Vía Derecha Diario

La privatización de la RAI permite la transición de un sistema centralizado y obsoleto hacia un sistema meritocrático sobre la base del interés del público. Además, apuesta a la privatización del banco Monte dei Paschi, uno de los más importantes del país.

Bajo el Gobierno de la derecha, Italia avanza con su proceso de privatizaciones para reducir el tamaño del Estado y agrandar la participación de la sociedad. Giorgia Meloni concretó la privatización de la televisión pública italiana (RAI por sus siglas en italiano), y de esta manera se separa estructuralmente la televisión comercial del servicio público (destinado únicamente a cadenas nacionales o eventos de relevancia).

Meloni resaltó la necesidad de eliminar la injerencia política-partidaria de la televisión pública (hasta ahora eclipsada por grupos de izquierda), y la “liberación la cultura italiana de un sistema de poder intolerante, en el que no se podía trabajar si no se declaraba parte de un determinado partido político”, según expresó la Primera Ministra.

De esta manera se concreta la segunda gran privatización en lo que va del mandato de Meloni, luego de haber cerrado un trato con la firma alemana Lufthansa para la privatización de Ita Airways, la aerolínea de bandera con pérdidas crónicas. Esta operación implicó una fuerte recapitalización por 325 millones de euros para la empresa italiana.

Pero la más reciente apuesta del oficialismo será la privatización del banco Monte dei Paschi di Siena (MPS), que no solo es uno de los más importantes operando en el país sino que además es el más antiguo de Italia, fundado oficialmente en el año 1472.

Con más de 4,5 millones de clientes en todo el país, 3.000 oficinas, 21.000 empleados y activos por hasta 224,8 billones de euros, la privatización de esta entidad bancaria apunta directamente a afianzar la competitividad del sistema crediticio.

Hasta el año 2009 la totalidad de los accionistas del banco eran privados, siendo el más relevante la Fundación Monte dei Paschi di Siena, la firma JP Morgan y la multinacional francesa AXA, entre otros. Tras el estallido de la gran recesión, el Estado italiano tomó partida aplicando un masivo paquete de rescate y estatizando más de 68% del paquete accionario total.

Así como ocurrió en Estados Unidos, Alemania y otros países, una vez pasada la crisis el Gobierno italiano debió actuar con responsabilidad, retornando a la normalidad y desprendiéndose de los activos que rescató durante la recesión.

En este sentido, Meloni simplemente busca replicar lo que ya debió haber ocurrido en Italia del mismo modo que en otras economías desarrolladas. Un ejemplo de esto fue la re-privatización de General Motors durante la gestión Obama, así como los numerosos bancos que fueron nacionalizados.

De concretarse la venta del MPS, constituirá la operación de privatización más importante en lo que va de la gestión Meloni desde octubre del año pasado. Grecia e Italia se perfilan como las dos economías europeas más proclives a la modernización y la privatización de los servicios públicos.