Vía REL

Con más del 99% de votos escrutados, los resultados del plebiscito para la aprobación de una nueva Constitución en Chile del pasado domingo han mostrado el rechazo mayoritario de los chilenos al texto elaborado por la Asamblea Constituyente: el «no» se ha impuesto en todas las regiones del país y únicamente el 38% de los votantes se han decantado a favor de la reforma.

La derrota de la iniciativa del Gobierno de Gabriel Boric ha sido especialmente significativa en las regiones de Maule, Ñuble y La Araucanía, donde entre un 71,6 y un 74,26% de los votantes se han pronunciado en contra.

«Destinado a no ser aceptado»

Horas después de la publicación de los resultados definitivos, el obispo de la diócesis de Iquique, Isauro Covili, ha celebrado en un comunicado oficial el resultado del plebiscito que rechaza así una constitución que «no acoge ni escucha a instituciones importantes» de la historia de Chile como son «la Iglesia y los Obispos«.

Del mismo modo, se ha referido a la propuesta de Gabriel Boric como «un texto que estaba destinado a no ser aceptado» y mediante el cual «una minoría pretendía imponer su visión» introduciendo «el aborto libre y la eutanasia, entre otros temas».

Covili ha apelado «a los hombres y mujeres de buena voluntad» y especialmente «a los miles de devotos» de la región de Iquique a que, «movidos por el bien, la verdad y la justicia desde la fe en Jesucristo», colaboren «en el bien de la unidad del país» y  destierren «la cerrazón ideológica vivida en los últimos meses que ha hecho mal al alma de Chile».

El obispo instó a «transitar por caminos de análisis profundo, acompañados por espacios de silencio y de penitencia», así como a buscar «el valor y respeto de toda persona«.

Sin embargo, concluyó apelando que el rechazo a la propuesta de Boric no significa «quedarse con el actual texto constitucional» sino que supone «el deseo de escribir un mejor texto que concite unidad y una visión del país compartido por una amplia mayoría».

Una constitución «contraria a la enseñanza cristiana»

El mensaje de Covili no es el único que mostraba la oposición de la Iglesia chilena a la propuesta constitucional.

Pocos días antes del plebiscito, el 29 de agosto, el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González Errázuriz, escribió su carta En momentos decisivos para Chile, en la que advertía a los fieles de los «temas esenciales» de la Constitución «que son directamente contrarios a la enseñanza cristiana».

Entre ellos, citó la introducción del aborto o interrupción del embarazo (art 61.2), la muerte digna (art.68), que implicará aprobar la eutanasia, el ataque a derechos esenciales de los padres como el que tienen en a la educación de los hijos o la imposición de una concepción acerca de la sexualidad contraria a la enseñanza de la fe cristiana (art. 40).

También denunció que el proyecto constitucional no consideraba el derecho a la objeción de conciencia -especialmente en el caso del aborto- y que introducía una visión errada y única del hombre y la mujer, fundada en la ideología de género, que es anticristiana.

Acto  seguido, Errázuriz subrayó que «el aborto y la eutanasia son siempre un atentado grave contra el quinto mandamiento de la ley de Dios» y que «un cristiano no puede nunca darle su apoyo. Hacerlo constituye una grave ofensa al Creador y un pecado gravísimo».

«Todo ciudadano tiene en sus manos impedir que el aborto y la eutanasia sean consagrados en la misma Constitución de nuestra Patria», añadió.

El obispo aludió a su «obligación de señalar a los fieles» que «dar su voto a un texto que consagra como un derecho al aborto y la eutanasia es cooperar al mal moral y ayudar a su difusión«. También mencionó  «que no es lícito colaborar en algo objetivamente malo para obtener un bien», así como considerar «que por estar en contra del aborto y la eutanasia en toda cirsunstancia, se queda exculpado moralmente de las consecuencias que luego se sigan de aprobar un texto constitucional que los establece».

«El aborto y la eutanasia no pueden ser intercambiados por otros bienes, incluso objetivos, que pueden estar contenidos en el proyecto de nueva Constitución», advirtió.

«No se puede apoyar una constitución abortista»

Semejantes declaraciones emitió el obispo de la diócesis de Villarica, Francisco Javier Stegmeier, cuando días antes del plebiscito expresó que «oponerse a la legalización del aborto y a una Constitución que lo favorece no es por una razón de partidismo» sino, «simplemente, una razón de humanidad». 

«El hijo por nacer es inocente de toda culpa, es la más indefensa de las personas. Una Constitución no puede avalar el crimen abominable del aborto«, sentenció. 

El 29 de agosto también se pronunció el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Chilena, recordando que «la fe en Dios y el reconocimiento de un Padre común es un patrimonio de nuestro país que siempre ha sido fuente de unidad y solidaridad» y que «el amor a Dios, al prójimo y a la Patria, son las fuerzas que deben conducirnos por caminos que edifiquen la paz social, la concordia, la prosperidad y la unidad».

Los obispos chilenos concluyeron poniendo «en las manos de Nuestra Señora del Carmen, Reina de Chile, los momentos que vive [el país]» y le encomendaron «que guie nuestros pasos conforme a las enseñanzas de su Hijo».

Cerca del 70% de los habitantes de Chile se reconocen como católicos.