Por Sylvia Westall en Bloomberg

Horas después de que despidió ayer a su ministro de defensa por pedir que se detuvieran los planes del gobierno para reformar el sistema judicial, se enfrentó a una noche de furiosas protestas callejeras que incluso llegaron cerca de su casa.

Ahora el principal sindicato del país inició una huelga laboral que interrumpió las salidas del aeropuerto internacional. El presidente Isaac Herzog pidió a Netanyahu que detuviera la legislación “por el bien de la unidad del pueblo de Israel”.

Los planes y el alboroto en torno a ellos han inquietado a los inversores que se han resistido durante mucho tiempo a las turbulencias. Los mercados locales y el shekel han estado oscilando entre pérdidas y ganancias, ya que el camino de los cambios legales sigue sin estar claro, al igual que el futuro de Netanyahu.

Ministros y asesores clave, así como su abogado personal, instaron al primer ministro a detener la renovación, lo que daría a los políticos un papel dominante en la selección de jueces y les permitiría anular la decisión del tribunal superior.

Los ministros de la derecha de su gobierno, que se forjó hace apenas unos meses, amenazan con romper la coalición si lo hace.

Atrapado entre quienes lo ayudaron a regresar al poder y un estallido de ira pública, Netanyahu no enfrenta decisiones fáciles.