Vía REL

El arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, presidente de la conferencia episcopal estadounidense, y arzobispo de Baltimore, William Lori, presidente del comité provida del episcopado norteamericano, han sido de los primeros en celebrar este viernes la sentencia del Tribunal Supremo que pone fin al aborto como un derecho constitucional.

En un comunicado, hablan de un «dia histórico» que «conmueve nuestros pensamientos, emociones y oraciones»: «Durante casi cincuenta años, Estados Unidos ha impuesto una ley injusta que permite a unos decidir si otros pueden vivir o no. El resultado de esta política ha sido la muerte de decenas de millones de niños no nacidos, generaciones a quienes se ha negado el derecho a nacer».

La sentencia Roe vs Wade de 1973, afirman, «legalizó y normalizó quitar la vida humana inocente»: «Agradecemos a Dios que hoy el Tribunal haya anulado esa decisión».

Dado que serán ahora los legisladores de cada estado los que regularén el aborto, los obispos elevan una oración «para que nuestros representantes promulguen leyes y hagan políticas que promuevan y protejan a los más vulnerables«.

Agradecimiento al movimiento provida

El comunicado de los obispos tiene un recuerdo para «todos aquellos a quienes se quitó la vida desde 1973. Lamentamos su pérdida y confiamos sus almas a Dios, quien las amó desde la eternidad y las amará por toda la eternidad». También, en referencia al síndrome post-aborto o al sentimiento de culpa, el texto menciona a las mujeres y hombres «que han sufrido por el aborto»: «Rezamos por su sanación y les aseguramos nuestra compasión y apoyo continuos. Como Iglesia hemos de servir a quienes afrontan embarazos difíciles y rodearlos de amor».

Los obispos no mencionan el papel decisivo de Donald Trump en conformar una mayoría provida en el Tribunal Supremo que habría sido exactamente inversa si la ganadora de las eleccionses presidenciales en 2016 hubiese sido Hillary Clinton, cuya campaña fue generosamente financiada por Planned Parenthood. Pero sí dan las gracias al movimiento provida por su generosa persistencia en la lucha por los no nacidos.

«La decisión de hoy es fruto de las oraciones, los sacrificios y la lucha de innumerables americanos de a pie», afirman: «A lo largo de estos largos años, millones de nuestros conciudadanos han trabajado en paz para formar y convencer a sus vecinos sobre la injusticia del aborto, para ofrecer ayuda y consejo a las mujeres y para trabajar en alternativas al aborto, entre ellas la adopción, la acogida y las políticas públicas de apoyo a la familia. Compartimos hoy su alegría y les estamos agradecidos«.

También sitúan al movimiento provida en la línea histórica del movimiento contra la esclavitud o el movimiento por los derechos civiles, pues afirman que «merece ser contado entre los grandes movimientos por el cambio social y los derechos civiles en la historia de nuestra nación».

Finalmente, los obispos dicen que ha llegado el momento de «sanar heridas y reparar las divisiones sociales»: «Es tiempo para la reflexión racional y el diálogo civil y para trabajar juntos en construir una sociedad y una economía que apoyen a los matrimonios y a las familias, y donde toda mujer tenga el apoyo y los recursos que necesita para traer su hijo al mundo con amor».