Vía La República
El país asíatico tiene al menos 65% de la capacidad de fabricación global, si se suma con el resto de Asia Pacífico quedan en 75%
Desde una mirada global en lo que se refiere a la transición energética hay claros jugadores de la fabricación de tecnologías limpias que, por consiguiente, fortalecen su músculo financiero a partir de la industrialización de la transformación que pide el planeta.
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Una claridad irrefutable es que China domina esta industria, tal como lo hace en la tecnología desde hace años. Y es que en tecnologías limpias, China tiene al menos 65% de la capacidad de fabricación en todo el mundo. Si se suma la participación de China con Asia Pacífico, la región queda con 75% de la capacidad de fabricación mundial en siete tecnologías de energía limpia.
Un informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y publicado en Visual Capitalist, evidencia que la ventaja que tiene China radica en tres componentes. Primero, están los bajos costos de fabricación. En segundo lugar, un dominio en el procesamiento de metales de energía limpia como cobalto, litio y metales de tierras raras. Y la tercera razón es una inversión y apoyo político sostenido en esta materia.
Además, se estima que a medida que estos mercados de bajas emisiones se extiendan en el mundo, lo probable es que China continúe dominando el sector durante los próximos años, lo que por consiguiente, significaría un impacto significativo para el panorama mundial de energía y emisiones.
La AIE también indica que , la capacidad de fabricación mundial de tecnologías de energía limpia puede exceder periódicamente las necesidades de producción a corto plazo, fenómeno que ya se está evidenciando las baterías EV, camiones de celdas de combustible y los electrolizadores.
Dado el panorama, se pronostica que debe haber, en el futuro cercano, un aumento significativo en la capacidad de fabricación para las próximas décadas si la demanda se alinea con el escenario de emisiones netas cero de la AIE para 2050.
El reto radica, entonces, en los desarrollos para soportar esta demanda, los cuales requieren inversiones en nuevos equipos y tecnologías, así como en el fortalecimiento de la fuerza laboral en energías limpias, acceso a materias primas y refinadas y optimización de procesos para mejorar la eficiencia.