¿Alguna vez probaste una arepa cabimera o un patacón dentro de un comedor sobre ruedas? Si nunca lo hiciste, llegó el momento de vivir la experiencia con Sabor Zuliano Utah. En Midvale, un antiguo autobús escolar cambió de ruta para convertirse en uno de los lugares más particulares al revolucionar la forma en que se disfruta la gastronomía venezolana en la ciudad.
Daniel y su esposa, son los conductores de un viaje culinario que deleita a los pasajeros a través de su auténtica sazón y calidez. Apoyados por un food truck, donde preparan deliciosos platos, convirtieron pequeños desafíos en grandes oportunidades. Si te gustan las buenas historias y también admiras a los venezolanos soñadores, acompáñanos a descubrir cómo este emprendimiento conquistó la atención de todos desde su reciente apertura.
Daniel Morán dejó atrás una vida de negocios en su tierra natal. “Tenía una farmacia, adicional a eso también manejaba un restaurante y bueno debido a toda la situación económica, a la escasez de productos, al sistema monetario en Venezuela que es muy inestable, me vi obligado a emigrar”, relató Daniel a La Patilla.
“Llegué a Estados Unidos, volé al estado de Utah. Trabajé por mucho tiempo en fábricas, en Amazon; luego decidí trabajar en una empresa que hace aires acondicionados y esas cosas”, añadió.
No obstante, el primer gran reto fue empezar desde cero. “Después de tener mi casa propia, llegar, vivir arrimado, depender de terceras personas que te ayuden. Dejar tu comodidad, tu casa, calor de hogar fue difícil”, confesó.
Entonces, tuvo una visión de negocio al encontrar la solución para el invierno que frena a tantos comercios móviles: transformar un autobús escolar en un espacio cálido y acogedor.
De Maracaibo a Midvale
Fue así como posteriormente, Daniel decidió dar un salto al emprendimiento junto a la complicidad de su esposa, quien se convirtió en la mente maestra detrás del menú. “Le dije: ‘vamos a hacerlo juntos, tú te encargas de cocinar, yo me encargo de hacer la mano de obra, construcción del bus’”.
Antes de diseñar el concepto en su mente, surgió de una observación práctica. “Siempre he pensado que un negocio da resultados cuando busca solucionar un problema de algo faltante y he visto que en Utah, cuando llega el invierno, bajan las ventas en la mayoría de los food trucks. La gente no va, no asiste a un food truck porque no hay dónde comer, el frío no te deja”, explicó.
El proyecto tomó forma en solo tres meses. Daniel compró el autobús amarillo, lo pintó, y trabajó cuidadosamente para hacerlo más cómodo y cautivador. “Dije ‘ahorita viene la nieve, la gente no va a tener donde comer cómoda’, ya el food truck es algo adicional porque tenemos el bus y un food truck aparte para cocinar, y a raíz de todo eso tuvimos la iniciativa de emprender en algo nuevo, innovador”, compartió emocionado.
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