Por Domingo Carrasquero R
«In god we trust»
-A la memoria del viejo Domingo mi padre, trabajador petrolero y a la de todos sus pares.
La refinería inició operaciones -según relatan las crónicas- el 7 de mayo de 1949. Desde esa fecha al día de hoy han transcurrido 75 años de ese arranque; empezó con tres destiladoras y una planta de gas con una capacidad de proceso de 50 miĺ barriles diarios (mbd). Luego fue objeto de sucesivas ampliaciones en su capacidad que ya en 1952 era de 200 mbd.
Su instalación fue producto de una negociación entre la angloholandesa Shell y el gobierno venezolano, amparado por la Ley de Hidrocarburos de 1943 -la que estableció el fifty-fifty- que obligaba a las empresas petroleras concesionarias a refinar al menos el 10% de su producción en el pais. En realidad, en los planes de la trasnacional se contemplaba la construcción de la refinería en una isla del Caribe y no acá el país
Con ese sustento legal, postergado por la segunda guerra mundial, en1945 se inició el novedoso proyecto, primero de su tipo en #Paraguaná. A manera de información, agregamos que para la fecha la Mene Grande Oil tenía en la zona unas instalaciones de almacenamiento de crudos provenientes de los yacimientos del lago -donde actualmente están las instalaciones de la base naval-; también ya para esa época todo el territorio de la Península había sido dado en concesión por el gobierno a empresas petroleras transnacionales, pero no hay noticias de que haya habido actividades exploratorias ni productivas en el área.
El diseño y la ingeniería del proyecto se realizó en las oficina centrales de la Shell en Londres, donde un afanoso grupo técnico anglo-holandés, en medio de las turbulencias de un mundo en guerra, se encargó de afinar los estudios de lo que sería la Refinería de Cardón y que con el correr del tiempo se convertiría en el complejo refinador más grande del mundo.
Al finalizar la conflagración y despejarse el camino, Shell emprendió el proyecto refinero; designó como lider a un carismático ingeniero holandés -Louwerse- que venía de comandar la construcción de una refinería en el Golfo de México. El ingeniero Ramón Cornieles quien fue el primer venezolano gerente de la refinería dice que «las instalaciones se construyeron en un terreno semidesertico azotado por un inclemente sol y fuertes vientos» ese era el entorno ambiental peninsular que encontraron los recién llegados.
Lo cierto, es que el naciente proyecto fue pionero con inversión extranjera directa en la península, y en conjunto con el de la refinería Creole en Judibana impactaron decisivamente el entorno económico, social, laboral y urbanístico de la hasta entonces preterida zona.
En Punta Cardón en terrenos de la sucesión Arcaya, negociados con Shell, se inició el proyecto. Se constituyó este emprendimiento en una nueva fuente de empleos, para los paraguaneros y para gente de otras latitudes que empezaron a confluir en busca de las nuevas oportunidades. Paralelamente se urbanizó el área para que sirviera de zona residencial al contingente humano que empezó a laborar en la refinería.
Así se se llegó hasta1976 cuando con la «estatización petrolera», las antiguas concesionarias salieron del negocio, se creó PDVSA y a Maraven como su filial y dueña de las instalaciones refineras; fue una transición bien organizada en todo sentido, a pesar de los temores y recelos por lo que significaría la entrega del hasta el momento un eficiente negocio en mano de políticos.
En los años 90 del siglo pasado se desarrolló una ampliación y modernización con el proyecto PARC, que cambió el patrón de refinación, se incorporó la conversión profunda a 60 mbd y se elevó la capacidad de proceso a 305 mbd.
En 1997 se fusionaron las refinerías de Cardón, Judibana y Bajo Grande y se creó el Centro de Refinación #Paraguaná (CRP) con una capacidad instalada de 945 mbd de crudos, de los cuales 305 mbd estaban en Cardón. En ese momento era el complejo refinador más grande del mundo. Se seguían produciendo combustible para el mercado nacional y para exportar. De sus terminales de embarque salían tanqueros cargados para los clientes en Norteamérica y el Caribe.
En el año 2002 se produjo un determinante y desafortunado hecho, el despido de 23 miĺ empleados, la fuerza de trabajo -el capital humano- de la empresa; todos observamos estupefactos como el primer mandatario «pito en mano», y en cadena nacional empezó a despedir a los empleados que se habían sumado al paro cívico nacional. Los efectos de la descapitalización no se hicieron esperar en la eficiencia operativa del complejo.
Desde ese momento las cosas en el CRP empezaron a cambiar. La obsolescencia de las plantas, la falta de inversiones, la ausencia de personal calificado, la politización y la corrupción fueron mermando la eficiencia procesal del complejo. Las informaciones disponibles dan cuenta de en estos momentos la capacidad productiva llega al 20% del total instalado. La cual se manifiesta en la escasez y el racionamiento del combustible automotor en el pais. Las autoridades culpan irresponsablemente a las «sanciones del imperio» de los problemas, que si bien afecta la operatividad y tiene incidencia en el área de mantenimiento de las instalaciones, es una parte del problema.
De todas maneras, la lamentable situación ha llegado al extremo que el país pasó de ser exportador de crudo y productos a convertirse en importador neto. Además como si fuera poco, su mercado natural la costa este de USA por problemas políticos está cerrado al crudo venezolano. Y esta es la exasperante y lamentable realidad de lo que una vez fue el complejo refinador más grande del mundo; que sin duda llegó a ser un oasis de excelencia, y que hoy forma parte de una degradada corporación energética que fue líder en los mercados globales. Que hoy está llegando a su 75 aniversario en plena decadencia. «Cosas veredes» como decia el sabio.