Vía PanamPost
«Bajen los precios de la comida o habrá problemas», dijo el presidente de El Salvador en una cadena nacional que inevitablemente recordó las políticas implementadas por el chavismo en Venezuela o el kirchnerismo en Argentina, que han generado escasez ante la distorsión que genera la intervención del Estado en la economía
La coherencia ideológica no es lo suyo. Después de abrirse camino en el espectro de la derecha con su exitosa política en materia de seguridad, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, apostó nuevamente por el intervencionismo económico, propio de la izquierda a la que decía pertenecer hace algunos años.
“Bajen los precios de la comida o habrá problemas”, dijo el mandatario salvadoreño a los “importadores, mayoristas, distribuidores y comercializadores” en una cadena nacional que inevitablemente recordó las políticas nefastas implementadas por el chavismo en Venezuela o el kirchnerismo en Argentina, que han generado escasez ante la distorsión que genera la intervención del Estado en la economía.
Intentando salir al paso a las críticas de quienes le recordaron que estas medidas se enmarcan dentro del estatismo de la izquierda, Bukele publicó posteriormente un mensaje en su cuenta de X donde hace mención a la ley de la oferta y la demanda que rige el libre mercado, pero asegura que en el caso de El Salvador se deben “castigar” delitos como “la formación de cárteles, la evasión de impuestos, el soborno y el contrabando” porque –según él– son “actividades” que “distorsionan el funcionamiento del mercado”.
Si bien existen infracciones que contemplan sanciones penales o administrativas relacionadas con los delitos que cita el presidente salvadoreño, es al Poder Judicial al que le corresponde determinar, dentro del marco jurídico vigente, si existen pruebas para procesar a los supuestos responsable.
La “guerra económica” de Maduro y “precios cuidados” kirchneristas
El ultimátum lanzado por Bukele como jefe del Ejecutivo no es más que una grosera intervención estatal en la economía, que en nada se diferencia de la llamada “guerra económica” que ha usado Nicolás Maduro como excusa en Venezuela para perseguir a los empresarios o los “precios cuidados” que durante la fracasada gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner en Argentina llegaron a generar hasta 72 % de escasez en los supermercados.
Poco o nada ha aprendido el mandatario salvadoreño en sus encuentros con el presidente argentino, Javier Milei, que asistió a su reciente toma de posesión para un cuestionado segundo mandato –puesto que la reelección no está expresamente permitida en la Constitución–, considerando que el máximo referente liberal está logrando sanear la economía argentina mediante su programa de desregularización. Por su parte, Nayib Bukele –que en su primer periodo se centró en acabar con las pandillas y para el segundo prometió poner el foco en la economía– está avanzando en la dirección opuesta.
Nunca, bajo ninguna excusa, la intervención del Estado en la economía podrá generar bienestar a la población. Quienes hoy aplauden la medida populista de los “precios justos” que impone Bukele, en el mediano plazo conocerán la escasez y desmejora de la calidad de los productos, como ocurrió con la carne argentina regulada durante la pasada gestión kirchnerista.
Bukele, entre la izquierda y la derecha según su conveniencia
Irónicamente, mientras Bukele anuncia estas políticas de izquierda intervencionista en el país centroamericano, su ministro de Justicia y Seguridad Pública, Gustavo Villatoro, participa en la quinta reunión del capítulo latinoamericano de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), que se celebra este fin de semana en Brasil, considerado el mayor evento de la derecha en el continente. No se puede olvidar que el propio Bukele participó en la edición de la CPAC que se celebró en febrero en Estados Unidos.
En los últimos años, Bukele ha pretendido mostrarse como un político de derecha por sus exitosas medidas en materia de seguridad, pero su simpatía por la izquierda ha sido inocultable. “Yo soy una persona de izquierda. Siempre hemos dicho que lo malo del capitalismo es que es una ley de la jungla: pone a competir al tigre contra el venado”, decía hace unos años. Una posición que ratificó poco después de haber sido electo, en una entrevista con el cantante puertorriqueño René Pérez, mejor conocido como Residente, quien es un abierto defensor de las dictaduras de izquierda en la región, como la cubana y la venezolana.
Ahora Bukele deja expuesta su ideología camaleónica, que se inclina a la izquierda o la derecha según su conveniencia, con el único objetivo de mantenerse en el poder mediante políticas populistas que, haciendo a un lado la coherencia y los valores democráticos, lo llevaron a impulsar la destitución de los jueces de la Corte Suprema apenas se hizo con el control de la mayoría en el parlamento, para que los nuevos magistrados habilitaran la reelección mediante una muy cuestionada interpretación de la Constitución.