El monarca acude en su primer acto en el exterior de su palacio desde su diagnóstico de cáncer en febrero

El rey Carlos III del Reino Unido ha asistido este domingo con la reina Camila al servicio religioso de Pascua en la iglesia de San Jorge del castillo de Windsor. Aunque se trata de un acto privado, al que asisten un reducido número de miembros de su familia, se trata de la primera aparición en público del monarca desde que el 5 de febrero se anunció su diagnóstico de cáncer.

El rey, de 75 años, saludó a la multitud congregada a las puertas del templo al bajar del coche con su esposa, ambos vestidos de oscuro para la misa privada. Permaneció en el exterior de la capilla apenas unos segundos que permitieron a los ciudadanos presentes y a los medios de comunicación observar que su aspecto sonriente y su movilidad no se han visto afectadas por la enfermedad.

A la salida del servicio religioso, el rey se acercó a los numerosos ciudadanos que habían acudido a verlo y a desearle una pronta recuperación. Carlos III, con buen ánimo, se aproximó a la gente y durante un pequeño paseo estrechó las manos de sus simpatizantes, algo que habitualmente forma parte de su día a día pero que no había podido hacer desde su diagnóstico. «Sois muy valientes por estar aquí fuera, con el frío que hace», ha señalado el monarca, según recoge la televisión británica BBC.

Uno de los asistentes le dedicó unas palabras: «Recupérese pronto, majestad», le dijo. El rey contestó inmediatamente: «Lo hago lo mejor que puedo», según informa The Sun. De acuerdo con este mismo medio, otro de los presentes le dijo: «Feliz Pascua, majestad. Nunca se rinda, manténgase fuerte», lo que hizo que Carlos III mirara a Camila, que estaba a su lado, y bromeara: «Yo solo obedezco instrucciones».

Desde que se anunció su diagnóstico, el monarca ha venido desempeñando su labor de forma puntual en algunas audiencias privadas en el palacio de Buckingham y en grabaciones de vídeo para emitir en algunos de los actos señalados a los que no ha podido asistir en persona, pero siempre de puertas adentro del palacio. Aunque ha disminuido su trabajo, se lo ha visto reunirse con el primer ministro británico, Rishi Sunak, y con excombatientes de la guerra de Corea.

La misa de este domingo se ha dotado de relevancia en el Reino Unido porque es la primera salida al exterior y por su propio pie del sucesor de Isabel II.

Otros miembros de la familia real asisten al servicio, entre ellos los hermanos del rey, la princesa Ana, el príncipe Eduardo y el príncipe Andrés, este último acompañado de su exmujer Sarah Ferguson, quien el año pasado fue operada de un cáncer de mama y este año ha sido diagnosticada de un melanoma.

Esta tradicional jornada para la familia real británica cuenta este año con una ausencia señalada, la de los príncipes de Gales y sus tres hijos, que pasan una temporada de descanso en su casa de campo en Anmer Hall. Kate Middleton anunció el pasado 22 de marzo que ella, al igual que el rey, también ha sido diagnosticada de un cáncer y que se encuentra actualmente en un tratamiento oncológico de quimioterapia preventiva. Por esta razón comunicó que se ausentaría de la vida pública una temporada para dedicarse a su recuperación. El príncipe Guillermo también se ha tomado un tiempo de descanso para acompañar a su familia.

La noticia del cáncer de la princesa causó una gran conmoción en el Reino Unido, después de semanas de intensos rumores en las redes sociales sobre su verdadero estado de salud.

Ante la baja por enfermedad de Carlos III y de la princesa Catalina y el retiro temporal del heredero al trono, es la reina Camila la que está asumiendo el peso de la representación de la familia real en la mayor parte de los actos programados.

Carlos III estuvo unos días hospitalizado en la London Clinic, en el centro de la capital británica, al mismo tiempo que su nuera estaba convaleciente allí de una operación abdominal. De acuerdo con los medios británicos, el rey visitó hasta dos veces a la princesa de Gales durante su hospitalización, pero después se vio obligado a tomarse varios días de descanso en su residencia de campo de Sandringham, en el condado de Norfolk, al este de Inglaterra, aunque continuó atendiendo sus papeles oficiales.

AP, Hola, Lectura