Vía El Colombiano
Un exasesor de la senadora había dicho que Córdoba indicaba a quién liberar y a quién no de acuerdo con la relevancia política.
Ingrid Betancourt y Piedad Córdoba estuvieron relacionadas muchos años de manera indirecta. Betancourt estaba secuestrada por la extinta guerrilla de las Farc y Córdoba fue designada en varias ocasiones para mediar entre ese grupo y el Gobierno.
La tarea de la senadora era clave: dialogar, mediar y servir como puente entre el Gobierno de Colombia y las Farc para liberar secuestrados e ir tejiendo lazos de paz.
Por esa misión, Córdoba tenía reuniones constantes con miembros del secretariado, del Gobierno y hasta del Gobierno de Venezuela para ayudar a liberar más y más secuestrados.
Sin embargo, su participación se vio empañada por dos graves señalamientos. El primero fue en 2010, cuando el nombre de Córdoba apareció, supuestamente, en los computadores del comandante guerrillero Raúl Reyes.
Según esas denuncias, Córdoba guiaba a las Farc sobre cómo presentar a los secuestrados para no generar mala percepción ante la opinión pública. Entre esas recomendaciones, por ejemplo, habría sugerido que era mejor dejar de enviar videos en los que se vieran las cadenas y los grados de desnutrición.
“Me parece muy importante que pienses en no enviar videos, sino grabaciones de voz de los retenidos, que eso nos da otro aire importante en este proceso”, se leyó en una de las pruebas contra Córdoba.
El otro escándalo fue por cuenta de su exasesor político Andrés Vásquez, quien la señaló de colaborar con las Farc y negociar con el dolor de los secuestrados. Según dijo Vásquez ante la Corte Suprema, la exsenadora se habría extralimitado en esas funciones y habría empezado a sugerirle a las entonces guerrilla de las Farc cómo actuar y a qué secuestrados liberar primero o después dependiendo de su relevancia política.
En medio de esos señalamientos, por ejemplo, se dijo que Piedad había retrasado la liberación de Ingrid Betancourt consciente de la capacidad de negociación que le otorgaba a la guerrilla una política tan importante como ella.
Fruto de esas acusaciones, y de sus supuestas visitas al pabellón de extraditables de La Picota, fue que el presidente Gustavo Petro la apartó de su campaña y su círculo más cercano.
Por todo eso, Betancourt había insinuado en varias ocasiones que Piedad era responsable de que las Farc no la liberaran antes y, por eso, la opinión pública y los medios estaban expectantes a su reacción tras la muerte de la senadora.
Pese a sus críticas en el pasado, su comentario de hoy fue en un tono tranquilo. “Murió Piedad Córdoba. ¿De qué le sirvió haber hecho tanto daño? A algunos nos queda la incógnita de su muerte y la tarea de perdonar”, dijo.
Por ahora, los señalamientos contra Córdoba no han sido verificados por la justicia. Sobre los correos de Raúl Reyes, el Consejo de Estado desestimó las pruebas alegando, entre otras cosas, que el material probatorio perdió la cadena de custodia y que pudo haber alteraciones.