Venezuela cuenta con hermosas playas, llenas de color, luz, aroma y temperatura. Todas y cada una de ellas diferenciadas por la belleza que las caracteriza (una más bonita que la otra) van desde la frontera con Guyana, al este, hasta la Guajira, al Oeste. Pero recibiendo cientos de visitantes los fines de semana, se encuentra Chuao.
Por: Dadymar Cabeza – Meer
Un pueblito muy pintoresco y con unos habitantes llenos de historia. Chuao es famoso por 400 años de sembradíos de cacao criollo, que es la especie que produce la semilla de cacao de más alta calidad en el mundo y que corre el riesgo de extinción. Chuao está ubicado en las faldas de la cordillera de la Costa, lo que le añade los elementos naturales peculiares de la faja litoral del Parque Nacional Henri Pittier.
Chuao no solo se caracteriza por tener un cacao y una arquitectura histórica, también posee como segunda actividad económica de importancia en la comunidad, la pesca de mar. Este pintoresco pueblo fue desarrollado a partir de un inmenso “patio de secado”, donde las mujeres colocan la semilla del cacao para deshidratarla. Chuao se caracteriza por ser habitado en un 99.5% de afrodescendientes, antiguos esclavos africanos, traídos a tierras venezolanas a partir del siglo XVII para cultivar el cacao en haciendas coloniales.
Un pueblo atascado en el tiempo, con recuerdos llenos de nostalgia pero de también alegría, que a ritmos de cuero en la tambora contarán a quien con gusto quiera escuchar. Chuao es un lugar privilegiado por los venezolanos y extranjeros, teniendo consigo una extensa playa en forma de media luna, acompañada por un río que desemboca en la misma.
Si lo visita en la víspera del Corpus Christi no deje de ver a los Diablos Danzantes de Chuao. El origen de esta celebración no se conoce con exactitud, pero se remonta a la época de la colonia. Es toda una tradición. Otra cosa que no podemos dejar de señalar es que Chuao es uno de los pueblos más seguros del país; sus habitantes se sienten orgullosos de ello y se empeñan en que siga siendo así. Pero Chuao no solo es playa, es también montañas y selvas… Una visita obligada para quienes disfrutan del ejercicio y el contacto con la naturaleza es ir al Chorrerón; una espectacular caída de agua de unos setenta metros de altura. Se llega caminando a través de la selva, cruzando innumerables veces el río El Duro.
Otra ruta interesante, aunque más larga, es el recorrido que se hace a través del sendero Turmero-Chuao. Es una excursión bastante exigente, de al menos un par de días, y que requiere estar en muy buenas condiciones físicas.
Llegar a Chuao es una de las experiencias más emocionantes y gratificantes, es la mezcla de colores, playas, bosque, cacao y tambor que conforman la diversidad de una tierra mágica con olor a chocolate, conocer estas tierras quedara en el recuerdo de cualquier temporadista y será uno de sus destinos predilectos.