Morfema Press

Es lo que es

Corina Yoris

En la presente etapa política del país, no es extraña la referencia constante a los presos políticos; es, además, un tema espinoso y muy doloroso. ¿A quiénes nos referimos? Son aquellas personas que han estado vinculadas a partidos o grupos políticos y que han sido confinadas no por la comisión de algún delito, sino porque sus ideas significan un reto o amenaza para el régimen político vigente.

Al hablar de «preso político» debe quedar claro que no estamos hablando de un «político preso». La diferencia es muy clara y tajante. Una persona que se dedica profesionalmente a la política y comete un acto que infringe las leyes establecidas y vigentes es encarcelada debido a los delitos que ha cometido. Su condena no está fundada en la creencia y práctica de sus dogmas religiosos o doctrinas políticas, sino en sus transgresiones de la ley.

Es importante recordar que opinar no es un delito; las opiniones, por norma general, no están reguladas legalmente; de ahí que resulte muy subjetivo, identificar como «preso político» a alguien tan sólo apoyándose únicamente en las acusaciones enfrentadas y estas personas suelen ser etiquetadas como «terroristas» o «subversivos» por los gobiernos implicados.

Muy pocas veces un gobierno reconoce que hay personas encarceladas͏ por razones políticas en su territorio; sin embargo, las voces que enfrentan al régimen que ha encarcelado a inocentes afirman que ͏las reglas legales aducidas se han hecho para esconder esta realidad. ͏Ello puede consistir en formular falsas a͏c͏usaci͏ones y͏ rechazar beneficios ͏que podrían dar a ͏otros prisioneros en situaciones parecidas, así como usar poderes especiales como los que se unen ͏con un estado de excepción.

El sistema legal en los países con gobiernos libres suele ver el e͏n͏carcele͏miento por motivos políticos como un ataque a los derechos humanos relacionados con la ͏creencia y ͏la libertad de expresión. Al revisar la literatura escrita sobre este tema, encontramos la referencia a grupos mundiales como Amnistía Internacional͏ que han asumido una actitud clara alrededor de mundo, luchando por el derecho a un juicio justo para los presos͏ políticos; lo que usualmente se llama «debido proceso».

Además, Amnistía Internacional apoya fuertemente la salida de los prisioneros de conciencia. Estos son personas encarceladas por su origen étnico, preferencias sexuales, fe religiosa, país de procedencia, entre otras. En el caso de presos por política que han usado o incitado a la violencia, Amnistía Internacional lucha porque tengan procesos legales imparciales y transparentes. Todo esto se puede ampliar en las páginas oficiales de la organización aludida.

La historia mundial está repleta de casos de individuos que experimentaron confinamiento debido a sus pensamientos. Hoy en día son vistos como héroes no solo en sus naciones natales, sino también en el escenario global. No necesitaríamos retroceder a la Grecia Clásica para hallar nombres emblemáticos, aun cuando de allí nace la caracterización como ciudadanos destacados.

Sin embargo, los héroes mitológicos y contemporáneos tienen diferencias significativas, a pesar de que ambos son personas tanto singulares como admirables. Los héroes mitológicos, por ejemplo, Aquiles y Heracles, son leyendas o personas míticas, frecuentemente de origen divino, quienes tienen habilidades extraordinarias y deben cumplir proezas que cambian la historia y la cultura. Los héroes contemporáneos, en cambio, son seres humanos más reales y brindan resiliencia, empatía y sacrificio.

Traigamos a la memoria figuras históricas ejemplares catalogadas como verdaderos héroes; en el caso de Mahatma Gandhi su liderazgo y lucha pacífica no solo catalizaron el movimiento de independencia en la India, sino que también fortalecieron los movimientos por los derechos civiles alrededor del mundo. Su legado perdura como símbolo emblemático de la no violencia y justicia social.

Del mismo modo, Martin Luther King es conocido como un héroe del movimiento por los derechos civiles estadounidense, recordado por su valiente postura contra la discriminación racial y su compromiso con la resistencia pacífica. Su lucha por la igualdad ante la ley, el respeto a los derechos humanos sigue siendo una fuente de inspiración para quienes aspiran a un mundo libre de discriminaciones y atropellos.

Al calificar a un luchador social como héroe, se le otorga la dimensión especial del heroísmo. Este concepto se entiende generalmente como el atributo de una persona capaz de realizar acciones valientes, excepcionales y desinteresadas, frecuentemente en situaciones de peligro o adversidad para beneficiar a otros o alcanzar una causa mayor. Es una manifestación de valentía y coraje que puede presentarse de diversas formas, desde salvar vidas hasta defender principios e ideales profundos.

Reflexionando sobre los presos políticos que actualmente sufren prisión y violaciones de sus derechos en nuestra nación, podemos ofrecerles esta nueva perspectiva. No necesitan estar al nivel histórico de Gandhi o Luther King, Jr. -aunque lo merecerían- para encajar dentro de este significativo reconocimiento.

No alcanzarían los caracteres que conforman estos artículos para nombrar a cada uno de los que hoy se han erigido en los HÉROES de esta etapa venezolana. Vaya a hasta ellos nuestro mensaje de orgullo, apoyo y agradecimiento.

X: @yorisvillasana

IG: @yoriscorina

En artículos anteriores he escrito sobre el famoso cuadro de Eugène Delacroix (1798-1863), La Libertad guiando al pueblo. Delacroix fue el pintor por excelencia del romanticismo francés, quien plasma en el lienzo una alegoría sobre la Revolución de julio de 1830, acontecida en la ciudad de París, contra las transgresiones constitucionales realizadas por Carlos X, en la llamada Segunda Restauración. Esta insurrección sucedió durante los días 27 28 y 29 de julio de ese año y es llamada en la Historia Trois Glorieuses o Las Tres Gloriosas. Las decisiones del rey Carlos X, materializadas en las Ordenanzas de julio, dieron al traste con su reinado y comenzó así el período histórico conocido como la Monarquía de julio.

En el cuadro, los personajes fueron distribuidos magistralmente en una estructura triangular: en la base de la pirámide fueron situados los caídos. Los lados del triángulo encauzan la mirada del observador hacia el vértice superior; justamente, este es el punto donde sobresale la bandera francesa. Conceptualmente, los elementos clave para comprender la alegoría son los personajes que representan la libertad y el pueblo.

En artículos anteriores he escrito sobre el famoso cuadro de Eugène Delacroix (1798-1863), La Libertad guiando al pueblo. Delacroix fue el pintor por excelencia del romanticismo francés, quien plasma en el lienzo una alegoría sobre la Revolución de julio de 1830, acontecida en la ciudad de París, contra las transgresiones constitucionales realizadas por Carlos X, en la llamada Segunda Restauración. Esta insurrección sucedió durante los días 27 28 y 29 de julio de ese año y es llamada en la Historia Trois Glorieuses o Las Tres Gloriosas. Las decisiones del rey Carlos X, materializadas en las Ordenanzas de julio, dieron al traste con su reinado y comenzó así el período histórico conocido como la Monarquía de julio.

En el cuadro, los personajes fueron distribuidos magistralmente en una estructura triangular: en la base de la pirámide fueron situados los caídos. Los lados del triángulo encauzan la mirada del observador hacia el vértice superior; justamente, este es el punto donde sobresale la bandera francesa. Conceptualmente, los elementos clave para comprender la alegoría son los personajes que representan la libertad y el pueblo.

Delacroix pinta miembros de diferentes grupos de la sociedad francesa, identificados por su vestimenta, y que marcharon bajo el liderazgo de la libertad. Dicho liderazgo está representado por una mujer con la parte superior de su vestido rasgada, dejando al descubierto sus senos. Lleva un gorro frigio, símbolo de la libertad, sostiene una bandera tricolor francesa en la mano derecha y en la izquierda, una bayoneta. Delacroix actualizó para ese siglo la alegórica figura.

Esta mujer no es una diosa poseída por el orgullo, no; es una mujer de ese momento en Francia, que se instaura en el corazón del pueblo francés. De esta manera, Delacroix le deja al mundo una imagen apasionante, poderosa e independiente que abre camino sobre los caídos y guía al pueblo hacia la victoria. Una mujer que batalla por la Libertad.

Hace unos días, vi unas imágenes que me trajeron a la mente el cuadro de Delacroix y decidí escribir este artículo. Esa imagen responde al contexto de 194 años más tarde, 2024.  ¡Una mujer, con unos pantalones vaqueros, usados por todos los grupos sociales de Venezuela, era sostenida prácticamente en el aire por sus acompañantes!  Ella blandía un micrófono, no un arma, como Marianne; el micrófono es un símbolo de libertad de expresión; ondeaba la bandera tricolor de Venezuela; se resbalaba sobre unos equipos de sonido que nada tienen que ver con barricadas, abajo, los brazos del pueblo le garantizaban que, si caía, ellos la sostendrían, la atajarían. Esa mujer también ha calado en el corazón de un pueblo que lucha por su Libertad. No se oyen gritos de «tenemos hambre», que sí la hay; no se oyen gritos de venganzas, se oye «Libertad».

Y, como aquella Marianne se ha convertido en el símbolo de un país, de una República que lucha por recuperar la Democracia, abrir las puertas a los hijos que se fueron. Esa mujer representa a la madre que, al igual que Marianne, cuida de los hijos de la República. Esa mujer, junto a millones de mujeres venezolanas, está pariendo a Venezuela y las manos de millones de compañeros la sostienen. Esa mujer quiere devolverle la dignidad a Venezuela.

Esa mujer, María Corina Machado, es La Libertad guiando al pueblo venezolano

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