Entre los múltiples errores trágicos que han cometido los chavistas en PDVSA, los cuales han causado la destrucción de la empresa, se encuentra el de confundir, por ignorancia o por cinismo populista, los roles que deben desempeñar los diferentes grupos de empleados dentro de la empresa.. Una empresa se construye en base a cinco factores casi igualmente importantes: la gerencia, los técnicos, los trabajadores, la tecnología y el capital. Tres de esos factores tienen que ver con el recurso humano, cada uno en su campo. Son grupos que no son intercambiables. Un geofísico no es intercambiable con un economista, ni un geólogo con un soldador, ni un perforador con un planificador. El presidente de la empresa no sabría cómo descargar un tanquero en puerto pero el marinero no posee la visión de helicóptero requerida para ser presidente de la empresa.
Esto no debería ser algo nuevo o sorprendente para quienes quieran manejar una empresa exitosa. Es algo que hasta quienes carecen de educación básica pueden comprender, ya que es una cuestión de sentido común. Sin embargo, quienes han tendido en las manos el destino de PDVSA en los pasados 20 años no lo han sabido, ni Ciavaldini, ni Ali Rodríguez, ni Gastón Parra, ni Rafael Ramírez, ni Asdrúbal Chávez, ni Manuel Quevedo, ni Tareck El Aissami, ni lo sabe el más reciente ignorante, Pedro Tellechea.
El codicioso Ramírez convirtió a PDVSA en empresa “social”, importadora de comida podrida, decía que PDVSA no tenía por qué dar ganancias, “nacionalizó” al revés la Faja del Orinoco, entregando el 40% de la propiedad de sus recursos a quienes eran previamente contratistas y dio un discurso en el cual decía que todos los gerentes debían ser rojitos o saldrían a carajazos. Del Pino convirtió el proceso de planificación de la empresa en una piñata en la cual 90.000 trabajadores hicieron sus “contribuciones” pero nadie cargaba la tubería o limpiaba la refinería. Quevedo llamó a sus amigotes de la Fuerza Armada para que formaran una empresa llamada CAMIMPEG, intermediaria entre PDVSA y quienes sabían hacer los trabajos, la cual se limitaba a cobrar una comisión.
Todos, a su manera, se dedicaron a permitir el robo de los dineros de la nación.
Tellechea repite una y otra vez que la empresa está en manos de la clase trabajadora. PDVSA vive en un perenne carnaval, con los trabajadores disfrazados de gerentes y planificadores. Mantiene una obsesión populista en este sentido y nunca habla de capital, o de tecnología o de gerencia, solo habla de la clase trabajadora, pues repite una y otra vez que la empresa está saliendo adelante gracias a la clase trabajadora.
La PDVSA que existió durante la etapa democrática, 1976-1998, tuvo algunos problemas pero nunca descuidó la formación del recurso humano requerido, desde el cargador de tubos hasta los ejecutivos. Un gerente se formaba en base a un proceso de entrenamiento progresivo y de evaluación constante. Se sabía distinguir entre quienes tenía talento para especializarse y quien tenía talento para ser un gerente y se le daba a cada quien el tratamiento acorde a esas inclinaciones naturales. La formación del recurso duraba entre 10 y 12 años, no se improvisaba. En cambio esta gente del chavismo que ha arruinado a la empresa no tiene idea de cómo se forma el recurso humano. Visten a los sumisos trabajadores como si fueran un equipo de softbol llevándolos a participar en eventos políticos, como comparsa de la “revolución”. Por ello, la producción ha bajado de 3 millones de barriles diarios a unos 750.000 barriles diarios y PDVSA no es la empresa que los produce sino empresas extranjeras como la Chevron. A pesar de que cacarean el nacionalismo petrolero nunca antes había PDVSA dependido tanto para su declinante producción de las pocas empresas extranjeras que aún operan en el país.
SE SUSCRIBEN NUEVOS CONTRATOS CON EMPRESAS PIRATAS SIN CAPITAL, SIN TECNOLOGÍA, SIN GERENCIA IDÓNEA
PDVSA es una insípida comedia en manos de Tellechea. Los nuevos contratos con “empresas extranjeras importantes” anunciados por Maduro son simples cartas de intención, como la suscrita con Shell para un proyecto de gas con Trinidad, el cual está en suspenso, o conversaciones preliminares con “millonarios tejanos” o con empresas piratas sin capital o tecnología.
El cacareado contrato con la empresa mixta RORAIMA, ver twitters de Tellechea sobre este nuevo fraude, se ha hecho con una empresita de servuicios petroleros llamada Servicios Petroleros Cavallino, manejada por un extrabajador de PDVSA llamado Carlos Enrique Abreu. Esta es una empresa que ya había firmado contratos de servicio con PDVSA hace unos seis años, cuando Maduro firmó contratos con un grupito de empresas piratas: Petrokariña, Enfriadores de Venezuela C.A., Consorcio Rinoca Centauro Kariña, Well Services Cavallino y Consorcio Petrolero Tomoporo, ver: https://www.vozdeamerica.com/amp/venezuela-regresa-a-acuerdos-petroleros-de-incentivos-de-la-%C3%A9poca-de-ch%C3%A1vez/4565915.html.
Esta mala costumbre comenzó con Hugo Chávez y Rafael Ramírez Carreño y nunca ha desaparecido. Es un fraude porque da a entneder que tales empresas poseen los recursos necesarios para hacer un aporte efectivo a la industria petrolera nacional cuando en realidad son parásitos de PDVSA. En particular, esta empresa que ahora firma un contrato nuevo con Tellechea, bajo el nuevo nombre de Empresa Mixta RORAIMA, fue despedida por PDVSA hace unos cseis años por no haber cumplido con su trabajo, ver:
Ver detalles en: https://curadas.com/2021/12/02/impagos-del-koki-de-pdvsa-acaban-con-la-industria-petrolera/
TARECK EL AISSAMI MANEJABA GRANDES FRAUDES EN PDVSA. TELLECHEA MANEJA PEQUEÑOS FRAUDES. LOS DOS SON DESTRUCTORES.
La PDVSA de Tellechea tiene solo uno de los cinco factores que integran una verdadera empresa. Le faltan los técnicos, los gerentes, la tecnología y el capital. Es una empresa que pretende mantenerse en una sola pata pero solo engaña a los mismos trabajadores, al darles un papel para el cual no han sido entrenados, contrata con empresitas piratas formada por gente allegada a los directivos y continúa en su camino hacia la total irrelevancia petrolera.