Vía 14ymedio
Magela, una habanera de 28 años, tenía que volar a Santiago de Chile el próximo 7 de julio vía Buenos Aires, un viaje de reunificación largamente esperado y con una pandemia de por medio. Pero su vuelo hasta Argentina era en una nave de la venezolana Estelar rentada por Cubana de Aviación, unos trayectos que ahora están en suspenso y que dejaron a más de 200 argentinos varados en Cuba la pasada semana.
Por ahora, no hay vuelos de Cubana entre La Habana y Buenos Aires y no hay expectativas de retomarlos, según confirmó a este diario una empleada de la aerolínea estatal.
«Me costó mucho trabajo conseguir ese boleto, mi familia pagó más de 1.200 dólares y ahora ni vuelo ni respuesta», lamenta Magela, una cubana con una madre nacionalizada chilena que lleva años intentando llevar a su hija a Valparaíso.
Desde que comenzó el trámite, la familia de Magela ha debido sortear enormes obstáculos. La crisis del covid y la suspensión de los servicios consulares, el alto costo de los boletos desde la Isla, la exigencia de una visa de tránsito y, ahora, la retención de una nave, con tripulación venezolana-iraní, en Argentina desde el pasado 8 de junio, que ha generando un conflicto entre Caracas y Buenos Aires.
«Me han reintegrado el dinero pero es que los dólares son solo una parte, yo tenía todo planificado para volar en la primera semana de julio y ahora no sé cómo voy a poder salir en esas fechas»
El país sudamericano no acepta vuelos de la aeronave, que operaba con el código CU-361 y en la que tenían que regresar turistas que se han acumulado después de la cancelación de al menos cuatro salidas desde La Habana, pero el daño también llega a los cubanos que planeaban salir en uno de esos trayectos.
«Me han reintegrado el dinero pero es que los dólares son solo una parte, yo tenía todo planificado para volar en la primera semana de julio y ahora no sé cómo voy a poder salir en esas fechas», lamenta Magela, para la que ahora es un quebradero de cabeza poder encontrar algún vuelo.
Panamá, República Dominicana y Argentina son las variables que maneja Magela, pero los cupos son limitados debido a la alta demanda creada por el éxodo sin precedentes que está viviendo la Isla. Con más de 140.000 cubanos que en los últimos ocho meses han llegado a Estados Unidos, casi todos por vía terrestre después de tomar un vuelo a Nicaragua, las aerolíneas se ven superadas por los pedidos de boletos.
«No podemos hacer nada más. Le recomendamos que investigue en otras compañías», respondía de manera tajante pero sin muchos detalles una voz femenina que –tras decenas de intentos de comunicar– alertaba este lunes vía telefónica a los clientes que llamaban para preguntar.
«Parece poca cosa si se compara con los turistas argentinos que se han quedado aquí y no pueden salir, así que casi nadie habla de los cubanos. Pero esta es mi vida que la tengo en pausa desde hace al menos dos años desde que comenzó la pandemia. Mi madre se ha gastado miles de dólares y yo sigo aquí», se queja Magela.
Otros han optado por redireccionar la ruta hacia su destino. «Me dijeron que puedo hacer el tránsito por República Dominicana, así que eso es lo que voy a hacer», detalla Néstor, otro cubano que vuela a Chile con una visa que le permitirá casarse con su novia residente en esa ciudad.
«Esta era una opción tan buena que ya sabíamos que no iba a durar mucho». Mientras otros países de tránsito, como Panamá y Colombia, endurecen sus normativas para el arribo de cubanos, la aerolínea estatal, con aviones de Estelar, ofrecía un trayecto sin grandes complicaciones para los residentes en la Isla. Pero lo que parecía seguro y fácil se ha complicado.
Un problema añadido, que se une al bloqueo de las naves de Estelar en Argentina, es la imposibilidad que tienen los cubanos para adquirir boletos en las páginas de venta, por carecer de tarjetas Visa o Mastercard.
«Además de nuevos informes del FBI, la justicia también busca reconstruir sus itinerarios previos al arribo a nuestro país, para determinar el verdadero motivo de su viaje»
La polémica comenzó hace dos semanas cuando otro avión, procedente de la ciudad mexicana de Querétaro, previa escala en Venezuela y con destino al aeropuerto internacional de Ezeiza, despegó para ir a Uruguay a cargar combustible y tuvo que regresar porque Montevideo le negó el aterrizaje.
La decisión de Uruguay llevó a las autoridades argentinas a revisar la carga: la aeronave traía repuestos automóviles desde México, pero lo alarmante era la tripulación, inusualmente numerosa para un avión de carga: 14 venezolanos y cinco iraníes.
Propiedad de la empresa iraní Mahan Air hasta enero pasado, el avión pertenece a Emtrasur, filial del Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa), firmas sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Ahora, la Justicia argentina investiga posibles vínculos de la tripulación con el terrorismo internacional, ya que uno de sus integrantes, Gholamreza Gashemi, tiene el mismo nombre que un miembro de la Fuerza Quds, acusada de estar detrás del atentado contra un centro israelí en Buenos Aires, en 1994, con un saldo de 85 muertos y 300 heridos.
Este lunes el diario argentino Clarín publicó que el piloto iraní bajo investigación había realizado en el último año y medio «al menos 13 viajes desde Irán a Venezuela, muchos de ellos antes del presunto acuerdo comercial de Mahan Air con la firma aérea del Gobierno de Nicolás Maduro».
Para esos viajes, continúa la nota, «tripuló aviones de carga bajo la bandera de Conviasa, la estatal venezolana que habría incorporado a su flota el Boeing 747 a Mahan Air que permanece secuestrado por orden del juez Federico Villena. Además de nuevos informes del FBI, la justicia también busca reconstruir sus itinerarios previos al arribo a nuestro país, para determinar el verdadero motivo de su viaje».