Morfema Press

Es lo que es

Carlos Sanchez Berzaín

Por Carlos Sánchez Berzaín

El Papa tiene el triple poder de Pastor de la Iglesia Católica, Sumo Pontífice de la Iglesia y jefe del Estado Vaticano. La fe de millones de católicos hace al Pastor, el poder supremo sobre ordenados y fieles al Pontífice, y es monarca absoluto del Vaticano. El Papa hace política, pues rige asuntos públicos de alcance global, y en ese contexto, su relación, acciones y omisiones con las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, inquiere a “Francisco como el Papa de las dictaduras del socialismo del siglo XXI”.

El Papa como PASTOR es el padre espiritual de los fieles católicos, la máxima autoridad que debe cuidar de la congregación de creyentes. Esta autoridad está fundada en la fe que es “el conjunto de creencias de una religión”, y que en el catolicismo es “la primera de las tres virtudes teologales, asentimiento a la revelación de Dios propuesta por la iglesia”.

Como PONTÍFICE es el Obispo de Roma “el prelado supremo de la Iglesia Católica Romana”, el jefe absoluto de la estructura eclesiástica que comprende a todos los ordenados y la congregación de fieles. Es el “jefe del gobierno eclesiástico general”, de una organización global y privada.

Como JEFE DE ESTADO, es la autoridad máxima del Estado de la Ciudad del Vaticano, “el estado independiente más pequeño del mundo”, nacido con el Tratado de Letrán, firmado entre la Santa Sede e Italia en 1929. Es una “Monarquía Absoluta” y el Papa “como Jefe de Estado y de Gobierno tiene plenos poderes legislativo, ejecutivo y judicial”.

El respeto a la vida, los derechos humanos y las libertades fundamentales son esenciales en los principios y valores de la fe católica, de la Iglesia católica y del Estado Vaticano. Desde el Pontificado del papa Juan XXIII (1958-1963), la Iglesia Católica defiende y predica los contenidos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El papa Francisco en su “intención de oración de abril de 2021” afirmó que “defender los derechos humanos fundamentales necesita coraje y determinación”.

Francisco, el primer Papa latinoamericano, “ha sido reconocido por ser uno de los principales responsables de que se renovaran los lazos diplomáticos entre Estados Unidos y Cuba”. En septiembre de 2018 Francisco “obtuvo el reconocimiento tanto del presidente de Estados Unidos Barack Obama como del dictador de Cuba Raúl Castro, por ayudar a reestablecer las relaciones entre los países vecinos”. Con el título de “visita pastoral” el papa Francisco estuvo en Cuba del 20 al 22 de septiembre de 2015 que “incluyó una visita privada a Fidel Castro”.

Al cumplirse un año de las masivas protestas del 11 de julio de 2021 en Cuba, que siguen siendo reprimidas por medio de terrorismo de Estado por la dictadura, el papa Francisco fue entrevistado en Noticias Univisión 24/7 y sin decir nada sobre la violación institucionalizada de derechos humanos expresó: “Yo quiero mucho al pueblo cubano ….y también lo confieso, con Raúl Castro tengo una relación humana”… “Cuba es un símbolo….”.

En las últimas semanas toda la atención se ha concentrado en el papa Francisco por su absoluto silencio respecto a los hechos criminales de la dictadura de Nicaragua de Daniel Ortega y Rosario Murillo con la expulsión de las Misioneras de la Caridad, persecución, acoso y apresamientos de religiosas y sacerdotes católicos incluyendo confiscaciones de medios de comunicación, intervenciones y destrozo de iglesias y de símbolos católicos como imágenes consagradas de la religión. Todo eso sumado a los cerca de 200 presos políticos, procesos falsificados, torturas y cientos de miles de exiliados.

La dictadura castrochavista de Nicaragua perpetra terrorismo de Estado desde hace años contra los ciudadanos nicaragüenses aplicando la metodología cubana y últimamente se concentra en ordenados, religiosas, sacerdotes y miembros de la curia católica como Monseñor Rolando Álvarez. Ya el año 2019 -en una acción claramente favorable al régimen- el Pontífice sacó de Nicaragua a monseñor Silvio José Báez en un hecho calificado como “exilio forzado”.

Mundialmente criticado por su “vergonzoso silencio”, el Papa ha expresado hoy su “preocupación y dolor por la situación en Nicaragua” pidiendo “un diálogo abierto y sincero” para que “se puedan encontrar la bases para una convivencia respetuosa y pacífica”. Un mensaje de respaldo y encubrimiento a la dictadura a la que no señala sus crímenes infraganti y pone en el nivel político para negociar con sus víctimas. Lamentable papel en el que no hizo referencia a la detención arbitraria del obispo de Matagalpa ejecutada por la dictadura dos días antes.

El silencio y las declaraciones en tono de simples crisis y no de crímenes de lesa humanidad ni de terrorismo de estado respecto a las violaciones de derechos humanos de las dictaduras del socialismo del siglo XXI es constante por parte de Francisco. No califica como dictaduras a Cuba, Venezuela, Bolivia o Nicaragua. Las iglesias en esos países han sido privadas de medios de comunicación y de centros de enseñanza y los religiosos son víctimas permanentes de violación de sus derechos humanos, pero el Papa, el Sumo Pontífice y el jefe de Estado del Vaticano calla o presenta escenarios favorables a los regímenes de oprobio.

¿Pecado de omisión? en el ámbito de la fe y del Pastor. Abandono de los suyos en la protección de la Iglesia como Pontífice. Acciones políticas de protección de las dictaduras como jefe del Estado Vaticano. Es la realidad objetiva de Francisco el Papa de las dictaduras del socialismo del siglo XXI.

Por Carlos Sánchez Berzaín

Son hechos públicos y notorios que los regímenes de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua cometen terrorismo de Estado, crímenes de lesa humanidad, violación institucionalizada de derechos humanos, corrupción y operan como narcoestados. Lo prueba la realidad objetiva de cada uno de estos países con presos y exiliados políticos, perseguidos y condenados por su justicia dictatorial. Los opresores tienen impunidad para detentar indefinidamente el poder en una región donde la “democracia es un derecho de los pueblos”, pero donde la lucha contra las dictaduras tiene amigos de mentira y enemigos de verdad.

Las acciones represivas de la dictadura de Cuba desde el 11 de Julio de 2021 (11-J) en que el pueblo salió pacíficamente para pedir libertad, Patria y Vida, son prueba definitiva de terrorismo de Estado. Miles de presos, centenas de procesados y condenados incluyendo menores de edad, extorsiones con presiones familiares, linchamientos en juicios sin derecho alguno, falsificación de acusaciones y pruebas y sentencias atroces, son parte del iter criminis. Nada raro, solo la recurrencia de crímenes impunes en Cuba desde 1959.

Es el sistema del castrochavismo del siglo XXI que se repite en Nicaragua, Venezuela y Bolivia. En todos estos países hay presos y perseguidos políticos, torturados, gente inocente acusada forzada al exilio, falsificación de acusaciones, de prueba y de sentencias como parte de la normalidad dictatorial, inseguridad absoluta y total indefensión, que representa no tener la protección de nada ni de nadie frente al poder omnipotente de los jefes del narcoestado.

En Nicaragua, por las elecciones presidenciales, el dictador Ortega encarceló primero a los candidatos de oposición, luego a líderes sociales, a periodistas y ahora religiosos. La dictadura de Nicaragua ha falsificado hechos y pruebas y ha fraguado juicios a esos opositores, líderes y ciudadanos indebidamente detenidos, condenándolos a 8, 13 y más años de cárcel. Ha ilegalizado organismos no gubernamentales, expulsado religiosas. La lista de crímenes comunes y de lesa humanidad documentados públicamente es interminable.

En Bolivia, han falsificado como golpe de estado el fraude electoral de octubre de 2019 que motivó la renuncia voluntaria de Evo Morales. Han fraguado una narrativa en contra de lo documentado por la prensa internacional, lo certificado por la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea y de lo probado por confesiones de Morales y sus cómplices. Con estos crímenes cambiaron la fuga del dictador por “golpe de estado” y con manipulación igual a la de los juicios del 11-J de Cuba, han sentenciado a inocentes a 10 años de cárcel. Todos los opositores tienen juicios y/o sentencias en su contra y permanecen libres y en Bolivia mientras llamen democracia a esta farsa.

En Venezuela además de las mismas prácticas que han llevado a condenas atroces como los 30 años de cárcel a inocentes como supuestos autores de un atentado contra el dictador Maduro, están aplicando la “puerta giratoria” con los presos políticos, incluyendo a ciudadanos de Estados Unidos. Por esta vieja técnica criminal aplicada por décadas en Cuba, por una parte se excarcela a algunos presos y por la otra se encarcela el mismo número o más para mantenerlos como señales de terror y fichas de negociación.

Además de expresiones de preocupación, sanciones no inhabilitantes, apertura de investigaciones y muchas declaraciones de solidaridad, no pasa nada. En el caso de Cuba no ha sido posible en más de un año dotar al pueblo de servicio de internet por encima del bloqueo de la dictadura, Estados Unidos ha sufrido una agresión migratoria más grande que la del Mariel, las inversiones de España y Canadá no parecen disminuir, se ha reinstalado el turismo señalado como sexual, el tráfico de médicos esclavos se ha ampliado a México y otros países y la dictadura alega ser víctima.

Más de lo mismo en Nicaragua, mucha solidaridad, pero ni el Papa Francisco defiende su curia acosada, acusada y apresada, los presos suman y siguen, la indefensión es total. Bolivia tampoco interesa a nadie, se han presentado los crímenes de Morales, Arce y su entorno como falencias de justicia pero se mantienen, el régimen ha iniciado nuevas acusaciones falsas y sigue siendo aceptado como democracia con 98 presos políticos. En el caso de Venezuela peor, con la agravante que crecen rogativas y propuestas para que el dictador Maduro reabra negociaciones en México con un gobierno legítimo ahora sólo llamado oposición.

Los líderes, gobiernos democráticos y organismos internacionales saben esto y más, pero “no hay ayuda ni acciones reales” para los pueblos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua que en resistencia civil luchan pacíficamente contra las dictaduras. Mientras tanto, los dictadores están en el “combate” al que el dictador de Cuba convocó por el 11-J y conspiran en toda la región. Unos parecen amigos de mentira y los otros son enemigos de verdad.

Por Carlos Sánchez Berzaín

Las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua en total control de sus sistemas de justicia, emiten “sentencias atroces” contra inocentes en base a narrativas y hechos falsificados, para producir miedo y terror en la población civil y someterla. Las sentencias dictadas por los casos montados en torno a las protestas del 11 de Julio 2021 en Cuba, contra los candidatos presidenciales y lideres civiles en Nicaragua, contra miembros del gobierno interino y de la resistencia civil de Bolivia y contra presos políticos en Venezuela, son terrorismo de Estado y crímenes de lesa humanidad.

Terrorismo de Estado es “la utilización de métodos ilegítimos por parte de un gobierno, los cuales están orientados a producir miedo o terror en la población civil para alcanzar sus objetivos fomentar comportamientos que no se producirían por si mismos”. Es una actividad criminal que se ejerce cometiendo delitos instruidos, autorizados, ejecutados e institucionalizados desde y por el régimen, que van desde amenazas, intimidaciones, extorsiones, supresión de derechos y libertad, violencia, torturas, asesinato, hasta crímenes de lesa humanidad. Se trata de infundir terror, “miedo muy intenso” a la población, para detentar el poder indefinidamente con impunidad.

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional establece en su articulo 7 los “Crímenes de lesa humanidad” señalando que “a los efectos del presente Estatuto se entenderá por crimen de lesa humanidad cualquiera de los actos siguientes..:.. e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de las normas fundamentales de derecho internacional…f) Tortura.. h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables.. k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física”

Denomino “sentencias atroces” a los “fallos de jueces o tribunales que violan el debido proceso legal y que disponen condenas crueles, inhumanas o desproporcionadas violando derechos humanos”. Son actos horrendos, espantosos e inhumanos de “prevaricación” que es el “delito que consiste en que una autoridad, un juez o un funcionario dicte a sabiendas una resolución injusta”. Se trata de la actividad delictiva de individuos que detentan el titulo de jueces y que en verdad son verdugos, operadores obedientes en la violación institucionalizada de los derechos humanos.

La dictadura de Cuba después de las manifestaciones pacíficas del 11 de Julio 2021 mostró al mundo la represión violenta y criminal contra ciudadanos desarmados a los que detuvo y puso con sus jueces infames para “restituir el miedo”. La dictadura realizó más de mil detenciones, en enero 2022 aceptó que procesaba a 790 personas incluidos 82 menores de edad y el 16 de Marzo 2022 el “Tribunal Supremo de la República informó en nota de prensa el fallo del Tribunal Provincial Popular de la Habana” condenando a 127 manifestantes con penas de entre 6 y 30 años de cárcel” declarados “culpables de sedición y hurto”. De los 129 acusados, absolvieron a uno y dieron a otro pena de “4 años de trabajo correccional sin internamiento”.

La dictadura de Nicaragua cometió crímenes de detenciones arbitrarias, acusación y denuncias falsas, encarcelamientos ilegales y torturas contra todos los candidatos a las elecciones presidenciales 2021 a los que inhabilitó para realizar el criminal fraude electoral con el que Daniel Ortega se reeligió dictador por un cuarto periodo. Hasta febrero 2022, fueron declarados en dos semanas de juicios “culpables de conspiración” 17 opositores con condenas de hasta 13 años de cárcel y el número siguió creciendo incluyendo la condena de los 7 candidatos presidenciales que intentaron enfréntalo, “cualquiera de los que le hubiera ganado la elección”.

La dictadura de Bolivia, falsifica la renuncia y fuga de Evo Morales en Noviembre 2019 por el fraude electoral y crímenes que cometió públicamente con la narrativa de “golpe de estado”. El crimen de “atribuir los crímenes cometidos por los castrochavistas a sus víctimas” para tener impunidad y falsificar la historia, usado respecto al golpe de estado de octubre 2003, de las masacres cometidas por Evo Morales en 2008/9 y de los crímenes y masacres de 2010/20, se repite con juicios contra la ex presidenta Jeanine Añez y 78 presos políticos más. Torturan a los procesados para confesar delitos que no cometieron y someterse a “procesos abreviados” en los que dos generales ya fueron condenados 3 años de cárcel. El régimen pide 10 años de cárcel contra Añez que está presa hace más de un año.

La dictadura de Venezuela ha marcado sus “sentencias atroces” con la “condena a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de cárcel” al opositor Leopoldo López en 2015 al que juzgaron achacándole los crímenes cometidos por la dictadura en las manifestaciones de 2014. Este tipo de crímenes siguen con la justicia de la dictadura bajo el mando de “Maikel Moreno Presidente del Tribunal Supremo de Justicia de la dictadura de Venezuela, con 5 millones de dólares de recompensa por su captura, procesado en Estados Unidos como parte del cartel de los soles de Nicolás Maduro y aceptar sobornos”


Carlos Sánchez Berzaín es abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy

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