Carlos Meyer Baldó fue un venezolano que, debido a situaciones personales, se enlistó al ejército alemán recibiendo el título “as de caza” o “as de la aviación” por sus proezas durante la Primera Guerra Mundial. Recibió dos condecoraciones militares del Reino de Prusia, eventualmente, Alemania, las Cruz de Hierro en 2.ª Clase y 1.ª Clase. Además de la Cruz Hanseática versión Hamburgo. Todo esto, le permitió ser uno de los fundadores de la Fuerza Aérea Venezolana.
Vía: Venezolanos Ilustres
El “as”, durante la preguerra, fue aplicado a estrellas deportivas. Pero, en la guerra todo cambió, y se comenzó utilizar en un contexto bélico para aviadores, estos eran los pilotos que lograban derribar 5 aviones en adelante, entre los que destacó Carlos Meyer Baldó.
Un As de Caza
Carlos Otto Meyer Baldó nació el 21 de abril de 1895 en Maracaibo. Su padre fue un alemán, dedicado al comercio de café, Johannes Ludwig Karl Meyer Groeve y su mamá fue la tachirense María Amelia Baldó Jara. Fueron una familia de 9 hijos, en la que Carlos ocupaba el quinto lugar, presentado como Karl Otto. En 1899 la familia Meyer Baldó se muda a Caracas, pero en 1908 van a Hamburgo.
En el país de sus antecedentes, Carlos Meyer Baldó finalizó sus estudios y se enlistó como soldado voluntario en el ejército alemán, entrando como un cabo. Al poco tiempo logra el cargo de Teniente por su buen desenvolvimiento. Estuvo en el Regimiento de Caballería Dragones Nr.9 (Dragoner Regiment König Karl I von Rumänien Nr.9), en el cual destacó en combate.
Posteriormente, ingresa en la Escuela de Aviación Alemana Nº 3, ahí aprende todas sus habilidades como piloto, y finaliza su preparación, graduándose en 1917. Fue asignado al Escuadrón Aéreo de Artillería Nº 201.
Es en 1917 cuando Carlos Meyer Baldó forma parte del Escuadrón Aéreo de Caza Nº 11 o “Escuadrón de Elegidos”. Estos se volvieron populares, quedando en la historia como “El Circo Volante de Richthofen”. Para ello, cabe aclarar un poco la historia de su instructor, el Capitán Manfred von Richthofen (conocido como El Barón Rojo). Fue un As de Ases y piloto legendario de la Primera Guerra Mundial. Ingresa a la escuela militar a sus 11 años, ya a sus 18 años ya era oficial en una unidad de caballería alemana.
History lo reseñó como:
El Barón Rojo había sido el adversario más odiado de los pilotos aliados, pero al morir fue honrado como un héroe caído. “Cualquiera se habría sentido orgulloso de haber matado a Richthofen en acción”, escribió más tarde un corresponsal de la revista británica “Aeroplane”. “Pero todos los miembros del Royal Flying Corps también se habrían sentido orgullosos de estrecharle la mano si hubiera caído vivo en cautiverio.” Cuando el cuerpo de Richthofen fue llevado a un hangar de aviones británicos, los aviadores acudieron en masa para presentar sus últimos respetos. El 22 de abril, recibió un funeral militar completo que incluyó una guardia de honor y seis portadores del féretro del Royal Flying Corps. Como muestra de respeto por el piloto más letal de la guerra, se colocó una ofrenda floral en su tumba que decía: “A nuestro valiente y digno enemigo”.
Carlos Meyer Baldó actuó como defensa del “El Circo Volante de Richthofen“. Fue parte del Escuadrón Aéreo Nº 4, parte integrante del Grupo Aéreo de Caza Nº 1, bajo el comando del Barón Rojo. Cuentan los historiadores que Meyer recibió una cinta con los colores de la bandera venezolana bordada por sus hermanas, después de recibirlo, quedó como su amuleto permanente en su traje de combate.
Desde 1917, Carlos Meyer Baldó comienza a recibir galardones por sus proezas. Se enfrentó a un avión inglés, al que vence en el aire y recibe la Copa de Honor al vencedor. Luego derribó un avión del Escuadrón Nº 46, aunque el piloto aterrizó, fue tomado como prisionero de guerra. El 28 de junio de 1918, se enfrentó a otro as, el francés René Montrion, este era de la Escuadrilla Nº 48, derribando su avión en la refriega. El 15 de julio, fue otro avión al servicio del aire francés y su quinto conflicto, 3 dias despues, fue el que lo llevaría a recibir el título de as fue a un avión británico. Entre sus victorias confirmadas:
- 31 de julio de 1917 un británico RE.8
- 28 de junio de 1918 un SPAD XIII francés
- 15 de julio de 1918 un SPAD XIII francés
- 18 de julio de 1918, un británico Sopwith Camel.
En 1918, Carlos Meyer Baldó es nombrado instructor en la Escuela de Escuadrones de Caza Nº 2, en el que debía formar nuevos pilotos cazadores. En total, sus aviones fueron: Albatros D.III, Albatros DV y Fokker D VII.
Meyer también destacó por ser parte del Royal Prussian Jagdstaffel 1, “el escuadrón de caza más exitoso de la Luftstreitkräfte”. Cuando finalizó la guerra recibió todas sus condecoraciones inicialmente mencionadas. Y para 1926 estaba nuevamente en Venezuela ejecutando trabajos lejos del ambiente militar.
Carlos Meyer Baldó, de aviador a fundador
De regreso a Venezuela, comienza a resaltar una Aviación, según historiadores “por la llegada de la misión alemana”, en la que el mismo Meyer era asesor. Logra recibir reconocimiento por su trayectoria militar, recibiendo título como Subinspector e Instructor Adjunto de la Aviación, todo esto en 1931. Se dice que tenía relación con Florencio Gómez Núñez, quien en 1920 había sido de los fundadores del cuerpo aéreo del Ejército venezolano. Este fue quien conversó con su padre, Juan Vicente Gómez, para que aceptara la solicitud de Carlos Meyer Baldó a retomar su camino como aviador, y debido a su trayectoria fue aprobado, con algunas peticiones especiales, dándole los cargos de subinspector, instructor y teniente.
Aunque Carlos no podía volar aviones militares, pudo hacerlo con otros, tal fue el caso del biplano Stearman C-3B, el que sería su último vuelo en Maracay el 27 de noviembre de 1933 junto al mecánico Héctor Arias. Realizó varias maniobras que la máquina no pudo resistir, finalizando con su vida.
Durante su entierro, recibió una Misión Especial enviada por su colega, el Ministro de Aviación Alemán, General Hermann Goering, y presidida por von W. Britner, quienes entregaron una corona de flores sobre la tumba del teniente, con las palabras:
“En testimonio del cariño y amistad que demostró durante la Guerra Mundial cuando fue compañero en el famoso Escuadrón Richtofen, la emoción resultante, que me une a los caídos, los lazos de amistad y de sangre, me hacen agradecer este honroso encargo y solicito a los señores que me acompañan, se unan a mí en honrar a quien siempre cumplió valientemente su deber militar, ayudando valientemente a defender la patria alemana, y muriendo ahora al servicio de su patria venezolana”.
Los restos de Carlos Meyer Baldó permanecen en el Cementerio General del Sur en la ciudad de Caracas. Fue un teniente activo desde 1914 hasta 1933. Posteriormente, siguió una vida digna de historia, donde sus proezas siguen presentes en la aviación venezolana, quienes todavía observan con alegría el transcurso de este hombre que dedicó sus últimos años a instruir las siguientes generaciones que honraron los aires Venezolanos.