Vía Semana
La salida de 21 generales de la institución causó alarma y desmoralizó a los uniformados. Con la nueva cúpula del Gobierno Petro, la seguridad de los colombianos y la lucha antidrogas están en juego.
“Esto parece una venganza, algo le están cobrando a la Policía. Esta decisión nos pone contra la pared, ya no vale la pena ser general”, dijo, conmocionado y adolorido, un reconocido general en retiro de dicha institución, tras conocer el viernes en la tarde un remezón sin precedentes en esa fuerza.
Después de las dos de la tarde, el Gobierno de Gustavo Petro le puso fin, de manera sorpresiva, a la carrera de 21 de sus generales, al nombrar como director al mayor general Henry Armando Sanabria Cely y como subdirectora a la brigadier general Yackeline Navarro Ordóñez.
No fue un revolcón habitual cuando hay cambio de cúpula. Esta vez, el nuevo presidente fue más allá y, de un plumazo, barrió con toda una generación de oficiales de más de 30 años de servicio en la Policía. ¿Qué hay detrás de este poderoso, pero a la vez polémico, mensaje que tiene en alarma a un amplio sector de la institución?
“Aquí no miramos pensamientos políticos, ni nada por el estilo”, respondió Petro en una rueda de prensa. Sin embargo, para algunos de los altos oficiales que pasaron al retiro, las cosas son a otro precio. Con la decisión de las últimas horas, según dijo uno de ellos, el mandatario buscó “romper con generales que pudieran tener algún tipo de afinidad política, cortaron eso de raíz, eso era lo que buscaban”.
Prácticamente, todo el curso número 60 de la Policía terminó arrasado. La preocupación es que allí estaban los oficiales de mayor rango y experiencia en seguridad ciudadana, inteligencia y lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Ciudades capitales como Bogotá, Cali y Medellín podrían verse en serios problemas para evitar el avance de la criminalidad.
Uno de los oficiales retirados lo resume así, al hablar de la generación que salió tras la decisión de Petro: “El general Sanabria es del curso 60, Alberto Lleras Camargo, ese curso se graduó en el 90, es un curso de una nueva generación, de cambio estructural, más profesionales, más intelectuales, más académicos, pero también con muchos troperos”.
Desde la reciente campaña presidencial, Petro dio muestras de tener en la ‘mira’ a la Policía. De hecho, acusó a la institución de dejar “sin ojos” a los jóvenes durante las protestas de abril de 2021. Por eso, una de sus propuestas fue acabar con el Esmad, aunque el nuevo director de la institución aseguró que esto no ocurrirá.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, también ha hecho anuncios cruciales, como por ejemplo que esta fuerza saldrá del Ministerio de Defensa y quedará bajo las órdenes del nuevo Ministerio de la Paz, Convivencia y Seguridad, que se creará bajo la nueva administración.
Además, Velásquez sentenció que habrá cambios en las labores de inteligencia que realiza la Policía, a pesar de su éxito durante décadas contra la criminalidad. “Vamos a revisar con cuidado cómo es que opera la inteligencia no solo en la Dirección Nacional de Inteligencia, sino las inteligencias en las fuerzas y la propia Policía Nacional. Ese es un tema muy importante que vamos a evaluar. Vamos a tomar las decisiones que correspondan”, dijo Velásquez, en una reciente entrevista con W Radio.
En el Pacto Histórico también ha habido algunos líderes que han mirado con desconfianza a la Policía y no ha faltado el que ha responsabilizado a la institución de ser la fuente del escándalo de los ‘petrovideos’, aunque la persona que los entregó a SEMANA aseguró ser un militante de la campaña.
Con la moral en el piso
La ‘descabezada’ de los 21 generales no solo causó un terremoto en la Policía. También desmoralizó a los uniformados. “Se siente dolor, mucho dolor, por tantos años en una gran institución y una salida de un portazo, sin explicaciones, sin razón, sin justificar. Obvio, es una decisión política, pero que puede hacer mucho daño a los miles de hombres y mujeres que buscan escalar y llegar al generalato y, por qué no, a la cúpula de la Policía y a sus cargos más representativos”, aseguró uno de los generales afectados por la decisión de Petro.
Otro agregó: “Sin palabras, en todo cambio de Gobierno se esperan cambios en la cúpula, pero lo normal son tres o cinco generales que se hacen a un lado, pero esto es único, histórico en la institución. El antecedente que había era la salida de 13 generales cuando asumió el general Naranjo”.
“Totalmente sorprendidos. Nadie, pero nadie en la institución, llegó a pensar que algo así podía suceder. La moral queda muy baja, hay incertidumbre, zozobra, qué puede esperar un oficial de carrera que, de un momento a otro, por una decisión, saquen a más de 20 generales. Es muy triste la salida de tantos generales que dieron tanto por este país”, dijo otro de los oficiales.
Un ingrediente adicional que tiene esta “película de horror” para los 21 oficiales que salieron, los que se quedan y el cuerpo de retirados es qué puede estar pensando Estados Unidos de este remezón. Algunas fuentes le dijeron a SEMANA que hay una especie de alerta y que el revuelo llegó incluso a la embajada en Bogotá. No es para menos. Se fueron los oficiales de más confianza en la lucha antinarcóticos. La pregunta que se hacen ahora los diplomáticos, de manera reservada, es si este Gobierno debilitará la guerra contra el narcotráfico que han librado ambos países durante décadas.
El temor, por cuenta de esta decisión, es que la Policía se debilite y además que se desate una división interna entre quienes no están de acuerdo con lo que hizo el Gobierno Petro y los que definitivamente se acomodarán. No falta quien considera que, si bien nombrar a una mujer en la subdirección es un gran mensaje, barrer con tantos generales para que ella llegue es una pésima idea que demostraría falta de estrategia, improvisación e ingenuidad.
En la misma circunstancia quedaron 12 coroneles que están haciendo curso para general. Ahora, muchos se sienten en el limbo porque no saben si realmente los van a ascender, como soñaron durante toda su vida. De por medio hay un tufillo de decisión política –para algunos de “venganza”– del nuevo presidente contra la institución.
“Lo que se dice es que fue una decisión para querer oxigenar a la Policía. El director y subdirector son elegidos porque lo que busca el nuevo Gobierno es que no tengan ningún tipo de afinidad política”, dijo, enardecido, uno de los generales que pasará al retiro. Frente a los que llegan, afirmó: “Son generales que les faltaban muchos años para escalar, como es tradición, y llegar a la cúpula. Creemos que ni ellos se imaginaban o pensaban que eso pudiera suceder”.
Sin duda, el presidente Petro sabía la turbulencia que se avecinaba. A tal punto que, cuando anunció a la nueva cúpula militar y de Policía, dijo: “Las decisiones tienen grados de injusticia, no son perfectas”.
La lista de los 21 generales que salen de la Policía es la siguiente: Jorge Luis Vargas, Hoover Alfredo Penilla, Herman Alejandro Bustamante, Ramiro Castrillón Lara, Fabián Laurence Cárdenas, Fernando Murillo, Julio César González, Juan Alberto Libreros, Óscar Antonio Gómez, Manuel Antonio Vásquez, Eliécer Camacho, Jesús Alejandro Barrera, Norberto Mujica, Ricardo Augusto Alarcón, Silverio Ernesto Suárez, Pablo Antonio Criollo, Luis Ernesto García, Gustavo Franco, Samuel Darío Bernal, Marco Aurelio Bolívar y Pablo Ferney Ruiz.
Algunos compararon lo sucedido con lo que pasó a la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela, cuando arrasó con los generales y cambió los ascensos a tal punto que muchos que lograron un grado mayor no tenían el tiempo ni los méritos suficientes. En ese entonces, eso les hizo mucho daño a las Fuerzas Armadas de ese país e, incluso, con el paso del tiempo se conformó lo que se ha conocido como el “cartel de los soles”, conformado por un grupo de oficiales dedicados al negocio del narcotráfico, tal como lo ha evidenciado Estados Unidos.
El director saliente de la Policía, el general Jorge Luis Vargas, es reconocido por las agencias de inteligencia de Estados Unidos, como la DEA y la CIA, como uno de los hombres clave en la lucha antidrogas. Es considerado un oficial consagrado, prudente, serio y correcto. Su salida acaba con una generación de directores que se prolongó desde el general Rosso José Serrano, en el Gobierno de Ernesto Samper, pasando por el general Óscar Naranjo. Ambos fueron llamados en su momento “los mejores policías del mundo”. Vargas fue clave en golpes cruciales contra la criminalidad en el Gobierno Duque, incluidos los llamados objetivos de alto valor, como la captura de alias Otoniel, exjefe del Clan del Golfo.
El general Vargas saludó el nombramiento del general Sanabria. “Lo respetamos, lo admiramos, lo rodeamos, usted es una garantía para el país, para Colombia, fue una decisión sabia, tiene el cariño de los policías de Colombia, vamos a rodearlos con trabajo, a cumplir las políticas del Gobierno, de los colombianos, defendiendo a los compatriotas”, dijo. Vargas se quedó varios días en la institución, tras concluir el Gobierno de Iván Duque, y el pasado 7 de agosto se le vio rindiéndole honores militares al presidente Gustavo Petro.
El general Sanabria llega a la dirección de la Policía después de haber iniciado su carrera en la Dijín, donde se perfiló como oficial de inteligencia. Tuvo diferentes cargos en la Policía de Cundinamarca, la Escuela General Santander, la Dirección General de la Policía, la Dirección de Sanidad y en la Policía Metropolitana de Cartagena. Estaba ocupando la dirección administrativa y financiera de la Policía.
Por su parte, la subdirectora, la general Yackeline Navarro Ordóñez, ha desempeñado funciones en Atlántico, Meta y Antioquia, y en ciudades como Bogotá. Es la mujer que más lejos ha llegado en la Policía.Otro capítulo importante es el hecho de que el general retirado William Salamanca haya sido clave en el empalme en el sector Defensa, entre el Gobierno entrante y el saliente. Algunos consideran que varias de las decisiones tomadas podrían haber sido recomendadas por él al nuevo presidente. Su nombre suena para el nuevo Ministerio de la Paz, Convivencia y Seguridad.
El viernes, en medio de la gran conmoción por la barrida de la Policía, el presidente también anunció que el general Helder Fernán Giraldo, quien se venía desempeñando como inspector general del Ejército, será el nuevo comandante de las Fuerzas Militares. Es Ph. D. honoris causa en Educación del Derecho Internacional Humanitario y Derecho Internacional de los Derechos Humanos de Logos International University. Fue comandante de la Quinta Brigada del Ejército y de la VIII División.El jefe del Estado Mayor Conjunto será el vicealmirante José Joaquín Amézquita, que se desempeñó a bordo de las fragatas misileras ARC Antioquia, ARC Almirante Padilla y ARC Caldas.
Por su parte, el nuevo comandante del Ejército será el general Luis Mauricio Ospina Gutiérrez, quien viene de dirigir la Escuela Superior de Guerra. También fue comandante de la Brigada Móvil n.° 3, director del Centro de Educación Militar y adjunto militar en la Embajada de Colombia en Estados Unidos. Además, fue comandante de la Segunda Brigada y de la Brigada 13.
La Fuerza Aérea estará a cargo del general Luis Carlos Córdoba, presidente de la aerolínea Satena. Es experto en administración aeronáutica, fue comandante del Comando Aéreo de Transporte Militar y subdirector general de la Aeronáutica Civil. Asimismo, como comandante de la Armada fue designado el vicealmirante Francisco Hernando Cubides. Fue jefe del Estado Mayor de la Flota Naval del Caribe.
En el caso del nuevo comandante del Ejército, hay una historia que llama la atención. El año pasado, siendo director de la Escuela Superior de Guerra, permitió que Rodrigo Londoño, Timochenko, exjefe de las Farc, les diera una charla a los estudiantes. El hecho generó una gran molestia en el Gobierno Duque, algunos consideraron que una persona con un pasado criminal no tenía nada que aportarles a los jóvenes en su formación militar. Por poco, el hecho le cuesta su carrera.
Con todo el remezón de las últimas horas, quedó claro que Petro y su ministro de Defensa fueron especialmente precavidos con el Ejército, en el que el revolcón no fue tan extremo. No es lo mismo tener inconformes y dolidos a los militares que a los policías. Y menos después del choque entre el general Eduardo Zapateiro, en ese momento comandante del Ejército, y el entonces candidato Gustavo Petro.
Zapateiro pidió su retiro días antes de terminar el Gobierno Duque, pero su ascendencia en las tropas lo llevó a ser rodeado por la mayoría de oficiales, suboficiales y soldados. Era muy riesgoso para el nuevo Gobierno entrar a dinamitar o a provocar más malestar en esa institución. Por tanto, parece que actuaron de manera más conservadora (salieron 12 generales).
Las Fuerzas Militares y de Policía inician una nueva etapa. Lo mejor para el país es que el presidente Petro haya acertado con la nueva cúpula. Por el contrario, vendría el más grande retroceso, especialmente en la Policía Nacional y el Ejército. La situación de orden público de Colombia requiere una Fuerza Pública fuerte, especializada y empoderada. No un grupo de boy scouts incapaz de garantizarles la seguridad a los ciudadanos. Aquí Petro se juega gran parte de su éxito como presidente de Colombia.