Por Eduardo Martínez en EastwebSide

En tanto María Corina sigue la ruta electoral, el régimen se empeña en profundizar tácticas represivas. No busca votos, ni promueve su candidato. Simplemente trata de impedir que la mayoría opositora no pueda presentar su candidata unitaria, o cualquier otro que -ante una contingencia-  pueda sustituirle.

Lo más grave de esta razzia es que se impide que el electorado pueda escoger libremente el próximo presidente de Venezuela. Lo que convierte la estrategia gubernamental en una clara violación de los derechos humanos (DDHH): el derecho de elegir libremente.

Sin embargo, estos actos represivos tienen otras consecuencias. Entre ellas, el que venezolanos -en su uso de sus derechos políticos-  sean encarcelados bajo supuestos inescrupulosos, en condiciones vejatorias de su dignidad humana, y colocados en un Gulag judicial donde no funcionan los relojes.

Ayer miércoles soltaron de nuevo los perros, colocándole los ganchos a dos prominentes dirigentes que acompañan a María Corina, y emitiendo órdenes de captura contra otros siete. Es un rebanado con el cual se trata de reducir la operatividad de su candidatura, por una parte, y de inyectar terror y temor, por la otra.

Esta última acción, es una muestra de la incapacidad de dirección de quienes han gobernado Venezuela en los últimos 25 años. Tanto por los resultados, como por la tácticas que utilizan. Algo fácilmente demostrable.

La comparación

Cuando el candidato del gobierno se va de gira a alguna parte del país, generalmente en espacios cerrados, el aparato partidista acciona sus comisarios para obligar al gran funcionariado público a asistir a estos actos. Se les convoca, se les amenaza con perder sus puestos de trabajo si no asisten, para finalmente transportarlos en autobuses al sitio indicado. En ocasiones, pareciera haber más autobuses que gente.

El candidato a la re elección, llega generalmente custodiado por una gran caravana de camionetas; y, si es en una lugar alejado de Caracas, transportado en un avión oficial.

En el caso de María Corina, el régimen le impide que aborde vuelos comerciales o privados; y acosa, por lo general, a propietarios de espacios cerrados para que no faciliten los espacios. Todo esto ha obligado a que la candidata unitaria haya debido ingeniarse para realizar sus encuentros en calles, plazas y avenidas.

En cuanto a los electores que van a sus encuentros, solo con el anuncio que va a estar en esos lugares llegan por sus propios medios. No es necesario notificarles ni amenazarles.

El secreto de los actos de Marìa Corina, es la espontaneidad de los que asisten, está a la vista: el cansancio de la gente de estar gobernados por un régimen que “solos se ve su ombligo”.

Para explicarlo más extremadamente de otra manera, se puede decir que algún genio, de esos que usufructuan los privilegios del gobierno, se haya acercado para aconsejar con un viejo dicho: “muerto el perro, se acaba la rabia”. Crasso error de percepción de la realidad.

En estas elecciones del 2024, quienes tienen la rabia son los venezolanos. No se debe ignorar que cerca del 80% de los venezolanos rechazan al régimen de Maduro y quieren un cambio. ¿Van a reprimirlos a todos?

PD“Una razia o razzia (del francés razzia ‘incursión’, y este del árabe argelino ?aziya (?????), ‘algara’) es un término usado para referirse a un ataque sorpresa contra un asentamiento enemigo. Aunque principalmente buscaba la obtención de botín, históricamente los objetivos de una razia han sido diversos: la captura de esclavos, la limpieza étnica o religiosa, la expansión del territorio y la intimidación del enemigo”, Wikipedia dixit.

Fotografía: Momento de la detención de Dignora Hernández, Cortesía de monitoreados.com