Especial morfema.press
Cuando por equivocaciones, errores o confusiones se cae en el delito y por ende en la cárcel, es mucho el tiempo disponible para pensar y reflexionar. Los errores enseñan, de ellos se aprende.
Una vez dijo un expresidiario, al respecto: “Lo que está mal, está mal y hay que pagar por ello con la pérdida de la libertad. Y no es solo no poder salir a la calle o estar confinado a un pequeño cuarto con barrotes. Es que tu familia y amigos pierdan la confianza en ti, pero, sobre todo, que uno la pierda en si mismo… Con el tiempo aprendí que, para recuperar los afectos y el valimiento, al salir no podía caer de nuevo, nunca más. Volver a la calle es un reto a la esperanza…por eso, en el fondo, da miedo”.
La historia de Don Josué Alvarado
El relato de este salvadoreño de origen popular está repleto de inicios, interrupciones y nuevos comienzos. A Josué la fe le tocó desde muy joven, y esa fe ha sido el motor de cada volver a comenzar, como cuando tuvo que salir de su tierra a un exilio forzado a los Estados Unidos.
Con los conocimientos que tenía del trabajo de la tierra y la comercialización de los productos típicos salvadoreños decidió emprender en un país que le era ajeno, pero donde había una inmensa colonia de “paisanos” que pensó, estarían felices de tener en sus mesas esos platos, esos sabores que les acercaban a su tierra natal.
Así lo hizo y nació Río Grande, empresa que luego de décadas de constancia y denodado trabajo se ha expandido por toda América.
Hace casi dos años, Don Josué fue apresado injustamente en El Salvador y enviado al penal la Occidental de Santa Ana. Para su sorpresa, los compañeros de celda le recibieron con calidez, protegiéndolo y ayudándole, sin saber quién era ni de qué se le acusaba.
Una noche -nos cuenta- mientras oraba en silencio, una inspiración divina le iluminó la mente: “Por algo me has puesto aquí Señor y ya entendí para qué. Tanta generosidad de estos reclusos que nada tienen y que están por recobrar su libertad, hay que ayudarles a reinsertarse en la sociedad desempeñando un oficio del cual poder vivir. Ayudar para que no reincidan es un camino de redención”. Desde la cárcel instruyó a sus hijos y hermanos para que hicieran realidad el compromiso. La familia Alvarado comenzó a motorizar la iniciativa a través del propio ministerio familiar y en alianza con Federico Velasco y un grupo de activistas que habían pasado por algo similar.
Se hicieron oficios y aportes… se comenzó a gestionar qué hacer y cómo hacerlo. Así que con la misma fe que décadas atrás se había reinventado en los Estados Unidos, Josué se dijo a sí mismo: “Lo que yo sé hacer es emprender, así que los voy a enseñar a pescar”.
Un día recibe en la prisión a un amigo venezolano quien también ha tenido que reinventarse en el exilio, Vladimir Petit, especialista en liderazgo y emprendimiento. Don Josué le cuenta del sueño que le ronda en la cabeza. Tras asistir a un oficio religioso en otro penal en el que participaron unas 500 reclusas, para Petit quedaba clara la idea: enseñarles a los procesados a punto de libertad, el camino a su propio autoempleo.
Así nace el Proyecto Emprendedores Río Grande.
La familia al mando
Hoy, gracias a la férrea decisión de la familia Alvarado con Melissa y Fernando, dos de los hijos al mando, la participación entusiasta de los Pastores David y Federico y sus voluntarios, así como del IUGT Internacional, ya se cuenta con cerca de 600 egresados del programa. La meta este año es alcanzar los 1.000, pero además y con un toque que parece venido de arriba, organismos internacionales y gobiernos de otros países han expresado su deseo de participar en el mismo proyecto desde este mismo 2023. Se preparan para pronto dar noticias en ese sentido.
Don Josué hoy está libre y es el principal motor de este programa que tiene como lema ¨cambiamos vidas para siempre¨ y que tiene como invitación a cada cursante: ¨te toca cumplir con Dios, tu familia, El Salvador y contigo mismo¨.
El miedo a salir a la calle de nuevo se ha disipado en muchos, lo que se siente es esperanza y compromiso por hacer ahora las cosas bien. Sin duda que este Proyecto Emprendedores Río Grande ¡cambia vidas para siempre! Y por eso hemos querido rendir este reconocimiento a una iniciativa que en morfema.press aplaudimos por necesaria, genial y hermosa.
¡Ojalá se pudiera hacer en Venezuela!