Un reemplazo sintético del corazón es una de las aspiraciones más anheladas de la medicina moderna y hace 38 años, un 19 de diciembre de 1985 se dio el primer paso.

Por: Morfema Press / Deep Politics

El beneficio obvio de un corazón artificial funcional sería reducir la necesidad de trasplantes de corazón, ya que la demanda para donantes de corazones siempre es mayor que la oferta, situación que sucede con todos los órganos.

Mary Lund, de 40 años de edad, se convirtió en la primera mujer del mundo en recibir un corazón artificial Jarvik VII, desarrollado por el científico y médico estadounidense Robert Jarvik.

Con él, pudo vivir durante seis semanas hasta que se encontró un donante, una mujer de 14 años fallecida en accidente de tráfico.

Jarvik VII fue desarrollado por Robert Jarvik y Willem Johan Kolff, sobre la idea original del ventrílocuo y actor Paul Winchell, quien solicitó la patente en 1956, se le otorgó en 1963, y luego la donó a la ciencia.

Este pequeño aparato presentaba un recubrimiento interno, que favorecía la adherencia de la sangre y la protección de las paredes internas con tejido vivo.

Si bien el corazón es conceptualmente simple (en su esquema más básico es un músculo que funciona como una bomba), posee una serie de características intrínsecas que hacen muy complejo su emulación mediante materiales sintéticos y fuentes de suministro de energía.

Estas dificultades dan lugar a una serie de consecuencias que pueden complicar la implantación de un corazón artificial.

Algunas complicaciones incluyen el rechazo del trasplante, debido a que el organismo detecta la presencia de un cuerpo extraño, la necesidad de tomar anticoagulantes de forma permanente, y la necesidad de utilizar baterías externas que limitan la movilidad del paciente a horas o días.