Morfema Press

Es lo que es

Beatrice E. Rangel

Por Beatrice E. Rangel

Muchas han sido las generaciones de Latino Americanos que se formaron entendiendo que el imperialismo era la fase superior del capitalismo tal y como lo dijera Lenin. Desde luego que nadie nunca se preguntó como era posible explicar el imperialismo Chino del siglo 221 AC a 1912 DC o el Romano de los siglos 31 AC a 476 DC cuando aún no existía el capitalismo que se consolida a partir del siglo XIX. Porque la idea no era comprender la historia sino enjuiciar a los Estados Unidos país líder del capitalismo.

Ahora esas voces otrora denominadas progresistas nos dicen que debemos cuidarnos de Estados Unidos y Europa porque en esta fase de recomposición económica mundial ambas regiones van a intentar dominar el mundo. Pero cuando uno analiza las corrientes de comercio resulta que tanto Europa como Estados Unidos necesitan de América Latina y África para estabilizar sus economías por tanto se concretan las bases de la interdependencia. Y si la interdependencia no se materializara seguramente será porque las elites corruptas de esas naciones preferirán vender los derechos de primogenitura por un plato de lentejas es decir por una jugosa cuenta en algún paraíso fiscal.

Esas mismas fuentes, sin embargo, no parecen registrar el ascenso silencioso de una nueva forma de imperialismo en nuestro continente. Uno que es menos visible pero, a mi juicio, más letal porque en lugar de tomar posesión territorial fagocita en marco institucional con el fin de destruir la economía; la participación ciudadana y la autodeterminación. Nos referimos, por supuesto a la forma como el régimen cubano extiende tentáculos imperialistas sobre países como Venezuela, Nicaragua y en mucho menor grado Bolivia. También incide en la política exterior de Argentina, Brasil y México y ahora también de Colombia. En síntesis tiene más presencia e intervención que los Estados Unidos.

Pero además el modelo intervencionista persigue dos objetivos letales. El primero extraer renta económica para palear la catástrofe alimentaria y energética creada por sus políticas. El segundo es impedir que el país conquistado deje de ser tributario de su economía y dependiente de sus posturas internacionales.

Así las naciones conquistadas se convierten en réplicas del desastre político y económico de Cuba generando pobreza; migraciones y desesperanza. Esto debilita las economías del resto de las naciones de América Latina y crea problemas migratorios agudos en Estados Unidos. Y al final estas situaciones bloquean cualquier intento de acercamiento por parte de Estados Unidos a América Latina. En síntesis estamos frente a un neo imperialismo eficaz y duradero del cual al parecer y de manera muy extraña nadie desea hablar ni en América Latina Europa o Estados Unidos.

Por Beatrice E. Rangel

Cualquier visita a la región sur del hemisferio occidental sirve para constatar que América Latina ha ingresado en una fase de autodestrucción similar a la que generó olas de la hiperinflación que acabaron con sus clases medias. La imagen es igual tratase de Buenos Aires, Lima, Caracas, Bogotá, Santiago o Ciudad de México. Mendigos en las calles, limpia parabrisas en las paradas de los automóviles, sin techo durmiendo en plazas y la mirada triste que denota graves preocupaciones financieras en todas las caras. Lejos están los días de los paseos en familia por los centros comerciales y la realización de ferias comunales en los parques públicos. En síntesis, la región entera ya ingreso en el peor de los mundos; inflación con recesión económica.

Y aun cuando muchas han sido las recesiones que han ocurrido desde comienzos del siglo XIX cuando se inició la separación de España esta tiene particularidades que la hacen aterradora. Se trata de una recesión provocada por una ruptura evidente de las cadenas de suministro y por la transformación profunda que se ha operado en el mercado laboral. Reponer los eslabones rotos de la cadena de suministro puede tomar varios años. Y mientras ello ocurra la recesión y la inflación caminaran juntas. Otro factor de enorme peso y consecuencias para el futuro ha sido el impacto del COVID 19 sobre los mercados laborales del mundo. En Europa, Japón y Estados Unidos el miedo al contagio y el aumento súbito de liquidez experimentado como consecuencia de los planes de estimulo provocaron lo que en Estados Unidos se ha dado en llamar: “la gran renuncia” Porque el 45% de los empleados del sector servicio no se reintegro a sus labores habituales luego que paso pandemia. La mayoría d estas personas invirtió los estímulos en crear negocios propios. En consecuencia, el sector servicios tendrá que subir los sueldos para poder atraer personal y esto alimentará la inflación. Y la inflación en los países productores de manufacturas se traduce en alto costo de la vida para los piases de América Latina. En síntesis, estamos frente a un panorama poco auspicioso en el terreno económico que pareciera que se va a prolongar.

Esto presenta varios dilemas para Estados Unidos y para las fuerzas democráticas latinoamericanas. Para Estados Unidos el 45% de sus exportaciones de manufacturas van a América Latina. Si esta proporción cayera, la recuperación económica de Estados Unidos tomará más tiempo y será mas difícil. Para América Latina sus debiluchas democracias posiblemente sucumban ante una crisis económica que no parecería poderse evitar.

La retroalimentación de los efectos de la ruptura de la cadena de suministro y el rechazo al trabajo en el sector servicios podría crear una suerte de tormenta perfecta que pareciera envolverá a las Americas en olas de inestabilidad política y debilitamiento económico. Esto quizás se parecerá a los años post independencia cuando la depresión económica y la violencia engendraron gobiernos autoritarios en toda la región latinoamericana mientras Estados Unidos caía presa de la deuda externa y de la recesión.


Beatrice E. Rangel es Internacionalista; Maestría en desarrollo económico, integrante del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos

Mientras el Departamento de Estado se avoca con furor a convencer a los países de América Latina que concurran a la IX Cumbre de las Américas -pese a saber que las contribuciones de estos países a la estabilización de a la economía mundial será nula- habrá tres personajes que no serán invitados pero cuya presencia se sentirá en la reunión. Se trata de tres invisibles señoras con gran influencia sobre los destinos de nuestro hemisferio. Porque sus efectos van a sacudir lo que queda de los cimientos democráticos mientras el liderazgo latino americano pareciera estar más interesado en halarle la cola al Tío Sam que en conjurar la presencia de estas tres convidadas de piedra.

En primer lugar, estará presente la señorita hambruna que ya es evidente en países como Venezuela, Haití, Cuba y Honduras. Y pronto comenzará a asomarse en los horizontes de muchos mercados emergentes. La invasión de Rusia a Ucrania, uno de los graneros del mundo ha dejado a muchas naciones del Medio Oriente, Asia Central y África sin suministro de cereales. Las políticas del gobierno argentino han reducido las exportaciones de cereales en el mundo y el calentamiento global ha diezmado otras en Asia y África. El resultado neto es una reducción significativa en la cesta alimenticia mundial particularmente la de los estratos socio económicos más bajos. Al respecto el director del Programa Mundial de Alimentación David Beasley indico” No estamos todavía confrontando una hambruna mundial. Pero si no actuamos pronto se van a desatar varias en diversas regiones del mundo”. Por de pronto esa agencia de las Naciones Unidas solo tiene en su lista de situaciones hiper críticas a los siguientes países: Yemen, Congo, Afganistán, Venezuela, Etiopía, South Sudan, Siria, Sudan, Nigeria and Haití.

El segundo convidado es la señorita Inflación que toda voluptuosa ingresa en el escenario mundial con intenciones de permanecer. La ruptura temporal o definitiva de eslabones de la cadena de suministro mundial; el incremento de los costos logísticos como consecuencia del éxodo de los trabajadores de base fuera de las flotas mercantes; puertos, aeropuertos y aviones ha encarecido los costos de los fletes y la sobre demanda alimentada por los planes de ayuda a la población durante el COVID 19 en los Estados Unidos diariamente nutren la espiral inflacionaria. El incremento de los costos de energía como consecuencia de la invasión de Ucrania continuará alimentándola y esto se traducirá en una reversión importante del crecimiento de la clase media.

El impacto de la reducción en la disponibilidad de alimentos y la desaforada inflación más temprano que tarde abrirán las puertas a la tercera invitada: la violencia política. En la medida que aumente el hambre en el mundo y la inflación devore los ingresos de las clases medias podría sobrevenir una ola de violencia política que contados gobiernos podrán confrontar con éxito. Porque la única manera de contenerla es encauzándola y abriendo espacios para la mejora económica de la población por sus propios medios. Esta vertiente de la realidad mundial ha llevado la Fondo Monetario Internacional a ser el primer ente financiero multilateral en lanzar una señal de alarma.

El FMI ha publicado en su blog semanal un cuadro donde vaticina un incremento en la violencia política similar al que marco los días de 2019. El cuadro retrata unos duros días por venir cuando se comiencen a sentir los efectos de las tres convidadas de piedra sobre las cuales nadie hablará en la Cumbre de las Américas.


Beatrice E. Rangel es Internacionalista; Maestría en desarrollo económico, integrante del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos

WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com
Scroll to Top
Scroll to Top