Vía REL

Después del asesinato de más de veinte burkineses en un ataque en Bourasso, en el noroeste del país, Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) denuncia el drástico deterioro de la situación en la diócesis de Fada N’Gourma, en el Este de Burkina Faso en los últimos seis meses. Cinco parroquias han sido cerradas por completo y debido al peligro de ataques terroristas los sacerdotes solo pueden atender al 5% de las aldeas en las otras parroquias. El seminario menor de San Kisito tuvo que ser trasladado a Fada N’Gourma, la capital de la región.

A petición de ACN la diócesis de Fada N’Gourma ha enviado un informe según el cual los robos, secuestros y asesinatos se han intensificado enormemente en la diócesis en 2022. De las dieciséis parroquias que componen la diócesis, cinco han sido blanco directo de ataques violentos y han tenido que cerrar completamente por motivos de seguridad.

En otras siete parroquias la labor se limita a la iglesia principal porque gran parte de las carreteras están bloqueados por los terroristas, que controlan gran parte de redes de comunicación terrestre y también han destruido las redes de comunicación telefónica, por lo que es imposible para los sacerdotes desplazarse o comunicarse con ninguna de las aldeas que suelen atender. Las cuatro parroquias restantes conservan todavía una escasa libertad de movimiento.

“Hasta septiembre, el trabajo pastoral podía realizarse en un tercio (29%) de la diócesis. Es decir, en 155 de los 532 pueblos y aldeas que la componen. En abril de 2022, el número de las aldeas que pueden ser atendidas se había reducido a 29, es decir un 5,5%.

Persecución islamista desde 2015

La razón es el terror islamista que ha estado asolando el país desde 2015 y se está extendiendo cada vez más. Si bien inicialmente parecía que los yihadistas no estaban particularmente interesados ​​​​en los cristianos, esto ha cambiado desde 2019. Desde el inicio de la crisis las poblaciones sufren violencia, asesinatos y abusos de todo tipo.

Muchas personas son secuestradas, algunas son liberadas después de ser interrogadas, otras detenidas y otras asesinadas, dice el informe. Todos los días hay enormes robos de ganado. Todo esto genera pánico en la población y provoca la huida de muchas personas. Muchas comunidades se han convertido en pueblos fantasma.

El informe cita el testimonio de un sacerdote local, que narra el modus operandi de los terroristas. El 28 de febrero de 2022, fueron incendiados el cabildo y la comisaría en la localidad de Tambaga (Tombaga) al Este de la diócesis. A los pocos días los terroristas rodearon el mercado y ocuparon las calles.

Los habitantes fueron llevadas a la mezquita e invitados a convertirse al islam: «Issa (Jesús) había venido, pero su misión ha terminado. Él prometió que vendría alguien más como su sucesor, y ese es Mahoma. Después de eso, fueron a quemar la escuela secundaria católica, la escuela secundaria de la ciudad y una escuela privada”, informa el sacerdote, quien huyó a los pocos días.

En muchos de lugares de la diócesis se escuchan sermones islamistas y cualquier otra práctica religiosa está prohibida. En otros permiten que continúen los servicios católicos, pero entran en las capillas para insistir que hombres y mujeres no se sienten en el mismo banco.

Bautizo por helicóptero

Al comienzo de la crisis, parecía que la parte norte de la diócesis estaba a salvo. Sin embargo, el avance terrorista ha progresado muy rápidamente en esta zona en los últimos meses.

A pesar de la terrible situación, los cristianos no se debilitan en su dinamismo. En Matiakoali, donde se ha alocado un destacamento militar burkinés, se han refugiado muchas personas de otras aldeas. A falta de sacerdote, los fieles laicos han asumido sus responsabilidades. Todos los domingos la iglesia parroquial siempre está abarrotada porque los cristianos que han huido de sus pueblos por la inseguridad han encontrado refugio en Matiakoali. Los cristianos de pueblos cercanos en los que es peligroso reunirse, intentan ir de vez en cuando allí para reunirse para una celebración común. Para la celebración de la Pascua, el canciller de la diócesis viajó en helicóptero para bautizar a 32 adultos y confirmar a 34 personas.