Al ser elegido a un cargo privado o público, se adquiere poder y representatividad para dirigir y actuar. En el gubernamental especialmente, la ciudadanía espera, que sus actuaciones estén de acuerdo a planes y propuestas ofrecidos, que antepongan el bien común a intereses personales o partidistas y rindan cuenta. Por desgracia, en la realidad no es así; algunos actúan indebidamente, sin restricciones y disponen de recursos del Estado como si de su caja chica se tratase, o deciden sobre asuntos trascendentales del país a su antojo y sin consulta. Llegan al extremo de proceder irresponsables sin ser conscientes de que representan a millones de ciudadanos. No hay duda de que el poder los hace perder el rumbo y la razón.
Después de observar la actitud y acciones -que quien suscribe, califica de espectáculo ingrato y oportunista traición- del llamado G4 devenido en G3, se debe concluir: que todos quienes por ellos fueron nombrados para representarlos, deben renunciar. No pueden seguir al servicio de sus verdugos.
Independiente de la condición personal y sin hacer juicio de valor, son producto de la Plataforma Unitaria, instrumento de dominación política, engendrados y nacidos sujetos a título parcializado y comprometidos en una relación tóxica; demostrando los hechos; operan como mafiosos, en cofradía de pandilla, en manada sin escrúpulo ni sentido de patria, entregados y entregando sin miramiento.
Importante referirse en lo particular a la Comisión Nacional de Primaria, inmovilizada desde un principio a la subordinación política evidenciada en el Reglamento, aprobado previa su designación. Sin discutir la probidad de sus miembros, se ha cuestionado, ¿quiénes los eligieron y bajo que parámetro? Además, lo correcto y juicioso de imparcialidad, es que ellos, y no el G4 debieron dictar su propio estatuto.
¿Cómo avalar un proceso planteado, reglado en forma sectaria y de rigurosa injerencia partidista? La gran mayoría ciudadana está consciente y convencida de que, para cambiar al régimen violador de los Derechos Humanos y al sistema socialista corrupto que lo sustenta, debemos también, sustituir al liderazgo perjuro, cómplice, y cohabitador, hoy adúltero. Sí, el mismo que arrastra a la Comisión de Primaria.
Lo que ocurrió era previsible y fue advertido. La mayoría de los curules prorrogados transgreden sus propias normas para suprimir a la presidencia interina. Se podría hilar más fino jurídicamente, pero no tiene sentido, la realidad se impone y la traición se perfeccionó. De acuerdo o no, debatir su inconstitucionalidad en un país donde la Ley es letra muerta, resulta inútil. Independiente de la liquidación opositora, no solamente por sus errores y omisiones, sino también por el inmenso rechazo y desprecio ciudadano, traicionado y burlado por ellos, muchas veces. Sin embargo, en una Venezuela, donde cualquier cosa puede suceder, descartar indignidades e inmoralidades es posible.
Hay silencios que hablan y hasta pegan gritos. El interinato se subordinó incondicional al G4, y su vocero, un programa habla el embajador. Olvidando su verdadero y único compromiso, que era reverenciar el mandato de la mayoría ciudadana. Solo tenía que cumplir: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Lo demás era accesorio, un agregado innecesario y sin mandamiento. De allí, la apatía y dejadez del venezolano que le importa poco la política, por lo que, tiene efecto en minorías.
La soledad de la oposición, es dramática y trágica; la del interinato patética, que sale por la puerta trasera, huérfano en su infortunio, sin sedativos para aliviar su aflicción, y tampoco contará con el auxilio de aquellos que solicitaron favores, se deleitaron de banquetes, bebieron a placer brebajes de color ambarino, sustrajeron sin urbanidad y desfalcaron sin comedimiento; para despertar desvalijado de las elegantes indumentarias que emperifollaban su transitoria ilusión; en una nación que no galantea ni corteja con perdedores. Con el resultado atroz, de un régimen castro comunista y socialista bolivariano, estos canallas han confirmado en sus labores.
El país esta urgido de líderes con dignidad, principios y ética, para recuperar la respetabilidad. Por eso, el reclamo ciudadano sobre la cesación de cualquier funcionario, que de buena fe haya aceptado participar en burocracias, desconociendo la calaña de incorrectos que los escogieron para representarlos en picardías y arrebatos prohibidos, deben separarse de sus funciones.
¡Veremos!
@ArmandoMartini