo…algo que solo podía hacer El Zuliano mayor. Y así, por la insistencia de Eduardo, la decisión y el esfuerzo de OAP y los designios del destino, ese estado contó con uno de los más brillantes gobernadores en la historia del país el cual fue reelecto por una paliza histórica después de ser secuestrado por los alzados del 4F. Unos meses luego de aquello renunció para ser candidato en las primaras abiertas y allí derrotar ampliamente a su compadre. A los meses, el mismísimo Presidente Caldera, su padre político, le derrotó dejando a Venezuela sin la posibilidad de tener otro gran presidente.

Con los años me he reconocido más oswaldista de lo que nunca antes imaginé ya que el Zuliano mayor fue precursor de muchos de los postulados que ahora están en boga como reacción ante el chavismo y ha sido un digno opositor, una roca

Oswaldo, al igual que su compadre, tuvo un crucial y emocionante reencuentro con Caldera casi al final de los días del legendario jefe. Pero esa es otra historia.

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