Por Oriana Rivas en Panampost

Así como el grupo terrorista ha logrado presencia en la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay, actualmente parece estar aplicando el mismo modus operandi entre Venezuela, Colombia y Panamá con un esquema de lavado de dinero basado en el comercio, advierte el Centro para una Sociedad Libre y Segura

En el año 2018, el Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó una lista de cinco grupos criminales a los que llamó “las principales amenazas del crimen organizado transnacional”. Allí se incluyó a Hezbolá, creado en el Líbano y señalado por tener presencia en más de 60 países de todo el mundo. Se le atribuyen decenas de atentados terroristas, incluyendo América Latina.

Pero las actividades de Hezbolá no se limitan a ataques directos. También dirige redes de narcotráfico y lavado de dinero que terminan sirviendo para ganar influencia en el extranjero y garantizar ingresos por millones de dólares. Numerosas investigaciones dan cuenta de eso.

Es así como el grupo terrorista ha logrado presencia en la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay desde la década de 1970. Sin embargo, actualmente parece estar aplicando el mismo modus operandi en el Caribe. Entre la ciudad de Punto Fijo en Venezuela, el municipio Maicao en Colombia y la provincia de Colón en Panamá. A esa conclusión llegó el Centro para una Sociedad Libre y Segura (Center for a Secure Free Society, SFS).

Venezuela, plataforma para el crimen

El argumento sobre la presencia de Hezbolá en el Caribe es válido, considerando los múltiples hallazgos alrededor de las relaciones de la dictadura de Nicolás Maduro con grupos terroristas extranjeros. El meollo está en que el chavismo es la principal plataforma para la influencia criminal extranjera al resto de América Latina.

En junio de 2019 se hablaba de cómo funcionaba su base de operaciones en Venezuela. En octubre pasado, salió a la luz que Maduro escondía personas de esta red criminal en la isla de Margarita. En febrero pasado, el ministerio de Defensa de Israel descubrió un contrabando de oro entre Irán y Venezuela, el cual serviría para financiar las actividades de Hezbolá.

“Cuando vamos a la zona de la triple frontera, lo que vemos es un modelo que ahora se está replicando en otras partes de la región. El que tiene tres diferentes ciudades, con tres diferentes idiomas y tres distintas monedas pero en un espacio geográfico muy pequeño. Y lo que se ve, es la capacidad de usar registros corporativos coincidentes. Por lo que empresas tienen registros en diferentes jurisdicciones, múltiples nacionalidades (e individuos con varios pasaportes) y una zona de libre comercio”, explicó el director ejecutivo del SFS, Joseph Humire.

Cuando se combinan todos estos factores, se convierten en una mina de oro para actores ilícitos.

Terrorismo en aguas del Caribe

“Lo que vemos es que en Venezuela es que han comenzado a apoderarse de industrias específicas y a involucrarse en un sólido lavado de dinero basado en el comercio”, explicó el experto durante el reciente Foro Parlamentario de Inteligencia y Seguridad en el Parlatino.

A todas estas, hay una diferencia fundamental entre la Triple Frontera sudamericana y lo que Hezbolá está haciendo para extenderse hacia Centroamérica: las aguas del Caribe. Es decir, ya nos se habla de límites terrestres, sino de una zona marítima transfronteriza entre Venezuela, Colombia y Panamá. El plan es tan complejo como alarmante.

Así como hicieron en el pasado la mafia italiana o la irlandesa, Hezbolá también adoptó la tendencia de infiltrarse en la diáspora libanesa. “Todavía tienen múltiples nacionalidades, tres monedas diferentes. Por lo que tienen la capacidad de manipular el cambio de divisas. Pero ahora tienen dos ventajas adicionales: una es obvia, que está en el agua, pero la segunda es que ahora tiene un centro en un país dolarizado y eso para fines de lavado de dinero es ventajoso en el crimen organizado”, agregó Humire.

No es más que un rompecabezas de influencias geopolíticas. Eso explicaría por qué buques de guerra iraníes —cuyo régimen es amigo de Hezbolá— transitan sin problemas y por primera vez en aguas del hemisferio occidental. En enero de este año detonó el escándalo por el paso de los barcos Makran y Dena hacia el Canal de Panamá.