Vía El Economista

Un «queso realmente refinado y artesanal»

El queso es uno de los productos alimenticios más valorados por su sabor, su olor o por su gran variedad de tipos. Los World Cheese Awards, celebrados en Gales, han escogido el mejor de este año entre 4.434 productos de 42 países diferentes.

En Reino Unido, 250 jueces han tenido la encomiable labor de decidir cuál de todos los tipos que se habían presentado al certamen, era el que merecía el galardón del mejor queso del mundo 2022. Después de olfatear, masticar y pinchar estos productos lácteos, redujeron a 98, luego a 16 finalistas y finalmente decidieron que el ganador de este año era el Surchoix de Le Gruyère AOP. El nuevo campeón ha quitado el puesto al que hasta hace nada mejor queso del mundo, el español Olavidia, de la quesería artesanal Quesos y Besos, de Jaén.

Le Gruyère Surchoix está fabricado por el quesero suizo Urs Leuenberger en su quesería Vorderfultigen ubicada en la montaña, algo que se nota en su sabor, al igual que el pasto verde que comen las vacas. Su afinador, Gourmino, responsable del envejecimiento de este queso, lo describe como unas «delicadas flores de montaña y maravillosas hierbas alpinas típicas de la región».

El gruyere seleccionado es un queso madurado, ligeramente desmenuzable y elaborado con leche cruda de vaca. Los jueces describieron el Surchoix de Le Gruyère AOP, presentado por el fabricante de quesos suizo Vorderfultigen y el afinador Gourmino, como un «queso realmente refinado y artesanal», que se funde en la lengua y posee notas de hierbas, frutas y cuero, «un queso con mucho sabor y bouquet». Algún otro ha dicho que en su sabor se notan «desde las hierbas de la montaña hasta el afrutado y el tostado» y han realzado sus «notas a fruta de hueso, jamón cocido, castañas y vainilla». En el top dos ha quedado el Gorgonzola Dolce DOP, un queso azul suave y mantecoso elaborado por De’ Magi de Italia.

A la competición se han presentado tipos muy diferentes y muy variados, desde quesos azules, de tipo medallón o cremosos, hasta tablas de cheddar. Se podían encontrar quesos con forma de gorro de bruja, o de flores, envueltos en hojas de ortiga o cubiertos de ceniza, prácticamente de cualquier forma que se pueda imaginar. Aunque también había algunos más sencillos y simples, se podían ver uno que parecía que había sido pintado por un artista expresionista.